¿Pudo acaso el legislador de 1985 llegar a pensar en la situación por la que atraviesa hoy la Administración Local, cuando al regular la materia competencial de esta y redactar el artículo 25 de su Ley de Bases, proclamó en su frontispicio que: El Municipio, para la gestión de sus intereses y en el ámbito de sus competencias, puede promover toda clase de actividades y prestar cuantos servicios públicos contribuyan a satisfacer las necesidades y aspiraciones de la comunidad vecinal?
¿Pensaba acaso en ello, el constituyente de 1978 cuando al redactar el Titulo VIII de la Carta Magna y llenar de contenido sus artículos 140 y 142, hablaba de autonomía para los municipios y suficiencia financiera de las haciendas locales?
Sinceramente, pienso que no.
Desconozco a fondo las razones – aunque las intuyo- que han llevado a las entidades locales a la situación actual de penuria no solo económica, sino también competencial y de gobierno. No me cabe duda que un excesivo miramiento y agasajo del Gobierno Central hacia las Comunidades Autónomas, por mor de su estabilidad política y también por el miedo escénico a ser tildado por alguna de estas de centralista, ha permitido el olvido y abandono de las Entidades Locales, facilitando la fagotización de estas por las Comunidades Autónomas a modo de Gargantúas insaciables y guardianes celosas de unos "privilegios" difíciles de justificar dentro de la configuración constitucional de la autonomía reconocida a las Entidades Locales y de las competencias que por la misma igualmente se les reconocen, y aunque necesitadas de desarrollo legislativo por las Comunidades Autónomas, estas por su propia bisoñez y un grado enorme de autocomplecencia o de "grandeur" no quieren atender, por temor a ver disminuido su notable poder de influencia sobre los núcleos primarios de decisión política, los municipios, relegando estos al papel de meros ejecutores o nuncios de sus políticas educativas, sociales, de fomento…., pues son conocedoras de la mayor cercanía de los Ayuntamientos con sus vecinos al poder estos atender mejor que aquellas "…las necesidades y aspiraciones de la comunidad vecinal." como asimismo para un mejor desarrollo de la autonomía de gobierno que desde el espacio de la subsidiariedad contempla la Carta Europea de Autonomía Local, cuando dice: Por autonomía local se entiende el derecho y la capacidad efectiva de las Entidades locales de ordenar y gestionar una parte importante de los asuntos públicos, en el marco de la Ley, bajo su propia responsabilidad y en beneficio de sus habitantes.(art. 3.1) y que "El ejercicio de las competencias públicas debe, de modo general, incumbir preferentemente a las autoridades más cercanas a los ciudadanos. La atribución de una competencia a otra autoridad debe tener en cuenta la amplitud o la naturaleza de la tarea o las necesidades de eficacia o economía."
Por último me pregunto, si esta norma de origen externo pero de derecho interno por su ratificación (art. 1.5 Código Civil), seguirá siendo ignorada, por las Administraciones Central y Autonómica correspondiente y por cuanto tiempo, o como diría, trasladando al clásico…" Quosque tandem, abutere… CC AA.. patientia nostra, qousque tandem"
Excelente reflexión, la suscribo con todas las palabras
Al poco tiempo de comenzar el aflojamiento de la Dictadura Franquista, volvió a manifestarse con fuerza creciente, una de las constantes observables en la Historia de España: la tendencia centrífuga, el repliegue hacia la tribu, hacia lo pequeño, hacia lo cercano, hacia el calor del establo conocido y hacia el olor a la mierda casera.
Parece que la orgía febril de las Autonomías, a muchos no les ha enseñado nada todavía. Sustituir una Dictadura por 17 reinos de taifas, se ha identificado con una Democracia, mientras veíamos hundirse al Estado de Derecho que se intentaba edificar, casi con cada competencia que pillaban las CCAA. Sin salir de todo ese proceso regresivo de restauración troglodita que nos ha hecho menos libres y nos ha pisoteado los derechos fundamentales, ya vemos venir la siguiente oleada: más poder hacia lo más pequeño, hacia lo más mezquino, hacia lo más paleto; y al igual que en la época de la Transición, se vuelve a presentar esa presión reivindicativa plebeyista, como identificada con la Democracia. No señores, nos están tratando de confundir y de engañar, otra vez más. La Democracia no es eso, sino un arte de individuos que se gobiernan a si mismos, ejerciendo plenamente todos sus derechos, en condiciones de igualdad política; y ahí no llega el poder que reclamaban como democrático para las CCAA y que ahora reclaman como democrático para los entes locales.
Uds. quieren dar más poder a los clanes y a los caciques más zafios, en vez de quedarlo en los autonómicos que son muy señoritos y muy pijos a su lado, demasiado refinados para el mal gusto populachero que pide más barbarie, más cutrerio, más bajeza, más poder para los mafias más brutas, para las hordas más groseras, para los bandas de tullidos mentales y morales menos escrupulosos y más resentidos.Todo esto en medio de grandilocuentes loas a la Democracia, pomposas declaraciones de derechos y solemnes y engoladas afirmaciones de grandes principios que llenan las bocazas de cínicos ex-falangistas y ex-seminaristas; mientras los verdaderos ciudadanos vivimos aislados como parias, degradados, excluidos, amenazados y con la maleta preparada para emigrar.