A buen seguro que muchos de los lectores han recibido por mensaje telefónico el anuncio del Ministerio de Defensa –realmente una rectificación- en el que, con lenguaje propio no sé si de Cantinflas o de los Hermanos Marx, se inserta en el BOE del pasado 18 de junio, el ladrillo siguiente:
“Anuncio de la Junta de Contratación del Ministerio de Defensa por el que se hace pública la modificación del «Anuncio de la Junta de Contratación del Ministerio de Defensa por el que se hace pública la modificación del anuncio de la Junta de Contratación del Ministerio de Defensa por el que se hacen públicas las modificaciones de dos anuncios relativos a una misma licitación: El anuncio de la Junta de Contratación del Ministerio de Defensa por el que se convoca la licitación del acuerdo marco para el servicio de operador logístico para las Fuerzas Armadas en el Ministerio de Defensa y el anuncio de la Junta de Contratación del Ministerio de Defensa por el que se hace pública una modificación del anuncio de la Junta por el que se convoca la licitación para el acuerdo marco para el servicio de operador logístico para las Fuerzas Armadas en el Ministerio de Defensa».
El galimatías administrativo es monumental. Pero lo peor no es la redacción, sino lo que, una vez más, encubre u oculta con tinta de calamar: un conjunto de modificaciones que no son meras rectificaciones de errores materiales o aritméticos; praxis odiosa sobre la que ya he escrito aquí en numerosas ocasiones. Concretamente, la parte dispositiva del “anuncio” –buen encasillamiento para pasar desapercibido- dice:
“La Junta de Contratación del Ministerio de Defensa ha resuelto efectuar las siguientes modificaciones en el anuncio de modificación del anuncio de licitación de este expediente, publicado en el BOE n.º 19, de fecha 22 de enero de 2014.
1. En el punto A), donde dice «27/1/2014, a las 12:00 h.», debe decir «9/7/2014, a las 12:00 h.».
2. En el punto B), donde dice «6/2/2014, a las 12:00 h.», debe decir «21/7/2014, a las 12:00 h.».
3. En el punto C), donde dice «26/2/2014, a las 10:00 h.», debe decir «4/8/2004, a las 10:00h.».
En definitiva, los datos modificados son:
a) Se amplía el plazo de presentación de ofertas hasta el 21 de julio de 2014, a las 12:00 h.
b) Se cambia la fecha del acto público de apertura de ofertas económicas. Apertura de sobre n.º 2, al día 4 de agosto de 2014, a las 10:00 h.
Se recuerda que el lugar del acto público será la Subdirección General de Contratación del Ministerio de Defensa, C/ Arcipreste de Hita, n.º 5, 1.ª planta, Madrid, 28015.
c) Se amplía el plazo de obtención de pliegos, y para efectuar preguntas sobre la licitación, hasta el 9 de julio de 2014, a las 12:00 h”.
Si se observa, a mediados de junio se prorrogan plazos vencidos en enero o febrero, supuestamente para propiciar la presentación de (más) ofertas. No parece muy ortodoxo. Y más que lo que realmente es una alteración de un acto de trámite con tintes cualificados, como es la apertura de plicas de contratos del sector público para ampliar que empresas ausentes se hagan presentes en detrimento, si los había, de quienes ya habían concurrido en tiempo y forma, se haga por la puerta de atrás de un “anuncio de modificación” digno de ser escrutado por la Real Academia Española.
Recordemos, una vez más, lo que dice el Tribunal Supremo de forma constante: No puede la Administración, so pretexto de su potestad rectificatoria de oficio, encubrir una auténtica revisión, porque ello entrañaría un «fraus legis» constitutivo de desviación de poder.
Habría, en puridad jurídica, que distinguir entre lo que es un anuncio de licitación de un contrato que, lógicamente, su lugar de inserción es la sección de Anuncios del diario oficial de turno y lo que es modificar –sí- las reglas temporales de juego de los potenciales oferentes, que no debiera llevarse, por larga que sea la praxis al respecto, a lugar tan poco vistoso y visible del boletín.
Es curioso que al lenguaje militar siempre se le atribuyó el carácter de lacónico: breve, conciso, eficiente. El Ministerio de Defensa, a través de este anuncio de contra-anuncio parece mofarse de esa identificación tradicional, tan digna de elogio.
Se deduce, que el lacónico lenguaje militar (arrrr. . .) esta siendo sustitituido por el pomposo verbo de los abogados del Estado, que se introducen por cualquier resquicio de la Administración pública.