El estado sin territorio

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Estados, Municipios, Autonomia, regionesEl lector de este blog conoce sin duda a Mercedes Fuertes. Pues bien, ella y yo acabamos de publicar -está en las librerías desde hace unos días- un libro que puede interesar. Lo hemos titulado “El Estado sin territorio. Cuatro relatos de la España autonómica” y lo ha editado Marcial Pons. Lleva un prólogo de la Profesora Carmen Iglesias, académica de número de las Reales de la Lengua y de la Historia. Los cuatro relatos aludidos los llamamos: el relato del agua, el del bosque, el de la luz y el del cementerio.

Sabemos que, según las enseñanzas de la Teoría clásica del Estado, los elementos de este son el territorio, la población y el poder. Así se explica desde siempre y la referencia a G. Jellinek puede valer por lo que tiene de clásica y canónica. Pues bien, nosotros sostenemos que, en España, el Estado está perdiendo uno de esos componentes, a saber, el territorio. ¿Por qué? Pues porque se han erigido unos poderes territoriales (representados por las Comunidades autónomas y a veces por los Municipios) de una tal fuerza que impiden el normal despliegue de las potestades o facultades del Estado. Lo hemos llamado neofeudalismo pues fue característica de este período histórico la existencia de poderes señoriales que obstaculizaron la emergencia histórica de la unidad que suponía el Estado. Para explicar nuestra tesis nos hemos valido de los ejemplos consignados en los cuatro relatos citados.

El del agua se refiere a la gestión de los ríos que los nuevos Estatutos de Autonomía han atribuido alegremente a las Comunidades autónomas. Con ello se han desactivado las viejas Confederaciones Hidrográficas, una de las pocas aportaciones españolas al mundo de las organizaciones administrativas, copiada en otros países porque permitían, sabiamente estructuradas, componer los intereses territoriales y los de aquellas personas involucradas en el uso del agua. Ahora el Tribunal Constitucional ha reaccionado condenando los excesos autonómicos pero veremos si no ha llegado demasiado tarde.

El del bosque contiene el mismo argumento solo que aplicado a los espacios protegidos, especialmente a aquellos que ocupan varias Comunidades autónomas, como es el caso de Picos de Europa. Una malhadada sentencia del TC atribuyó la gestión del parque a las Comunidades autónomas y estas acaban de constituir un Consorcio para llevar a cabo tal cometido. Con lo que estamos inventando, a estas alturas, el Estado. Y todo ello cuando en los países federales o descentralizados existen parques naturalmente atribuidos al Estado.

El relato de la luz contempla la construcción de grandes líneas de alta tensión. Hay varias paralizadas o semiparalizadas en toda España porque existen acuerdos territoriales que impiden su normal desarrollo. Y el del cementerio acoge la polémica -inacabable- acerca de la ubicación del cementerio nuclear.

Adviértase que nosotros no entramos en el debate de si son o no necesarias esas líneas de alta tensión, mucho menos en el que tiene como protagonista a la energía nuclear. Lo que nosotros sostenemos es que las Comunidades autónomas y los Municipios tienen atribuidas competencias legítimas para la defensa de sus respectivos territorios. Esto nadie lo discute. Pero que tampoco puede discutirse el hecho de que, una vez planteados los conflictos, alguien tiene que estar llamado a resolverlos definitivamente. Y ese alguien es el Estado.

Para ello existen técnicas en los países federales contrastadas. La primera es la de la prevalencia del Derecho del Estado sobre los Derechos territoriales; la segunda la de la lealtad entre las instituciones que han de servir de gozne al funcionamiento de un Estado tan complejo y delicado como es el descentralizado (en cualquiera de sus modalidades).

¿Existen en España? El final de la película se halla en el libro.

2 Comentarios

  1. Acabo de leer el libro El Estado sin territorio y cuando lo he terminado , no he podido encontrar ni un solo aspecto que no comparta totalmente sobre el alocado y diarreico desarrollo legislativo sobre la distribución de competencias de nuestras adminsitraciones . Alguno de los ejemplos que usa el libro los conozco con detalle y solo puedo felicitar a los autores por el tino y esfuerzo documental empleado en un libro que no dejo de releer.

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