Leo con estupor en la prensa que “Familias con niños hacen cola durante horas para la cita previa con la que pedir asilo”. Al parecer, familias enteras esperan ser atendidas de 15 a 21 horas para que les den la cita previa para pedir refugio porque o están o van a estar en situación irregular. Sin embargo, en la comisaría en cuestión solo atienden a 20 personas cada día, por orden de llegada.
Recomiendo su breve lectura:
Todo un (mal) modelo de lo que se suele denominar en el argot de la gestión administrativa como el gestor de colas.
Sobrecogedor. Sobran las palabras. O faltan. Porque se trata de personas. Y porque afecta a la administración pública, la de tod@s.
La noticia llama la atención, pues consideraciones subjetivas aparte, sorprende que una administración del siglo XXI, de una de las sociedades más avanzadas en materia de derechos no sea capaz, con los adelantos y facilidades que se supone debe aportar el funcionamiento de la administración electrónica, de dar una respuesta, no digo ya digna (que sería lo primero, hablamos de personas, que además están a menudo en situaciones extremas) sino racional y eficiente a una tramitación que la propia Administración exige para decidir sobre la petición del derecho al asilo.
Nada que decir respecto de la necesidad de acreditar adecuadamente, en un expediente contradictorio, formalista y con garantías, las circunstancias que permitan constatar la situación subjetiva de la que eventualmente se deriven consecuencias en cuanto a derechos y deberes de las personas afectadas. Para eso está el Derecho, como no podría ser de otra forma.
Tampoco creo justo, sin profundizar más en el asunto, que sea un tema tan simple como para descargar el tanto de culpa a la comisaría de que se trate. Seguro que cuentan con recursos insuficientes y hacen lo que pueden.
Pero alguien debería pensar algo al respecto: el responsable, o su superior, o el superior del superior (el principio de jerarquía, así nos enseñaron en la Facultad, en Derecho Administrativo I, rige en el funcionamiento de la Administración Pública).
Existen recursos legales, procedimientos, aplicaciones y profesionales debidamente cualificados en la función pública como para que esta fuera la última vez que viéramos esta noticia.
No quiero recordar de nuevo a Larra y su tristemente conocido Vuelva Usted mañana…
De reproducirse situaciones como ésta, cualquier ciudadano puede plantearse dudas razonables en torno a los modos y maneras en que las administraciones gestionan sus competencias. Y hablando de la tan de moda “desafección” respecto de lo público, como coloquialmente suele decirse, no está el horno para bollos…
Estoy completamente de acuerdo.
La AGE tiene medios de sobra. Seguramente es un tapón por vía de hecho. Autorreflexionemos.