Corrupción Municipal. ¿Mafia a la española?

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Corrupción Municipal. ¿Mafia a la española?Las detenciones del alcalde de El Ejido y de algunos altos responsables del ayuntamiento y de algunas de sus empresas, suponen el enésimo caso del fenómeno conocido como corrupción municipal. Todavía estábamos bajo la sombra alargada del Gürtel, cuando este nuevo sobresalto nos devuelva a los peores tiempos del GIL, Marbella, ahora Estepona y el largo rosario de municipios saqueados tristemente conocidos por todos. Además, y por si fuera poco, tenemos la sensación de que mucha de esa podredumbre se encuentra aún tapada a la opinión pública en otras muchas ciudades de nuestra geografía, a la espera de que alguna rencilla interna la destape e incendie. Los sospechosos y acusados han actuado, a lo largo de estos últimos años bajo todas las siglas políticas. El fenómeno es tan grave, que a todos los partidos salpica. Ninguno está libre de culpa. Todos critican la mota de polvo en los ojos de los demás cuando silencian la viga en el propio. Con sangre fría, observando la gravísima extensión de estas prácticas corruptas, podemos afirmar que se trata de un hecho propio del sistema, no ajeno ni aislado de él. Y esta convicción aún ensombrece el diagnóstico. José Manuel Urquiza indagó las fórmulas administrativas y la legislación que permite dichas prácticas en su conocido ensayo Corrupción Municipal.

Antonio Romero, el que fuera diputado de IU, denuncia con valentía que el fenómeno de corrupción municipal supera la simple acción individual de algunos desalmados para convertirse en una práctica extendida y socialmente tolerada, amparada bajo las distintas siglas de los partidos. Y no duda en definir la situación como la mafia “a la española”. Si no actuamos con rapidez y contundencia contra ella, podría enraizarse hasta adoptar perfiles similares a los de sur de Italia. Un pestilente clima de prácticas mafiosas se está anclando en nuestros municipios, contaminando a todos sus actores. Políticos, funcionarios, empresarios y ciudadanos configuran – configuramos – una red de araña de silencios y complacencias mutuas que permite la expansión del caldo de cultivo en el que termina germinando la corrupción.

Debemos alzar la voz de alarma y actuar contra ellas antes de que sea tarde, y los mafiosos acaben tomando el poder. No es un grito fruto de la ira o el escándalo. Lo es desde la reflexión y cierto conocimiento de causa. El fenómeno de corrupción municipal es mucho más grave de lo que nos parece a simple vista. Se está creando una cultura de fatalismo ciudadano y político que cubre con un discreto silencio las prácticas corruptas en el entorno cotidiano. “Eso lo sabía todo el mundo” suelen afirmar los vecinos cada vez que salta un escándalo. Y, entonces, ¿por qué nadie lo denunció?, pregunta el espectador ausente.

4 Comentarios

  1. No estoy de acuerdo con esa conciencia social de corrupción generalizada que parece estar imponiéndose a base de que munícipes de distintos ayuntamientos salgan cada dos por tres en los telediarios detenidos. Quiero decir algo obvio. Si en España hay más de 8000 ayuntamientos, no los convirtamos a todos en unos degenerados. El porcentaje de gente normal y honrada sigue siendo muy superior a de regidores corruptos. Y tengamos en cuenta la cantidad de Alcaldes, sobre todo de municipios pequeños, que echan horas y esfuerzos sin la más leve compensación esa extraña satisfacción de hacer cosas por los demás y por qué no decirlo, también por el poder.

    En cualquier caso estamos en un sistema hipócrita que facilita las corruptelas de todo tipo.

  2. Parece que el tema central en este Pais es solo la Corrupción que forma más simplista de desviar la atención de problemas más graves. Entre el PSOE y el PP parece que lo unico que les preoccupa es descubrir los casos de corrupción que hay en sus Partidos para echarse mierda entre ellos y desatender asuntos que se no saben ó no quieren darle solución como el gran descontrol que hay en este Pais por culpa de la Crisis Internacional que esta sacando a flote las debilidades de la gestión del Estado. Vuelvo a insistir no se si sospechar si realmente existe por parte de la gran familia que forma el Poder algún interes que desconocemos para dejar que este Pais vaya a la deriva.Las familias que se encuentran en situación de morosidad no es por que sean corruptas y su intención es la de no pagar las deudas que hayan contraido pienso más bien que simplemente han perdido esa capacidad de poder afrontar el pago de esos creditos, prestamos que hace 2 años nos ofrecian como rosquillas con una Campaña de Marketing agresiva con la idea de vendernos esa gran estafa nacional via engaños y contratos basura redactados por autenticos usureros ó estafadores ( Banca y Financieras ) con la colaboración del Estado. Ya sabemos que hay corrupción urbanistica a nivel nacional y no solo en la Costa del Sol y gracias a los superjueces que dispone el PAIS saldran más casos eso no es nada nuevo pero que pasa con los Bancos y Financieras que no respetan los minimos derecho del Ciudadano Español amparados por la Constitución. Porque no le preguntan a esa gran colectivo de morosos por culpa de la Crisis como son tratados y vejados por el simple hecho que no pueden pagar sus deudas y nadie los defiende al contrario el Estado pone todo su empeño y maquinaria pesada para hundir más esas familias para despojarlas de todo su patrimonio sin piedad alguna. Esto es una caos total cuando esto estalle no se echen hacia atras que ya sera demasiado tarde Sres. del Poder. Al Pueblo Español no se merece que se le humille como lo estais haciendo es una autentica verguenza.

  3. Dice el autor del artículo, merecedor de todos mis respetos, que tendemos hacia una corrupción municipal crónica. Yo, para rizar el rizo, afirmo que los ciudadanos españoles ya se vacunaron, subconscientemente, contra la corrupción, durante la mal llamada Transición Española. La UCD vencedora llenaba sus filas y los cargos del Estado con ex colaboradores del fallecido Tirano tras un referéndum coaccionado mediante la opción entre una impuesta monarquía o un Golpismo. No quedó otra que perpetuar una clase social incipiente, heredera y continuadora del expolio perpetrado por los decimonónicos generales laureados. Siendo un país de probada tradición liberal, nos fue impuesta una política de descarada protección a las clases sociales privilegiadas, que aun hoy, a pesar de los intentos ciudadanos por evitarlo, es vigente. El sistema está anclado y es dirigido por quienes colocan a la corrupta, por definición, clase política tras los sórdidos escaños del monárquico parlamento. Y esos anónimos dirigentes, a su vez, protegen celosamente el bienestar y la intimidad del cómplice soberano y su familia. Mientras tanto, reparten entre sus compinches políticos y aristócratas las migajas del fruto de la siega a golpe de guadaña, que llena las arcas de sus financieras mientras millones de españoles pierden un derecho humano fundamental, y miles de estos millones no reciben ninguna prestación. Nuestro destino no podrá evitar la insurrección ni el rodar cabezas, como tampoco podrá evitar que esa obsesión por el poder y el beneficio más salvajes destruirá el mundo, aunque la próxima e ineludible revolución social cambie al Amo de la Máquina de Producción.

  4. Interesante tema. Desde mi modesta opinión, pero también desde mi experiencia como funcionario municipal de una gran ciudad, creo que el problema que se plantea es mucho más sencillo que teorías sobre la crisis mundial o sobre herencias franquistas ya pasadas de moda, pero también mucho más grave. La raíz del problema está en el sentido de lo público. Mientras que en otros países europeos (cuanto más al norte, mejor) la ciudadanía considera lo público como un bien de todos, algo que a todos compete cuidar y que de todos depende, en otros países (cuanto más al sur, peor) entre los que se encuentra el nuestro, lo público se percibe lo público como de nadie, es decir, no lo sentimos nuestro. De ahí la degradación del mobiliario público, los parques, jardines, etc. Y resulta que el dinero público no es una excepción. Nos parece que robar dinero público no es robar a nadie en concreto, y por tanto, no se percibe como algo tan perverso. Y es más, tengo la triste teoría de que todo somos corruptos. ¿Hay algún funcionario público que no se haya llevado a su casa un simple boli, una grapadora, un paquete de folios o un rotulador? Eso, señores, aunque parezca una tontería, es corrupción. Como lo es atender a un amigo sin necesidad de hacer cola o pedir cita (no es necesario que medie dinero en el trato de favor). Cuando yo entré en el Ayuntamiento, las primeras navidades me quedé estupefacto cuando mis compañeros me pidieron que apuntara mi nombre y mi dirección en una lista. Cuando pregunté para qué, me respondieron que era para los promotores, para que nos mandasen regalos a casa. Así de simple y así de claro. Y eso que solo soy un funcionario sin poder de decisión ninguno. Por supuesto me negué a ello, y sigo haciéndolo, pero es una práctica que se ha venido repitiendo tradicionalmente cada año (ignoro si la crisis alcanzará también a esta práctica). Una cosa es que alguien traiga unos bombones para ser consumidos por todos, y otra muy distinta enviar un reloj o una pulsera a casa de un funcionario y ni siquiera ver esto como una práctica corrupta. El endeudamiento de los Ayuntamientos es una lacra y también una suerte de corrupción, porque la deuda no es del Alcalde, que no responderá con su patrimonio, sino de todos y cada uno de los vecinos que sin embargo no perciben esa deuda como suya, porque el dinero de todos parece ser el dinero de nadie. Mientras no cambie el concepto de lo público que tenemos todos y empecemos a cuidarlo, respetarlo y exigir una buena gestión como si de algo nuestro se tratase, la corrupción no tendrá solución. Cualquiera puede ser un corrupto, tan solo necesita la oportunidad y la sensación de impunidad. La oportunidad la da el cargo, y la sensación de impunidad nuestra falta de conciencia social. Es un hecho que el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente. Muchas veces pienso que las mayorías absolutas deberían estar prohibidas por ley. Tan solo generan impunidad y corrupción. La política debería ser diálogo y consenso por definición.
    Las causas por las cuales uno no denuncia todas estas conductas serían objeto de otro artículo, que tendría que ver con la justicia y el concepto de delito. Otro día.

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