Informe PISA. El último de la fila.

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Informe PISA. El último de la fila.

Abrió un interesante melón D. Manuel Pimentel, el de la Educación y el endémico fracaso nacional (su poste “Es la educación, ¡estúpido!”). Tema que también de otro modo y en un post lateral, trata el Profesor Tolivar a propósito de la nula idea de conceptos básicos del derecho que tiene la sociedad en general (“Enseñanzas ayunas de Derecho”). Se pregunta D. Manuel qué es lo que puede pasar para estar a la cola de las cosas europeas, como suele pasar siempre.El tema, desde mi modestísimo punto de vista no se puede tratar en forma binaria cero-uno, blanco-negro, sí-no. El problema es, por supuesto multifactorial. La importancia que tenga cada uno de los factores que intervienen es tema aparte pero es lo fundamental, lo deberán estudiar los sesudos y nada eficientes pedagogos del sistema educativo, diecisiete + uno. El uno es el que se supone que coordina y el de la “alta inspección” y bla, bla.

Como la cuestión es de fondo y cada una de las razones a su vez habría que desgranarlas, propongo sólo apuntar ideas y que opinemos todos abriendo un debate, si es que a alguien le apetece discurrir y/o discutir. A nivel enunciativo, sugiero unas cuantas posibles causas de por qué no funcionan las cosas como deberían:

1) Escasísimo cultivo del valor “esfuerzo”. Los alumnos van a la escuela a que alguien les divierta y les motive o les soporte simplemente durante un rato. Todos sabemos que muchos aspectos del estudio son aburridos. Si se puede uno divertir, mucho mejor. Pero hay que estudiar, ser constantes, no se va a pasárselo uno pipa.

2) Escasísimo cultivo del valor “disciplina”. En su doble vertiente: a) Con respecto al alumno, para consigo mismo, método, fijación de objetivos y acción para llevarlos a cabo. b) Con respecto a la relación Profesor-Alumno, hay que dotar al maestro de medios para que se mantenga un respeto mínimo. Cierto que el respeto lo consigue normalmente el profesor por su valía y sus métodos. Pero cierto es también que en los casos extremos debe existir la posibilidad de que se apliquen medidas disciplinarias con el alumno sin tanta formalidad ni expediente administrativo, de una forma rápida acción-reacción.

3) Valor de honradez puesto en entredicho. Muchos de los alumnos van a aprobar, no a aprender. Y muchos profesores imparten docencia sin motivación, con escasas ganas y porque de algo hay que vivir.

4) Ausencia de educación por las familias. No se puede esperar que los chavales sean educados en los centros tan sólo. La educación fundamental parte de la familia y es un problema de toda la sociedad que por cierto, no ayuda en absoluto. Como reza el dicho africano, “para educar a un niño es necesaria toda la tribu”.

5) Excesivas ratios en número de alumnos por aula. No se puede trabajar igual con quince que con treinta alumnos. Lo de la atención personalizada, lo de la atención a la diversidad que predica el sistema es una falacia que no se la cree nadie. Los profesores hacen en muchas ocasiones bastante más de lo que pueden.

6) No existen controles de calidad. En una fábrica o en una empresa se producen bienes o servicios y se controla el proceso final para ver si se cumplen los parámetros de calidad, por supuesto, con criterios de eficiencia. Medir la calidad en la enseñanza es ciertamente complicado. Uno de los métodos es precisamente el Informe PISA pero el control final y verdadero es comprobar si los alumnos que salen del sistema consiguen trabajo pronto, si están suficientemente cualificados, si son creativos, si son emprendedores etc. El resultado final también se traduce en creación de empleo o jóvenes en paro y a medio y largo plazo, en prosperidad.

7) Inexistencia de sistemas gerenciales en los centros. Son los propios profesores los que dirigen los colegios e institutos, con lo cual difícilmente se va a controlar al profesor ineficaz, no existen posibilidades ni medios. Algunos profesores, inexplicablemente, todavía se consideran mejores profesores por más duros cuantos más suspensos hay en su asignatura. En estos casos se debería estudiar a fondo qué es lo que pasa.

8) Se puede discutir mucho sobre qué contenidos son los mínimos a exigir en cada nivel y en cada asignatura. Quién diseña los programas, qué contenidos deben tener, qué extensión, qué nivel existe aplicación de los conocimientos teóricos a la práctica etc. Los que diseñan el sistema a veces parecen vivir en un mundo feliz pero alejado de la realidad.

9) Se hace poco énfasis en desarrollar procesos de promoción de la inteligencia, tanto en el aspecto intelectual como en el de la inteligencia social y emocional, factores muy importantes para la obtención del éxito. Enseñar no consiste sólo en transmitir conocimientos, es transmitir valores, inquietudes y actitudes.

10) Se sigue un proceso de selección del profesorado probablemente bastante deficiente. Porque no se trata sólo de medir conocimientos para impartir docencia, si se es licenciado es porque ha superado las asignaturas de la carrera correspondiente, o sea, que los conocimientos se le suponen. Habría que hacer mucho más énfasis en otro tipo de capacidades: comunicativas, de motivación, de liderazgo, de ilusión, de vocación, de actitudes positivas. Todos estos aspectos, tan fundamentales, no se tienen en cuenta en la selección del profesorado. El sistema de obtención de la aptitud pedagógica para los profesores (CAP) de ESO y Bachillerato era un mero trámite. Ahora se ha rediseñado en forma de máster y me da la impresión inicial de que los diseñadores no se lo han tomado demasiado en serio. Por no hablar de los sistemas absolutamente endogámicos de selección del profesorado en la Universidad. ¿Cómo es posible que en el ranking mundial de calidad de las universidades la primera española se sitúe en el puesto ciento treinta y tantos?

11) Se obvian problemas muchas veces por ser políticamente correctos. Porque no puede ser demasiado útil que en determinados colegios y en determinadas zonas exista una población inmigrante de hasta el 80 % en las aulas, alumnos que, con todo el derecho, se incorporan en cualquier fecha del año en que llegan al país. Si se trata de integrar, de deberían repartir mucho más por los centros de tal modo que no existieran algunos saturados y otros con escasa incidencia.

12) Es necesario un gran pacto nacional por la educación, como un valor de desarrollo absolutamente fundamental en un país; no es de recibo que cada vez que existe un cambio de signo político se dé la vuelta a todo. Un sistema educativo debe ser eficaz, eficiente, realista y perdurable.

13) Muchos factores que inciden en el problema y que no se solucionan con alternativas normativas tan sólo, aunque también. Es necesario un profundísimo cambio de actitudes de alumnos, profesores, familias y la sociedad en general. Sobre la base de que algunos valores son absolutamente imprescindibles: esfuerzo, disciplina, voluntad, curiosidad, seriedad, objetividad, honradez, discernimiento y método. De todos.

Por cierto, en otra ocasión podríamos comentar los métodos de reclutamiento de los empleados públicos. Otro interesante debate que nadie ha decidido abrir.

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