El dracma griego

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Partenón de AtenasSiguiendo con la poca imaginación de que suelo hacer gala, se me ha ocurrido este título, nada original, para continuar el análisis de la crisis de deuda griega, que preocupa a muchos y  si no se resuelve satisfactoriamente, puede tener consecuencias nefastas para la economía europea.

La situación en Grecia es preocupante, por el calado de la crisis, y por la escasa o nula capacidad de reacción que están mostrando todos los  responsables políticos del espectro parlamentario; así que no se indigne nadie, porque mi comentario no tiene connotación política, y aspira sólo a aportar algún dato para la reflexión económica. Las cifras de la economía griega son muy malas: déficit público elevadísimo (10,5% del PIB), deuda pública en un nivel insostenible (143% del PIB), escasa o nula capacidad de recaudación impositiva para las arcas estatales, déficit de la balanza de pagos (100% del PIB) muy por encima de los niveles razonables entre los países desarrollados (40% a 50%), necesidad del ahorro exterior para seguir financiando la actividad interna, estructura productiva poco competitiva, mercado laboral ineficiente con elevadísimas tasas de paro, sector público ocupando un porcentaje excesivo de la economía nacional, etc.

Como dije en mi anterior reflexión, llegados a la situación actual, el país necesita que el resto del mundo siga prestando ahorro, con la esperanza de que tarde o temprano sean capaces de devolver todas sus deudas. Para ello, desde el exterior se plantean las condiciones habituales: firme propósito de corregir los desequilibrios estructurales, venta de activos que permitan captar recursos para reducir la deuda pública en circulación, búsqueda de eficiencia en todo el sistema productivo, lucha contra la corrupción y el malgasto, etc.; y, sobre todo, consenso acerca de que gobierne quien gobierne los próximos años, mantendrá el esfuerzo, a pesar de la resistencia ciudadana (en este caso, recaudar 76.000 M € hasta 2015). Si nos ponemos en el lugar de  quien va a prestar el dinero para que Grecia no caiga en la bancarrota (110.000 M €; es decir, 18,4 Billones ptas: 18.400.000.000.000 ptas), nos parecerá razonable esta exigencia: se presta más dinero al enfermo, siempre que éste se comprometa a tomar la medicina y hacer los ejercicios de recuperación necesarios para recobrar la salud, porque de lo contrario, ¿para qué vamos a financiar la operación?

Ahora bien, las medidas son impopulares, conllevan sacrificios para grandes capas de la población; afectan a una parte importante del mercado laboral, los empleados del sector público; generan protestas en las calles; en fin, cuestan votos. No parece que los políticos locales quieran afrontar el desgaste que ello supone, prefiriendo jugar sus bazas de cara a las próximas elecciones, en una peculiar interpretación de la gravedad del asunto. Ante esa situación, rechazan por tercera vez las medidas de ajuste presentadas por el Presidente del Gobierno, Yorgos Papandréu, como respuesta a las condiciones de los organismos internacionales que van a prestar el dinero necesario para que Grecia no suspenda pagos. Igualmente, se muestran reacios a respaldar las escasas medidas de reestructuración del sistema productivo que están planteándose; a modo de ejemplo, recordemos que el Estado tiene en su nómina (que en las actuales circunstancias no puede pagar, porque tiene dinero sólo para un mes) 768.000 empleados, que suponen el 17,5% del total de empleados del país (en España, que también puede mejorar, este dato es 15%). Posiblemente sea porque temen la fuerte oposición que encuentras en la sociedad; pero el caso es que sin un amplio consenso, no recibirán los imprescindibles préstamos internacionales que necesitan para seguir pagando. Y si estos fondos no llegan, el gobierno heleno deberá anunciar que suspende pagos; esa noticia produciría un impacto muy negativo en el resto de países europeos, inicialmente a través de las pérdidas que originaría en los bancos griegos, franceses y alemanes que tienen en su balance una importante cantidad de deuda pública: Francia, 92.000 M €; Alemania, 70.000 M € (ambos datos, a finales de 2010).

Ante la eventual quiebra del sistema financiero griego, muchas personas y empresas están moviendo su ahorro hacia destinos europeos más seguros, que para eso parece que sí vale estar en Europa; como todo el mundo sabe, la salida  de depósitos de las entidades financieras a un ritmo y con una intensidad superiores a lo habitual las pone en peligro; el fantasma de un “corralito” como el que vivió Argentina a comienzos de la década anterior sobrevuela el horizonte griego, e incluso empieza a rumorearse que para salir de esa hipotética situación, Grecia debería abandonar el euro, repitiendo un proceso similar  al que vivió la república sudamericana entonces: devaluación, empobrecimiento interno, impago de la deuda exterior, etc.

Yo deseo que tarde o temprano se imponga la cordura, que los políticos griegos sepan estar a la altura de los tiempos, aunque sea tarde, y que descarten volver al dracma, porque las consecuencias para sus votantes serán terribles, y tendría un impacto muy grave en el resto de Europa; esperemos que escarmienten en cabeza ajena, y recuerden que Argentina lleva una década embarrancada en la crisis, y fuera de los circuitos financieros internacionales.

4 Comentarios

  1. Ud. siempre nos habla de la Economía, de la deuda pública, de la crisis, del sistema financiero, de los circuitos financieros internacionales, etc. Y además lo remarca con negrita. Ya se que Ud. trabaja como economista y comprendo que la Economía se
    haya pegado a su ser, por deformación profesional; pero ¿Se ha planteado hablar alguna vez de las personas o pensar en sus necesidades? ¿Son sus necesidades que la Economía y las finanzas vayan bien o las personas tienen necesidades propias que satisfacer? ¿Se ha planteado que lo que es bueno para la Economía, puede ser malo para las personas, y viceversa? ¿En caso de tener que optar entre mejorar la Economía o mejorar la vida de las personas en la Tierra, con cuál de las dos opciones se queda?

    • Estimado Sr. González:

      Muchas gracias por su comentario. El único campo del que me atrevo a hablar, por deformación profesional evidente, es la economía, y con mucha humildad. Es evidente que detrás de mis comentarios hay perosonas, y que todos sufrimos por la crisis; por supuesto que lo tengo en cuenta. pero ¿qué pasaría si el sistema económico en el que nos desenvolvemos desapareciese? ¿Se imagina el impacto que en la vida de todas las personas podría tener un colapso del sistema financiero? ¿Se imagina por un momento las consecuencias que tendría la suspensión de pagos de un país mediano-grande?

      En mi opinión, a los políticos les corresponde interpretar cuáles sean los intereses de los votantes, pero a los economistas nos corresponde reflexionar sobre las consecuencias que las decisiones políticas puedan tener sobre la vida cotidiana de todos; y en ese terreno es en el que situo mis comentarios: si los políticos d3eciden cambiar el terreno de juego, analizaré (hasta donde sea capaz) las consecuencias de esa variación.
      Atentamente.

  2. Algunos pensamos que el sistema económico en el que nos desenvolvemos, es el mayor enemigo y problema que tienen el Planeta, los seres vivos y la humanidad en particular (aparte de ésta última). En ese sentido no podemos más que ver como una utopía maravillosa su desaparición. Nos veríamos obligados a comenzar de nuevo: a volver a pensar, a volver a construir algo diferente.

    Me puedo imaginar el impacto que tendría el colapso del sistema finaciero en la vida de todas las personas, porque ya hemos asistido a él (al menos parcialmente) y también hemos visto a lo largo de la Historia, el impacto que ha tenido su no colapso, y no solo sobres las personas, sino sobre toda la vida en la Tierra; a veces olvidamos que las personas necesitamos un Medio en el que vivir y no nos basta solamente con tener un Medio al que saquear y explotar (sobre todo si se trata de vivir bien y no de sobrevivir).

    Si los ciudadanos han aprendido a vivir por sus propios medios y a autogestionar su vida, la suspensión de pagos de un Estado mediano o grande les importará un pimiento, porque un Estado no existe, es un concepto, una abstracción , un símbolo. Para verlo con facilidad, puede hacer una prueba sencilla : 1º toquesé y luego intente tocar al Estado.

    No voy a entrar en si los políticos interpretan los intereses de los votantes o los intereses de una determinada casta, Es una discusión compleja para estas horas de la tarde de un domingo. Pero tenga en cuenta que hay muchísimos ciudadanos que no votan a los Partidos Políticos que tienen poder de decisión política (si es que realmente lo tiene alguno en materia económica, más allá de cumplir las órdenes del capitalismo global (FMI, Banco Central Europeo, OMC, etc.). Fijesé si el número de tales ciudadanos es grande, que resulta que ellos son muchos más que los que votan a PP y PSOE juntos. Curiosa Democracia ¿Verdad?

    Con independencia de las diferencias que podamos tener o de lo equivocado que pueda estar Ud. o yo, quiero agradecerle que se haya «rebajado» al diálogo, pues no todos son capaces tomar semejante medicina contra la soberbia, y prefieren el silencio o el tradicional ninguneo. El simple hecho de ponerse a dialogar con un comentarista discrepante, ya le honra y dice mucho en favor de su persona.

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