En la vida municipal, como en tantas otras circunstancias de la vida, hay ocasiones en que parecer imposible desarrollar nuevas iniciativas. Cuando no nos lo impide el “pues nunca se ha hecho así”, se puede presentar el “yo no sé como se hace eso”, si no topamos directamente con “la propuesta de acuerdo no se ajusta a la legalidad”.
Líbrenos Dios de proponer cometer ilegalidades, pero salvo raras, por no decir rarísimas excepciones, la mayoría de las propuestas de los gestores municipales no son ilegalidades manifiestas. De hecho, apostaríamos que la gran mayoría de reparos de legalidad no obedecen a una cuestión de fondo, sino a defectos de forma o de procedimiento o falta de legitimación para el proyecto que se quiere acometer. Y evidentemente no es igual informar de que no es legal la propuesta, que señalar defectos a corregir o la necesidad de conseguir una autorización de la Comunidad Autónoma… Evidentemente también los blancos y negros son una caricatura de los grises de la vida real, pero quien quiera entender sabrá a que tipo de reparos me estoy refiriendo.
He tenido ocasión recientemente de conocer un caso paradigmático. Un Ayuntamiento pequeño, con un equipo de gobierno cuyo partido venía de la oposición, en el que apenas uno de sus Concejales, entre los que impera la juventud, repetía legislatura. Lógicamente llegaban con ganas de cambiar las cosas, que podríamos decir que es la primera razón por la que habían dado el salto a la política y por la que los electores les habían elegido, en lugar de dar continuidad al anterior grupo gobernante. Por el otro lado, un equipo de empleados públicos con un ataque de pánico por temor al cambio, entre otras cosas por un nivel de cualificación escaso, que les obliga a resistirse a cualquier alteración de la rutina, aferrándose al “siempre se ha hecho así”. Y la mejor manera de frenar los cambios es obligar a decidir absolutamente todo a los nuevos jefes:
– ¿A qué hora desayunamos?
– No sé. ¿Cuándo lo soléis hacer?
– Un turno a las 10 y otro a las 10 y media
– Pues un turno a las 10 y otro a las 10 y media
– Vale. Si así se ha hecho siempre, pero era por si quería cambiar algo…
¡Mientras el jefe esté ocupado decidiendo entre la Times New Roman, la Verdana o la Helvetica, no se va a meter con la forma de instruir los expedientes que consumen un mes para los trámites de diez días!
Eso cuando no se cambia el “eso no lo hacemos así”, por un “eso no es legal”, que si quien lo dice es Interventor o Secretario dificulta extraordinariamente el avanzar.
Lo cierto es que con un poco de persistencia, concienciando al equipo humano de que los nuevos jefes no vienen a comerse a nadie y de que lo que se quiere hacer es positivo, la experiencia está resultando positiva.
Y poco a poco hay cosas que van cambiando en el pueblo, en el sentido que mayoritariamente votaron los vecinos…
Una pena, ya que el joven inesperto se tiene que abrir paso poco a poco y tropezando, es normal, todos hemos empezado así, o alguien a nacido sabiendo, pues dejemosles que actuaen en consecuencia y darles un voto de apoyo, ya que más que se han equivocado los otros, los que había antes y no a padado nada, pues andelante, si es bueno para tus ciudadanos.
Todos nos equivocamos, pero todos tenemos el mismo derecho a intentarlo.