Recientemente comenté algunas ideas acerca del mal dato de crecimiento del PIB en el tercer trimestre, y las negras perspectivas que auguraba; abundando en esta línea, se ha publicado la información correspondiente al saldo de la Seguridad Social y, como se esperaba, también ha sido malo.

Una primera lectura del saldo acumulado a Octubre arroja un superávit de 5.610 M. €, equivalente al 0,52% del PIB; pero el propio Ministerio de Trabajo e Inmigración informa que faltaban por contabilizar 900 M € de gasto, que reducirían esa cifra a 4.710 M €, es decir, el 0,44% del PIB. Comparado con el año pasado a esta misma fecha, el dato es preocupante, porque supone la mitad del saldo positivo que se registró entonces. Esta circunstancia es la consecuencia natural del pésimo comportamiento de las variables clave del mercado laboral: durante los últimos 12 meses, el número de cotizantes ha disminuido en 430.000 personas, y el de pensiones ha aumentado 128.000; cualquier sistema que se enfrentara a una situación parecida reduciría los márgenes.

 Pero, además, las perspectivas para lo que resta de año no son nada optimistas, porque una parte considerable del gasto se concentra al final del ejercicio: como ejemplo, valga señalar que en apenas 2 meses, el año pasado el saldo dio la vuelta, concluyendo en un déficit equivalente al 0,2% del PIB; si, como temen muchos expertos, este año concluye de manera parecida, podría suceder que al final, la Seguridad Social  produjera un déficit equivalente al 0,75% del PIB, es decir, -8.000 M €, aproximadamente.

Como dije en el anterior comentario, el pasado verano el Tesoro Público explicó a los analistas financieros más influyentes del mundo que su Plan de Convergencia a la ortodoxia europea aspiraba a terminar 2011 con un saldo equivalente al -6% del PIB, para que el próximo año fuera -4,4% y concluir 2013 llegando a la meta del -3%. Si, para simplificar los cálculos, suponemos que el PIB se mantuviese constante durante todo este tiempo en 1,068 Billones de €, que es el correspondiente a las cifras anualizadas del último trimestre, el citado Plan equivaldría a que las cuentas públicas concluyeran 2011 con un déficit de 64.000 M €; el próximo, -47.000 M €; y el deseado final se produjera en -32.000 M €; por cierto, arrancamos desde -98.000 M €, que es como se cerró 2010. 

Para comprender mejor el alcance de los ahorros que el sector público en su conjunto debe realizar durante el próximo trienio, a lo mejor ayuda esta referencia: en 2009, que es el último año para el que el INE ha publicado los datos, la recaudación total por IRPF de toda España supuso 30.400 M €; es decir, el esfuerzo de ahorro de la Administración  este año debería haber sido tanto como lo que entre todos los contribuyentes pagamos por la renta; y el año próximo, la mitad.

O, si se prefiere, esta otra referencia: el conjunto de medidas de ajuste del verano pasado (recorte del 5% en media de los salarios de los funcionarios, congelación de las pensiones, eliminación del “cheque-bebé”, reducción de la ayuda al desarrollo, etc.) pretendían conseguir un ahorro en el gasto público de 10.000 M €; es decir, que el Plan de Convergencia contemplaba para 2011 la reducción del déficit público en una cantidad equivalente a tres veces y media el recorte del año pasado, y eso antes de las desviaciones comentadas. Y, desgraciadamente hay que centrarse en el numerador, los gastos, porque no parece que el denominador, PIB, vaya a ayudar mucho en este esfuerzo que nos espera.

En este obscuro marco, el dato de la Seguridad Social del tercer trimestre ha sido una piedra más en la pesada carga que soporta nuestra economía, porque era el único componente de todo el balance de las cuentas públicas que podía terminar en positivo, aportando unos 4.300 M € al conjunto, mientras que los demás factores restaban  cantidades importantes: 51.000 M € el Gobierno Central; 13.900 las Autonomías; y 3.200 las Corporaciones Locales (las tres últimas cifras, negativas, no se olvide).

Si el único factor que arrancaba en positivo y debía concluir igualmente en positivo, la Seguridad Social, parece que no cumplirá el objetivo en Diciembre; si las Comunidades Autónomas llevaban acumulado un importante déficit a mitad del ejercicio, que amenazaba el logro del objetivo anual; si las Corporaciones Locales atraviesan una dificilísima situación financiera que tiene a muchas al borde de la suspensión de pagos; y si además el PIB no creció el tercer trimestre y todos los síntomas apuntan a que puede caer durante el cuarto…. más que de convergencia a los criterios ortodoxos del euro, habría que hablar de divergencia. Por tanto, no nos extrañe que los analistas financieros que supervisan el cumplimiento de los objetivos propios auto-impuestos por el Tesoro tengan serias dudas del éxito, y actúen en consecuencia.

En vista de estos datos, me temo que mientras no cambie el ciclo y la economía recupere el crecimiento, a todos los contribuyentes nos esperan importantes sacrificios.

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