Actitudes. Escenarios, escenificaciones, actores.

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Empiezo  esta humilde aportación por la conclusión: no hay solución a corto plazo para la crisis en España.  Puede que sea una visión pesimista o quizás sea la visión de un optimista informado.

Los economistas pueden seguir haciendo sesudos análisis del caos económico en el que nos vemos envueltos, su origen, sus  causas y las posibles soluciones, el contexto internacional, las tendencias de las materias primas, la burbuja, la productividad, los chinos, la prima de riesgo y muchas más cosas, todas desde el punto de vista de la economía en estado puro. Supongo que sacan sus conclusiones desarrollando modelos teóricos y elaborando metodologías objetivas de estudio, o como es muy normal decir ahora, diseñando escenarios diversos y tomando el que consideran más creíble. Los actores económicos tomarán sus decisiones en las escenificaciones que decidan (teóricamente) la clase política.  Por cierto, que gracia, las palabras escenario, escenificación, actor. Como si se tratase de un gran teatro en el que se desarrolla una obra ya escrita. Bueno, de hecho parece estarlo, la diseñan gente sin escrúpulos en un piso 53 de la Quinta Avenida, gente que sólo piensa en su lucro personal sin importarle un pimiento nada más. Recuerdo cómo se describe la gestación de la crisis y quiebra de (suponemos) Lehman Brothers en la muy recomendable película “Margin call”.

No puede ser de otro modo, la economía es así, sálvese quien pueda, Darwin en estado puro, el que sobrevive no necesariamente quizás el más fuerte, a largo plazo es el que mejor se adapta a su nicho ecológico.

Pero retomemos el hilo argumental. Ciertamente creo que en economía pasa un poco como en medicina. Los pacientes esperamos siempre del médico que vea nuestra salud como un conjunto, ese famoso dicho que no hay enfermedades sino enfermos.  Y sin embrago la diagnosis en economía, al igual que en medicina se hace la más de las veces desde un punto de vista del especialista en un sector en concreto.

Como no soy economista, me limitaré a poner sobre la mesa un aspecto que desde mi punto de vista ha sido muy descuidado hasta ahora pero que a mí me parece quizás el más importante y es el de las actitudes. Estudiar cuál es la actitud general del país frente a la vida, al trabajo, las relaciones, entendiendo “país” como el conjunto de los ciudadanos, no como algo abstracto. Y ello tiene un componente cultural muy importante que sin duda proviene también del hecho religioso.

Muchas veces me he preguntado por qué los países del norte de Europa están más desarrollados y más “civilizados”. Todos admiramos a los países escandinavos y otros países como Alemania y  Holanda; los aspectos que más nos llaman la atención muchas veces es  el orden, la limpieza, la seriedad, el compromiso. ¿Porqué ellos son así, porqué en Holanda o Austria hay un 4 % de paro y en España andamos por el 26%? ¿Somos los más tontos del pueblo, los más vagos del hemisferio o lo más o menos qué? Porque algo más, o menos, somos. Curiosamente coincide con norte-sur de Europa. ¿Qué es pues lo que nos diferencia, qué aspectos son fundamentales en el nivel de desarrollo económico de los países del norte y del sur?

En este punto es en el que convendría recordar a Max Weber. En su Ensayo  “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” ya puso el énfasis en que los valores derivados de la Reforma promovieron el sistema capitalista, un sistema en el que los valores de responsabilidad, esfuerzo y superación eran fundamentales. El valor de la fe, la salvación por uno mismo y no por el perdón de los pecados en un confesionario.

Se partiría de la bondad del individuo, el individuo es un ser legal lo normal es que todo el mundo cumpla. O del convencimiento moral en una de estas dos cosas: que motu proprio es necesario respetar las normas o, en todo caso, voy a obtener una más que segura sanción.  En definitiva, se confía en el individuo y también en el funcionamiento del sistema.

Al contrario, en el sur de Europa, la filosofía común es la de la trampa, el chanchullo, se presume el pelotazo si se puede, por eso el sistema por ejemplo para abrir un negocio de forma inercial aun parte de que la Administración actuante (que por cierto ya no se sabe muy bien cuál es) debe comprobar previamente a que se haga la actividad si se cumple la normativa. Si no, no se permite. Pero como por otra parte tampoco existe mucho control, si la actividad se hace, tampoco pasa nada, en el peor de los casos una sanción. Véanse los miles de incumplimientos de construcción de edificaciones en suelo no urbanizable. Puede que se llegue a sancionar, pero rarísimamente se llegará a derribar. Se asume el coste de la sanción como un coste más en el peor de los casos.

Repito por ello que estos aspectos no son más que un aspecto parcial más, pero creo que son de suma importancia. Creo que ya puedo afirmar aquí que posiblemente la gran diferencia es la diferencia cultural, estaría en la incidencia que puede llegar a tener la interiorización y subsiguiente respeto de ciertos valores. Veamos algunos de ellos.

I. La ética como pilar del sistema. Dejando al margen los conceptos filosóficos de ética sobre lo que tanto se ha escrito,  hay que tener presente que existen comportamientos socialmente adecuados, inadecuados e indiferentes. No estoy refiriéndome a comportamientos legales o ilegales; muchas veces lo legal no coincide con lo ético (aunque debería). Así pues comportamientos adecuados.  ¿Para qué o para quién? Para la convivencia social, para el mejor y más eficiente logro de los objetivos de bienestar general. Lo importante es, como en el resto de los valores que vamos a indicar, que ese valor ético esté tan íntimamente inserto en las personas que conduzca necesariamente a acciones adecuadas. Evito deliberadamente las palabras bien-mal, aunque también las buenas acciones suelen coincidir con las acciones adecuadas, al menos en lo que el común de los mortales piensa que deben ser los valores.

II. Valor de puntualidad, limpieza, orden, meticulosidad. Las acciones se hacen porque se deben hacer porque el orden así lo exige. Recuerdo una anécdota quizás extrema para un latino pero real. El caso, que conozco de primera mano,  era una persona española que había quedado con una persona alemana en un determinado lugar, en la puerta de una estación ferroviaria. La española se retrasó cuatro minutos y cuando apareció, la alemana ya se había marchado. Al día siguiente la alemana argumentó que si la española no estaba a la hora convenida es que había decidido no ir y vio absolutamente  normal marcharse. Este hecho en España habría sido interpretado como de muy mala educación, se ve normal en Alemania es una falta de respeto a los otros retrasarse siquiera sea un minuto. no a la inversa, es decir el hecho de que uno se retrase diez minutos.

III. Responsabilidad. El ciudadano es responsable desde la perspectiva de las consecuencias de sus actos. Se parte del principio de que la propia  felicidad, éxito o las desgracias son responsabilidades propias. Parten inicialmente de uno  mismo y como regla general no se hace responsable a otros de los propios males. Se es responsable porque se quiere ser feliz y se decide serlo y al mismo tiempo porque se forma parte de una sociedad íntimamente interconectada en la que una pequeña acción aun que sea aislada e ínfima ejerce un efecto mariposa. Lo que implica también que necesariamente haya que recalcar el valor esfuerzo, cuando se está uno formando, cuando se está buscando trabajo y en la realización del trabajo.

IV. Respeto a las normas. Se parte de la necesidad de cumplir normas, tanto jurídicas como sociales y morales, no se cuestiona a cada momento si ésta o aquella norma tiene sentido o no. Lo importante del respeto a la norma no es la vis coactiva sino la interiorización. Se cumple porque existe la norma y porque se tiene asumido que si existe, se debe respetar. Lo que implica necesariamente el respeto a los demás: todos sabemos, previsiblemente, cuál será el comportamiento del otro.

V. Iniciativa. La implicación en la vida social y de la empresa supone que cada individuo aporta lo mejor de sí para que el ente social funcione. Lo que significa también, implicación de la vida social. Decía Mahatma Gandhi que “Casi todo lo que haga será insignificante, pero es importante que o haga”.

En el sur convivimos con una hipertrofia normativa: reales decretos leyes, leyes ordinarias u orgánicas, reglamentos, instrucciones, etc. Son tantas las normas que en ocasiones, de buena fe, lo las aplicamos por desconocimiento. En otras, dolosamente, pensando que no tiene demasiada importancia cumplir o no. Total, quien debe vigilar, tampoco ejerce su obligación desde parámetros de objetividad. Si aparco en doble fila, me multarán quizás pero sólo según el estado de ánimo o las ganas de trabajar del Agente que pasa por delante.

Por todo eso, en mi opinión es de capital importancia que se produzca un cambio moral individual a nivel de todo el país para que las cosas empiecen a ir un poco mejor. Un cambio que no se producirá en dos días, desde luego.

2 Comentarios

  1. Discrepo del planteamiento en cuanto a generalizar determinados valores como propios de un país. Así la puntualidad. Mi familia política (mi marido es vasco) cuenta una anécdota de cuando, trasladados a Málaga, quedaron con varios compañeros de trabajo y sus familias un domingo y tuvieron que esperar una hora en el sitio convenido hasta que empezaron a llegar el resto…Eso no me vale para decir que los malagueños son impuntuales y los vascos no (a mis suegros, mejor no les pregunto)…quizás es verdad que en la educación se priman unos valores frente a otros. Pero ese tipo de generalizaciones es el que acaba haciendo pensar a ciertos países y/o culturas que son superiores a otras. O a los europeos pensándoles superiores a africanos o latinoamericanos. He conocido alemanes u holandeses establecidos en España y no son tan diferentes. Y tienen también sus casos de corrupción. Y muchos españoles emigran y se integranen otros países. Las naciones las forman individuos y cualquier generalización respecto al carácter de esos individuos me resulta desagradable. Existen hechos históricos, económicos y políticos que marcan diferencias entre unos y otros países bastante más «tangibles» y cuya influencia en el desigual impacto (por ahora) de esta crisis es evidente.

  2. Muy buena colaboración. Habiendo trabajado desde 1985 en distintos ayuntamientos españoles me explico perfectamente por qué unos paises son punteros y otros por desgracia no lo somos.

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