Vuelta al colegio

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Vuelta al colegio

Cuando se dice que el Ayuntamiento es la administración más cercana al ciudadano hay que reconocer que se está diciendo una gran verdad. Sirva de ejemplo lo que me contó un compañero a propósito de que una madre vino el otro día a su Ayuntamiento con su hijo, en edad preescolar, a hablar con el Alcalde para pedir que se establezca un servicio de monitores. Se trata de cubrir ese lapso de tiempo que media desde que las personas que trabajan entran en su puesto y el inicio de las clases diarias de sus hijos. Me refiero a ese período entre las 7 y las 8 de la mañana hasta las 9 en que suelen empezar las clases y por supuesto a ese tiempo en que los padres ya han empezado a trabajar tras las vacaciones y aun no han empezado las clases. Al Alcalde le pilló por sorpresa (en los Ayuntamientos pequeños no se pide cita ni se anuncian las visitas ni los temas a tratar: es el familiar aquí te pillo, aquí te mato). Bueno, como era de esperar y como no podría ser de otra forma, el Alcalde le dijo que lo estudiaría. En estos momentos están barajando algunas posibilidades; aunque quizás la más factible y normal será reconducir la situación para que la propia APA (perdón, AMPA) del Colegio contrate a los monitores y los padres cuyos hijos sean atendidos paguen el coste del servicio, o al menos buena parte del mismo. 

Es patente que un Ayuntamiento que apuesta por la educación está haciendo una apuesta de futuro ayudando a sus ciudadanos más jóvenes a que sean competentes y felices en el futuro. Y en la parcela que le compete, debe atender adecuadamente las necesidades de los centros con generosidad, no puede ser de otra forma.  Los ayuntamientos están ahí y, como hemos dicho, son esa institución a la que todos acuden.

Está clara la imprescindible labor que los Ayuntamientos realizan con respecto a la educación. Ésta es una competencia autonómica en su integridad salvo en los aspectos que la propia norma educativa prevé: ya la conocida LOGSE de 1990 estableció la obligación para los ayuntamientos de atender la  conservación, el mantenimiento y la vigilancia de los edificios destinados a centros de educación infantil de segundo ciclo, primario o especial, dependientes de las Administraciones educativas. Asimismo la norma reglamentaria constituida por el Real Decreto 2274/1993, de 22 de diciembre, de Cooperación de las Corporaciones Locales con el Ministerio de Educación y Ciencia dedicó el Capítulo II a regular la cooperación local en relación con las construcciones escolares, competencia que sin duda corresponde a las Comunidades Autónomas. Dejó a salvo el ofrecimiento de los terrenos que correspondía a los Ayuntamientos que, por otra parte, deberán cooperar de diversas formas. También implicó a las Diputaciones instándoles a colaborar con las corporaciones locales.

En mi experiencia, el Ayuntamiento trata de llegar puntualmente a solucionar todo lo que puede en relación con las edificaciones escolares. Gracias a Dios, con el Director del colegio siempre han existido unas buenas relaciones, presididas por el interés común hacia el alumnado. Tanto es así, que cada año nos pone deberes estivales: justo antes de irse de vacaciones, y con la satisfacción del deber cumplido y la inmediata expectativa del merecido descanso, y como penúltima tarea, se entrevista con el Alcalde y/o el Concejal encargado del Colegio para darle la lista de reparaciones y mejoras de todas esas cosas que se han ido deteriorando por su natural desgaste o por ciertos comportamientos inadecuados de algunos alumnos/as, necesidades que es preciso atender. Un grifo con poca presión o que gotea, un lavabo medio suelto, una placa del techo que se desprendió, poner unas tomas de corriente aquí y allá, una manita de pintura que no vendría mal… Cuando vuelve el primero de septiembre, nos examina y nos evalúa. Suele agradecer al Ayuntamiento su interés si ha hecho bien su tarea. En general hay que decir con satisfacción que solemos aprobar con notable, salvo cuando las reparaciones y mejoras que quiere que hagamos exceden económicamente de las posibilidades económicas del consistorio. Entonces, y pensando que se puede estar sobrepasando el mantenimiento y se está rozando lo que es inversión, se inician gestiones con la administración educativa para buscar financiación externa que, tarde o temprano, puede llegar.

Interesa resaltar que poco a poco se van creando expectativas por los sectores implicados en la comunidad educativa de que sean los Ayuntamientos los que atiendan esas necesidades sociales que a nadie se le ha ocurrido que se pueden solucionar con no demasiado coste y sí con la suficiente voluntad como el problema de los monitores que se planteaban en el municipio de mi colega.

Vuelta al cole pues para alumnos, padres, profesores y por supuesto, para ayuntamientos. Prisas, nervios, gastos, admoniciones de las OCUs y corticoles. Y los padres pidiendo más servicios. Además de la financiación del cincuenta por cierto de las becas escolares mediante convenio con el Gobierno Autonómico, se está empezando a crear conciencia de que se atienda a los niños en los períodos no lectivos para conciliar la vida laboral y familiar de padres e hijos, asunto que algunos sectores están intentando echar encima de los profesores de los centros. Partiendo de que es necesario ayudar a conciliar trabajo y escuela, debo decir que los profesores realizan un gran esfuerzo personal y profesional y es bueno, desde mi punto de vista, que puedan desconectar de su trabajo durante un período significativo para que puedan recargar las pilas adecuadamente y así poder dar calidad a sus horas delante de los alumnos. Así que el intento de conciliación habrá que hacerlo, pero no necesariamente desde un aumento de tareas a realizar por los maestros sino por otros mecanismos, hecho que ya se está empezando a hacer a través de la creación y gestión de ludotecas públicas por ejemplo. Pero además esa tarea no debería sólo ser una autoobligación municipal más: la administración educativa, en coordinación con la administración tutelante de la familia deberían apostar más firmemente por esa conciliación. Y por supuesto es el tejido social, constituido en este caso por las AMPAs el que debería implicarse más a fondo, no esperando siempre que sea la administración la que solucione los problemas.

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