Hace unos días los periódicos informaron que se celebraba el décimo aniversario de la supresión de la mili obligatoria. Alborozo general de todo el espectro político ante tamaño logro del estado desarrollado, tamaño estado de bienestar. Somos un pueblo libre, así que nadie nos puede obligar a hacer algo que no queremos. Somos un pueblo del primer mundo, así que tenemos recursos para pagar a un ejército profesional e hiperpreparado. Pero ¿qué es eso de perder un año de la vida en tonterías?Fui el primero en denostar aquella mili obligatoria, cuando me tocó, que nos hacía perder más de un año de nuestra vida en asuntos inútiles pasando calor, frío y ejecutando órdenes estúpidas muchas veces.
Sin embargo, el paso de los años me ha hecho reconsiderar de alguna manera la situación. En modo alguno estoy a favor de volver a aquellos tiempos del trescuartos, el cetme y la imaginaria. Lo que me ha hecho pensar ha sido la idea de si del servicio militar obligatorio en realidad no tenía algunos aspectos positivos. Y algunos los tenía, sin duda. Veamos, abramos la polémica. Ideas positivas:
Uno. La idea de hacer algo por los demás gratis et amore durante un tiempo. ¿No sería realmente interesante que todos tuviéramos interiorizada como pueblo y como individuos la ineludible necesidad de hacer algo por los otros durante una temporada?
Dos. La idea de que formamos parte de una misma comunidad, que existe algo que nos une a todos y me refiero a todo el país de norte a sur y este a oeste. Ya hemos comentado este aspecto en algunas ocasiones aunque no desde esta perspectiva. Creo que sería importante establecer lazos comunes para todos los territorios. Una amiga me decía el otro día que en geografía (cono le llaman) ahora ya no se estudian los ríos españoles, se estudian los ríos de tu Comunidad y las acequias de tu pueblo lo cual es localismo y paletismo puro. Es evidente el daño que se ha hecho en este sentido, tanto desde las Autonomías por campar a sus anchas, como por el estado al renunciar a controlar un mínimo sistema educativo coherente y común. Fiebre por resaltar lo diferente, estudiar lo que se considera propio para, en realidad, considerarse distinto, y, por supuesto, mejor que otros, peligrosa idea llevada a cabo planificada, perversa y subliminalmente. El necesario proceso psicológico de singularización adolescente elevado a lo sociológicamente patológico.
Tres. La idea de lo conveniente que puede ser inculcar cierta disciplina, necesaria para toda actividad productiva y creativa. Ya se sabe, si viene la musa, que nos pille trabajando, decía Picasso. Disciplina que sirve para mejorar la calidad de lo que hacemos.
Cuatro. La idea de que en ocasiones es necesario saber superar las frustraciones. Nos hemos acostumbrado probablemente demasiado a que todo salga enseguida bien sin tener presente la idea de que para conseguir un éxito hay que tener cien fracasos.
Por supuesto que la idea que propongo es que todos (y todas) estuviésemos obligados a hacer algo por los demás durante el tiempo que se fijase: seis meses, tres, un mes, quince días, hacer algo que sea útil, por supuesto. Una vez en la vida o de vez en cuando. Enseñar castellano a inmigrantes, ayudar a discapacitados en sus desplazamientos a clase, acompañar a ancianos, alfabetizar digitalmente a personas sin recursos, escuchar a enfermos… muchísimas cosas. Y por supuesto quien lo prefiera, ayudar en el ejército.
En el caso de la mili me pongo la venda antes de que se produzca la herida: muchísimos países mantienen el servicio militar obligatorio y no son en modo alguno menos democráticos que nosotros. Y la polémica guerra-pacifismo, deberíamos tratarla con argumentos.
El otro día discutía con un amigo. Él defendía a toda costa un pacifismo puro y un no rotundo a la guerra en cualquier caso y le planteé esta disyuntiva: imagina que vives en el campo y un par de delincuentes asaltan su casa. Sabes que van a matar a tus hijos. Sin embargo tienes un kalashnikov que sabes manejar y cargado. ¿Qué harías…? ¿qué harías en el caso de que se tratase de un amigo? Es en situaciones hipotéticamente reales de este tipo en las que uno se debe plantear qué haría ante una situación extrema. Pagar impuestos para que te defiendan. Y si no lo hacen, defenderte tú como puedas.
Lo que dices es muy sensato y además necesario para fomentar la solidaridad y «ciudadanía» aunque probablemente no hace falta hacer la mili para eso. Ahí está Costa Rica que no tiene ejército ni gasta en armamento militar.
Pero el espíritu de tu escrito lo reconozco en otros lugares. Está todo inventado: no sé si todos pero varios países que conozco de Latinoamérica (o de los que conozco gente) disponen en el plan de estudios de los estudios superiores unos créditos OBLIGATORIOS de «servicio a la comunidad», y te puede tocar permanecer varios meses en cualquier aldea indígena compartiendo vida, escasez, sentimientos con sus pobladores. En resumen, contemplar y comprender al «otro», desarrollar la empatía, que es la idea que propones : estar obligados a hacer algo por los demás durante un tiempo.
Totalmente de acuerdo, Ignacio.
Pero -como es habitual- requiere una mentalidad que no tenemos, que no se inculca en la sociedad, como tu apuntas; sociedad localista y limitada, que está más pendiente de las acequias de su pueblo que de las grandes (y políticas, sí, y necesarias) obras hidráulicas de la nación. Si, nación, conjunto, suma de voluntades, ese concepto tan denostado ahora, idea que tan poco se desarrolla, a pesar de la millonada que cuesta eso de «educación para la ciudadanía» y pavadas similares.
EDUCACIÓN, con mayúsculas y negrita; sólo eso sería necesario para lo que propones. Pero ese parece un concepto utópico e inalcanzable en este país (no nación), que cambia los planes educativos a cada nuevo gobierno, sin acuerdo, sin hablarlo, sin darle importancia, como quien se toma un café…
No obstante, creo importante que se oigan más voces como la tuya. Y que surja algo de polémica, por si de ella pudiera(mos todos) obtener algo positivo.
Vivo en un pueblo de Valencia, y evidentemente es así, localista, sin mas miras que la grandeza propia.
Sigo como siempre tus artículos, que me hacen reflexionar, y en los que siempre suele estar la crítica constructiva.
En 1981, cuando el golpe de Estado, el ejército suscitaba miedo: hoy los control adores aéreos se pusieron en huelga y todos acogieron con alivio la intervención del ejército, cuya imagen ciudadana ha cambiado radicalmente. Hoy nuestros militares hablan inglés y defienden valores ciudadanos y constitucionales. En cambio en la sociedad civil los nacionalistas catalanes se niegan a pagar las medicinas de crónicos aragoneses cuando van a Cataluña y se apropian ilegalmente de bienes artísticos de parroquias aragonesas utilizando una ley autonómica que sólo ellos pueden votar. El ejército va por delante de la sociedad civil. Y entretanto Rajoy sigue largando contra la Educación para la Ciudadanía, que con variantes se enseña en toda Europa, porque coarta no sé qué libertad. Política para cromañones y retrasados mentales. Sin un pacto educativo PSOE-PP para inculcar valores éticos comunes no hay nada que hacer.
Estoy cuasi de acuerdo con su comentario. Pero yo aprendí más cosas y no perdí el tiempo como Vd.dice: Aprendí la Unidad indisoluble de España,el sacrificio, el ímpetu, la audacia .. y el valor de mi vida y la de los demás… empatía y altruismo.No era perfecta, por supuesto; pero por aquellos años 73-74 muchísima gente se alfabetizó,aprendió a conducir autos, tener espíritu de disciplina en su familia y el hogar…. y sobre todo a respetar la «auctoritas» que no la «potestas» de un padre/madre de familia , lo que traducido en la vida civil conlleva a muchas reflexiones. En suma, mi experiencia fue altamente positiva. Y eso que fuí voluntario, me «castigaron»y sufrí; y con todo ello mi balance como el de miles de personas (de leva o no) fue óptima. Atentamente.-
Coincido con el articulista, ya que un servidor también hizo la mili obligatoria en su momento, y, también, en su momento, denostó la misma, si bien la perspectiva del tiempo me ha echo cambiar de opinión aproximándome a la del comentarista.
Es más soy radicalmente partidario de la reintrodución de un Servicio Civil Obligatorio (o como se quiera llamar), que incluso para el que quiera pueda prestarse también en las Fuerzas Armadas, para todos y todas, entre 3 y 6 meses, realizando las actividades que mencionada el articulista y algunas otras más, con una peculiaridad, y es que inexcusablemente debería realizarse fuera de la Comunidad Autónoma de residencia.
El cambiar de aires temporalmente, agranda las mentes y el espíritu, y permite ponerse en el lugar de otros y dejar de mirarse tanto el ombligo, y el sujetarse a una disciplina también.
Espero que nuestros políticos tomen nota, y empiezan a hacer normas con cierto sentido de Ciudadanía, de Humanidad, y menos con sentido economicista y ombliguista.
LA MILI FUE UN PERDIDA DE TIEMPO ESTUPIDA, PARA UNOS CUANTOS NO FUE TAN NEGATIVA PERO PARA LA MAYORIA SI. YO TUVE LA DESGRACIA DE HACERLA EN INFANTERIA DE MARINA, DONDE TE TRATABAN MAL, TODAVIA RECUERDO QUE UN COMPAÑERO MIO DENUNCIÓ A UN SUBOFICIAL POR MALOS TRATOS .
EL EJERCITO DEBE SER PROFESIONAL EN TODO MOMENTO.
Y DESDE AQUI UN FUERTE ABRAZO A AQUELLOS ESPAÑOLES QUE FUERON OBJETORES DE CONCIENCIA PORQUE ELLOS SI QUE HICIERON ALGO UTIL. TAMBIÉN DESDE AQUÍ MI APOYO A LOS INSUMISOS QUE FUERON UNOS VALIENTES DE ENFRENTARSE A UN SISTEMA, UNOS HÉROES. LUCHARON POR UNA COSA QUE NO ERA JUSTO.
No se debe participar en un ejercito de un Estado no democcrático y no de Derecho. Por tanto, considero que los que fuimos objetores de conciencia y los insumisos, obramos correctamente desde un punto de vista moral.
Allá donde exista un Estado Democrático y de Derecho, se reconocerá el derecho a no colaborar en la violencia por motivos de conciencia y en consecuencia el servicio militar será voluntario.
Sin embargo, puede haber ocasiones históricas en que la Defensa Nacional de un país Democrático y de Derecho, haya de prevalecer sobre la conciencia individual de los individuos (falible), pues el resultado práctico de un supuesto pacifismo (léase cobardia y egoismo), puede ser la sumisión de dicho país y de sus ciudadanos a la Tiranía y a la Guerra y no la victoria de la paz ; y menos la victoria de la justicia y de la libertad.