Como consecuencia de la liberalización del mercado energético, los Ayuntamientos están pagando mucho más por los recibos de la luz que hace un año y los grandes han hecho o están haciendo la tramitación necesaria conforme a la Ley de Contratos, para concertar el suministro. Extiéndase el problema a las comunicaciones telefónicas globales.
Sin embargo, lo que es normal no debiera serlo tanto. Me pregunto qué capacidad de maniobra tienen los pequeños Ayuntamientos para efectuar contratos con las compañías en el mercado libre. Ninguna o casi ninguna. Quizás es ser reiterativo, pero ¿qué puede hacer un Secretario que lleva tres o cuatro Ayuntamientos ante una cuestión, además, tan sumamente técnica? Prácticamente nada, a no ser que se dedique también los domingos a estudiar la situación. ¿Qué entiende un Secretario de energía activa, reactiva potencia, kilowatios etc..? Un Ayuntamiento pequeño, e incluso mediano, carece de técnicos. Mi Ayuntamiento es pequeño y yo no entiendo nada de electricidad, pero estábamos viendo que los recibos iban en aumento continuamente. Tuve la osadía de buscar por internet y asomarme leer los pliegos jurídicos y técnicos de la contratación que se disponía a hacer la capital, decenas de folios. No entendía nada. ¿Y qué hacer cuando se carece de técnicos y de ayuda externa? En nuestro caso, al igual que en otros muchos Ayuntamientos, acabamos contratando con una consultora libre para que nos estudiaran las mejores tarifas a contratar y las formas de reducción de los recibos. El precio del contrato será la mitad del ahorro que se demuestre que se ha producido en el primer año.
Mientras tanto, Gobierno, compañías eléctricas e instituciones obvian a los pequeños Ayuntamientos.
1. Las compañías eléctricas en primer lugar, en una lamentable política empresarial y hay que decir, antideportiva (como dice el dicho, pan para hoy y hambre para mañana a lo que seguramente opondrán eso de que me quiten lo bailao), en vez de aconsejar mediante asesores y visitas las mejores tarifas a sus clientes (en este caso los Ayuntamientos), les fidelizan no con suculentas ofertas comerciales, sino con el enmarañamiento y el oscurantismo. Se escudan diciendo que ya han enviado periódicas comunicaciones sobre la necesidad de contratar nuevas tarifas. Así pues, tratan de perpetuar el monopolio por la vía de hecho. ¿Cómo se va a arriesgar un Ayuntamiento a cambiarse de Endesa a Fenosa o de ésta a Iberdrola o desde la que sea a otra sin saber si se asegura el servicio, si se repararán inmediatamente las averías, quién tiene que atenderlas y si es cierto que son mejores sus tarifas y no se están haciendo ofertas temporales de enganche?
2. ¿Por qué la normativa que desemboca en que se vaya penalizando al cliente si no acude al mercado libre? Yo no lo acabo de entender. ¿Desde el Gobierno no se podría haber establecido que las compañías deberían estar obligadas a facturar con la mejor tarifa disponible a los Ayuntamientos?
3. ¿Por qué desde las Diputaciones y Comarcas o la Comunidad Autónoma no se han tomado medidas para ayudar a los Ayuntamientos pequeños? Es triste tener que recordarlo de nuevo, pero las Diputaciones tienen la obligación ontológica, su razón de ser, en la asistencia a municipios, Ley de Bases dixit. Ésta asistencia es o debería ser en tres niveles: financiera, jurídica y técnica. La primera se cumple a base de miles de planes, programas y subvencioncillas. La realidad tanto de la asistencia jurídica como técnica es sin embargo sumamente cuestionable. ¿Tan difícil sería que se hiciese un estudio por técnicos de las DDPP para aconsejar a los Ayuntamientos qué hacer?. O incluso que se actuara en economía de escala y se llevase a cabo una contratación por la Diputación y se procurase un sistema centralizado de compras, en este caso suministro de electricidad?
Un penoso problema que agrava la situación de asfixia financiera de los Ayuntamientos.
Totalmente de acuerdo. La actividad de las eléctricas es una vergüenza y las diputaciones, que son un nido de caciquismo y clientelismo político, no cumplen sus funciones.
Los ayuntamientos deben convertirse en productores de la energía eléctrica que necesiten, colocando placas solares en las instalaciones municipales.
En mi Ayuntamiento nos hemos embarcado en esta aventura y ya empezamos a ver las siguientes ventajas:
1ª) Autosuficiencia enérgetica: ya no dependes de las Compañías Eléctricas, ni de sus abusos, ni de sus líos con los Gobiernos Nacionales, porque la electricidad la produce tu propia «empresa».
2ª) Drástica reducción del gasto corriente municipal: hay que tener en cuenta que la cantidad que se viene consignando en la partida correspondiente a electricidad, en el estado de gastos de nuestro Presupuesto Municipal, es la más elevada de todo el Capítulo II, superando con mucho incluso a la de Fiestas Populares que es la siguiente por cuantía.
3ª) Obtención de ingresos económicos directos por y para el Ayuntamiento, al vender la electricidad sobrante que se ha producido y que se vierte a la Red General.
4ª) Amortización del coste de las obras de instalación de las placas solares correspondientes, gracias a los ingresos anteriores y en periodos muy cortos de tiempo.
5ª) Disminución del uso de combustibles fósiles, contribución a frenar el cambio climático y beneficios ambientales generales para toda la colectividad.
Hace algún tiempo que sigo este blog y reconozco haber aprendido mucho con los comentarios que en él se hacen, siempre, desde mi punto de vista, muy acertados.
No trabajo ni directa ni indirectamente en administración pública alguna, pero casi todas las entradas son de mi interés.
Sin embargo, esta vez, no puedo estar de acuerdo con algunas de las cosas que aquí se indican.
Para conocer cuál es la mejor tarifa a aplicar en un suministro eléctrico es necesario disponer de un histórico de consumo. Por tanto, [i]a priori[/i], las únicas compañías eléctricas capaces de hacer un asesoramiento bueno sobre un determinado punto de suministro son las que lo comercializan o lo distribuyen. El resto, sólo puede hacerlo si el cliente final facilita esa información.
Por otro lado, no es necesario ser un técnico en la materia para conocer qué tarifa conviene. Es cierto que las facturas pueden ser un tanto difíciles de «descifrar», pero sólo se requieren ciertos -pocos- conocimientos para «cocinar» los datos en una simple hoja de cálculos. Vayamos por partes:
* Energía activa.- es el consumo efectivo que se realiza.
* Energía reactiva.- es el consumo que se realiza, pero que no es efectivo. En otras palabras (no doy una definición técnica) es la energía que circula en sentido inverso y que es producida por ciertos aparatos conectados en la instalación (por ejemplo, los condensadores).
* Término de potencia.- es la cantidad de potencia que podremos demandar en nuestra instalación por contrato, no por capacidad de nuestra propia instalación.
Además, la energía (activa) puede tener diferentes precios según la hora del día y del día en que se consume. Esto es fácil de entender, porque es, en esencia, la ley de la oferta y la demanda (más barato cuando menos demanda se produce y viceversa).
Para calcular el término de potencia (potencia máxima que podremos demandar en un momento dado) hay que conocer qué aparatos eléctricos tengo conectados y cuántos lo hacen de forma simultánea. Si se contrata una potencia muy superior a la necesaria, se está pagando de más.
Por último, hay que saber que la energía reactiva puede generar penalizaciones, si supera un determinado valor. Esta energía es medida por el equipo de medida y se puede corregir mediante la instalación de baterías.
Así, muy en resumen:
* Sumamos todos los aparatos eléctricos de nuestra instalación que se conectan de manera simultánea para obtener el término de potencia.
* En una hoja de cálculo, desglosamos el consumo, hora a hora y día a día, que hacemos en nuestra instalación y con ello y las tablas de precio de energía por hora y día (disponibles de manera pública en la página http://www.omel.es/) podemos comparar con las ofertas que nos hacen desde las eléctricas.
* Comprobamos que tenemos bajo control la reactiva (no generamos penalizaciones) o, en su caso, remediamos la situación.
Las compañías eléctricas disponen de asesores para AAPP, PYMES y particulares (todas las que conozco las tienen). Generalmente, [b]necesitan los datos de consumo[/b] (cuanto más detallados sean, mejor) y, sobre todo, [b]los usos de las instalaciones[/b], para hacer el cálculo de la mejor tarifa. De ahí que las eléctricas no puedan aplicar la mejor tarifa posible si no conocen los hábitos de consumo de los clientes.
Creo recordar que en la Red existen algunas hojas de cálculo para calcular la mejor tarifa e, incluso, el mejor uso de las instalaciones. Un asesor energético lo que hará es este mismo trabajo.
La duda que se plantea sobre quién atenderá las incidencias es lógica. La tiene un Ayuntamiento, un particular o una empresa, cuando decide cambiarse de compañía suministradora, ya sea de electricidad, de servicios de telefonía, etc. En este caso, hay que recordar que la red de distribución seguirá siendo de la compañía «de toda la vida», aunque la gestión de incidencias, reclamaciones, etc., pasará a la comercializadora.
Saludos,