Todos sabemos a qué nos referimos cuando los comentaristas emplean el vocablo “argumentario”. Es una de esas palabras descriptivas en sí mismas que no es necesario buscar en el diccionario. Enseguida suena a que es una lista de razones que tiene uno en un cajón y saca cuando es preciso. Aunque en mi caso, quería saber si la RAE recogía la palabreja, asegurarme, vamos. Pues no, la palabra oficialmente no existe. Probablemente la tendrán en cuenta y la incluirán a no tardar mucho.
Argumentario en el lenguaje mediático hace referencia a la relación de ideas, ocurrencias, razonamientos y, como la propia palabra indica, argumentos, que se esgrimirán para lanzar y sostener colectivamente una idea o acción nueva o contestar y/o contrarrestar una idea o acción lanzada previamente por un adversario. O sea, es un palabro que se utiliza en los partidos y por los comentaristas políticos, con una connotación de temporalidad porque lo que hoy se defiende puede ser atacado mañana según.
Me imagino cómo debe funcionar más o menos la cosa. Lunes, 9,00 a.m. Calle Genraz de Madrid. Acaban de llegar a la sede del partido los funcionarios del Comité Argumentarista de Urgencia del Partido (CAU).
– Oye Paco, me dicen del Comité Permanente de Vigilancia y Repercusión de Medios (COPEVIR) que el/la Portavoz del Pepoe, el/la Blancpedal en su comparecencia-sermón dominical a las gentes de su partido, (mitin que dio en Valdenabos de Quintopino) ha dicho que somos unos ineptos, carentes de ideas y que nos aferramos a los cargos como lapas, sin que nos importe un pito el país. Salió ayer en la tele al mediodía y por la noche, lo están diciendo en la radio y hay hasta editoriales en los periódicos. Reúne enseguida al CAU que tenemos que discutir inmediatamente la cosa a ver con qué tenemos que salir.
Una hora más tarde entre bostezos del lunes y con los dedos aun grasientos por las porras, se reúne el CAU en una habitación sin ventanas de la planta segunda de la sede del partido.
Toma la palabra el compañero y expone ante los otros cuatro componentes del CAU:
– Amigos, Blancpedal antes de comer en Valdenabos ayer domingo dijo cosas que no nos vienen nada bien; que si somos unos corruptos, que no somos nada espabilaos, que nos gusta el poder más que a un tonto un pirulí y sólo lo queremos para aferrarnos a él y repartirnos pasteles y que el país se va a la quiebra total.
El amigo Alfonso-Pío, queriendo quitar hierro y porque está un poco aburrido del trabajo del Comité intenta minimizar:
– Escucha colega, no deberíamos darle tanta importancia, al fin y al cabo debió tomar un par de vinos en ayunas y ya se sabe, ese personaje pesa poco y se le subió enseguida a la cabeza.
– Ya –replica el compañero– probablemente, pero la teuveuno sacó la frase completa, veinticinco segundos enteros en prime-time a las 15,10 horas. Esto no puede quedar así. A ver, toque a generala, brain storming, quiero ideas… ya.
Y tras un poco más de treinta minutos (ya tienen experiencia en estas lides) llegan a la conclusión de que hay que comunicar a los cuadros del partido enseguida y por los medios habituales (mails, esemeeses y guasaps a los blackberrys, iphones y tablets que pagan los ciudadanos a través de las copiosas subvenciones a sus partidos) que la consigna a sostener, hoy, deberá ser:
– Que lo que ocurre es que el Pepoe sólo quiere desgastarnos.
– Que su programa es inviable y caduco. Otrosí digo: no tiene programa.
– Que más les valdría arrimar el hombro en estos tiempos de zozobra y vez de poner palos en las ruedas.
– Que para corruptos, ellos. Si hace falta –en último caso- hay que recordar el tema de los regalos de pasteles y de las subvenciones a grupos afines y las adjudicaciones raras.
– Eso, eso, que diga en dónde consigue los pasteles, que enseñe los tickets el fulano y que diga cuántos amiguetes hay jubilados y/o colocados por el morro… Podríamos recordar aquello que ya parece olvidado de los porcentajes en las obras del nordeste pero casi mejor dejarlo para otro momento, hay que guardar balas en la recámara. Por supuesto, añadiremos eso de que no tienen rumbo, programa ni idea de país.
El correveidile, Secretario de Comunicación del CAU, en un breve resumen con guiones, lo pasa inmediatamente a un documento en red en pedeefe y otros formatos varios al que se da el visto bueno con cierta displicencia por el Secretario General del Partido. Es el orden del día de hoy.
En menos de una hora todos los cuadros del partido han recibido el mensaje con un pí-pí o en su defecto ding-dong en el móvil, el smartphone o el tablet: los tres o cuatro argumentos que hay que sostener ante los medios en cuanto se tenga la más mínima oportunidad.
El Secretario General en su comparecencia-homilía de las doce de los lunes, que es la que sirve para iniciar la trifulca semanal y para contrarrestar la homilía dominical del adversario (es a las doce los lunes para poder salir en el telediario de las tres), en la sede del partido y con las siglas y colores del mismo detrás, se despacha a gusto ante las cámaras con esa leve y falsa sonrisa socarrona y de suficiencia -mirando al tendido- de quien tiene una gran ocurrencia.
Objetivo cumplido. Los argumentos se repetirán a lo largo del día en las sucesivas comparecencias públicas de los cargos del partido y el público en general nos admiraremos ante la cohesión argumentativa del partido dejando a salvo algún rarísimo díscolo o alguien que no ha leído los mails. Tendrá sus veinte o cuarenta segundos en el parte-telediario (o más, depende de si es el partido en el poder o en a oposición) Por la noche los tertulianos tendrán un poco de carnaza a su vez. Y todos contentos… La oligarquía sigue su curso.
Y mañana será otro día. Trabajo duro el del CAU.