ASITEZOPERIZAPIR (o algo así)

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ASITEZOPERIZAPIR (o algo así)Estoy últimamente dándole vueltas a la imperiosa necesidad de crear una Asociación de Secretarios, Interventores y Tesoreros de la Zona Periurbana de la ciudad de Zaragoza. Podrían ser sus siglas ASITEZOPERIZA. Bueno, queda bastante mal, se admiten sugerencias. O quizás añada a los FHE del Pirineo Central así que seríamos la Asociación de Secretarios, Interventores y Tesoreros de la zona periurbana de la ciudad de Zaragoza y Pirineos ASITEZOPERIZAPIRCE. Ya se sabe que los intereses de la periurbanidad zaragozana y el monte fronterizo con el inevitable francés tienen muchos elementos comunes que es necesario defender. Bueno, como quedan muy mal las siglas y son poco sonoras y recordables, estoy abierto a otras ideas y siglas. ¿ASITZAPIR, ASZOZAPI, AFHEZAPIR? A ver si me reúno con unos cuantos colegas y les convenzo de que es necesario fusilar unos estatutos y acto seguido montar unas cuantas barricadas por ahí, hacer unas pintadas y unas cuantas sentadas si es necesario encadenándonos a alguna verja.

Los fines de la Asociación pueden ser la difusión y defensa de la profesión de habilitado y además podríamos añadir otros como el desarrollo de la cultura gastronómica aragonesa y la antropología habilitada del secretario de los poblados ibéricos prerromanos. Bueno, estudiaremos si ampliamos los fines a otros como el estudio de la cría de la grulla con biberón.

Pues sí, es que somos pocos y parió la abuela. Desde algunas instancias se estarán riendo probablemente de nosotros hasta cansarse, eso en el caso de que alguien nos eche cuenta. Habilitados Estatales, Dios mío, ¿pero qué es eso?

Todo esto viene a la necesidad de comentar lo ácratas que somos el personal de esta profesión en general. En Aragón (y mira que somos pocos) que yo sepa, existen en este momento cinco organizaciones que tratan de agrupar a los FHE: 1) El Colegio de Secretarios (en realidad son tres, Zaragoza, Huesca y Teruel dado que aun no existe el autonómico, pero contemos que sólo es una organización). 2) La Asociación Sindical ASFHAN (que debería cambiar el nombre por ASFHAE). 3) La Asociación de Interventores. 4) La Asociación de Interinos. 5) La Asociación de Secretarios de nueva creación. En estas asociaciones se han ido integrando los compañeros y, aunque alguno pertenece a más de una –no es lo más habitual- también hay gente que no pertenece a ninguna, por convicción anarco, de taciturno lobo solitario, por pasar de todo o por vaguería pura.

Básica y sociológicamente, todas estas organizaciones han ido surgiendo a raíz de una innata necesidad de los FHE hacer terapia de grupo cuando en determinados momentos ya se está harto de situaciones profesionales vividas con preocupación y sobre todo, en soledad. Y, además, sin duda, por sucesivos desacuerdos que desembocan en huidas y desgajamientos de unas y otras organizaciones. Luchas intestinas, se decía en el Bachillerato cuando se descomponía un régimen desde dentro. Es decir, pertenezco a una organización, pasa algo que no me convence o me gusta, incluso que considero grave, me enfado y me voy. O bien me quedo en stand by hasta que me integro en otra o creo una nueva. Ya se sabe, admitir pulpo como animal de compañía o me voy con el juego a otra parte. Lo de las corrientes internas y distintas sensibilidades dentro de una misma organización que agrupe a todos no funciona en esto.

Me recuerda todo esto la inefable e imprescindible película de los Monty Python, La vida de Brian, cuando están en las gradas de un circo casi vacío, bastante aburridos, cuatro integrantes del antirromano Frente Popular de Judea (FPJ) al que se quiere adherir Brian, tramando estrategias de acción directa y observado cómo un fornido gladiador persigue a otro muy pequeño (es una ‘sesión infantil matinée’ y el aparentemente débil no hace más que correr; el gladiador fornido acaba muriendo de un infarto por agotamiento). En una de esas, el diálogo es surrealista. Dice el jefe del FPJ que sólo hay una cosa que odien más que a los romanos, y es a los del Frente Judaico Popular (FPJ), a los del Frente Popular del Pueblo Judaico (FPPJ) y a los de la Unión Popular de Judea (UPJ). Le pregunta uno al jefe qué fue de la Unión Popular y, señalando a un abuelo que está solo en la grada unos metros más allá, contesta señalando con el índice al viejo que “ése es la Unión Popular” y le empiezan a gritar ¡disidente! El abuelo se da la vuelta y les hace un corte de mangas.

Fuera de otras consideraciones, la verdad es que es un poco triste ser tan pocos y estar tan divididos. Porque los problemas que tienen los FHE son bastantes y de diversa índole, pero se derivan sobre todo de las situaciones de soledad, tanto se trate de entidades pequeñas como si se trata de entidades grandes. En las primeras porque quizás es el único personal que existe y quizás incluso gestiona o ‘lleva’ varios Ayuntamientos. En el segundo caso porque el resto del personal no comprende su función y lo tienen como algo aparte. Y socialmente esta profesión es absolutamente desconocida. Si te pregunta tu cuñado cuál es tu profesión y le dices que eres funcionario habilitado de carácter estatal, te contestará probablemente que a ver si vas dejando el orujo.

Así que más nos valdría un poco de unidad. O, por lo menos ponernos de acuerdo en lo básico. Mientras tanto los que tienen el ius vitae et nescis sobre esta rara profesión se frotarán las manos. Ya se sabe, divide y vencerás dijo Julio César. Sun Tzu ya lo dijo también en el siglo V antes de Cristo en “El arte de la guerra”: En consecuencia, el arte de usar tropas es éste: Si se es diez veces superior al enemigo, rodeadle. Si se es cinco veces más fuerte, atacadle. Si se tiene el doble de fuerzas, divididle.

¿O es que estaremos en realidad llenos de quintacolumnistas? Probablemente asistimos al suicidio de un precario tejido social profesional que pudo existir.

En una de las escenas finales de ‘La vida de Brian’ la organización envía un “comando suicida” para liberar a los crucificados. Y cuando llegan al pie de la cruz y uno cree que van a liberar a los crucificados matando a todo romano que se les ponga por delante, van y se suicidan todos a la vez y a la vista de todos. Pues eso, suicidas.

1 Comentario

  1. No considero que seamos tan pocos, pero como sucede mucho en las Guerras, sobre todo en las actuales, el número de soldados no es lo relevante para la victoria o la derrota. Desde mi punto de vista, el problema de fondo en esta profesión, no radica ni siquiera en la diversidad de la tropa. Si solo fuera eso, se podría llegar al menos a la defensa de algunos puntos mínimos comunes.

    Para mi, hay algo así como un egoísmo difícilmente superable que conduce a la descomposición suicida de la que nos habla Ignacio. Voy a ver si consigo explicarlo con acierto en estos términos: si cualquier persona busca en cualquier situación una maximización de beneficios, las condiciones sistémicas de esta profesión, hacen que el mayor rendimiento económico no se saque a través de la unidad sindical o asociativa, como sucede para muchas otras profesiones. En la nuestra, la mayor rentabilidad se obtiene vendiéndose al mejor postor, y no con actividades colegiales, asociativas, sindicales, etc. que nunca han tenido, por lo que yo he visto, una incidencia efectiva y positiva en la mejora general de la profesión, si no todo lo contrario. Ni siquiera han sido capaces de mantener la existencia de la misma, frente al arrollador empuje autonómico. De hecho, ahora mismo ya estamos en vías de ser un personal autonómico que trabaja en entes locales de una CCAA y no un personal estatal, aunque se mantenga el nombre, porque lo importante es lo que son las cosas y no como las llamamos.

    Siguiendo con el asunto del Ser y del Parecer, los Colegios de habilitados no funcionan como se supone que funcionan el resto de Corporaciones Profesionales, vigilando el buen ejercicio de la profesión, sancionando las faltas que cometen los profesionales colegiados y defendiendo también a la vez, sus intereses colectivos. Es decir: no son auténticos Colegios Profesionales (hay ya doctrina del Tribunal Constitucional en este sentido), pero mucho menos son Sindicatos, prueba de ello es que jamás han planteado ninguna medida de conflicto colectivo y mucho menos una manifestación de dicho conficto, como puede ser una huelga; en un país donde hacen huelgas hasta los jueces. En cambio, si que operan como «Sindicato Vertical o amarillo», es decir como una organización insertada dentro de la «Patronal», para mantener la política laboral existente, recibiendo los miembros colegiales una serie de ventajas por ello.

    En cuanto a otras posibilidades asociativas o sindicales que actualmente se están explorando, me parece que se van a topar con el mismo problema de base indicado más atrás, aunque haya otros como el «quintacolumnismo». No es solo que se hallen divididas, aisladas y en la inoperancia; es que al final esta el mismo factor disolvente, o sea: que el mayor beneficio de cada miembro, radica en su negociación individual con sus patrones y en la venta que haga de sus servicios, (sin perjuicio de que incurran también a mayores, en los «amarillismos», traiciones y «esquirolajes» de los Colegios), más que en el estatuto general para la profesión que podríamos alcanzar para todos, en una negociación unitaria con el Estado; algo que parece ahora mismo inalcanzable, si además de los problemas internos de la profesión, tenemos en cuenta factores externos a la misma, como por ejemplo: el modelo del Estado español o la estructura territorial del sistema político.

    Por decirlo en pocas palabras: Las carácterísticas de la profesión, muy condicionada políticamente, sobre todo por la dependencia de los profesionales con respecto a cada Corporación Local y ahora con la dependencia suprema de cada CCAA, son nuestro verdadero cáncer profesional.

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