Cuando llegué al pueblo llovía como nunca, en el Pirineo la lluvia asusta pronto. Aparqué el coche como pude y entré corriendo al único bar que había abierto en el pueblo –y en todo el valle, pues los negocios no van muy bien por estas latitudes-. La reunión del tribunal seleccionador era en el Ayuntamiento a las diez, pero yo me había despistado con lo del cambio de hora y había ido bastante antes. Para no molestar a la secretaria con mi presencia madrugadora me fui al bar ya que tienen un hogar de leña muy acogedor y un pincho de tortilla al estilo Betanzos que resucita a un muerto –tiene fama en la provincia-.

Me sorprendió que el bar estaba muy lleno de lugareños tomando café y almorzando. Me extrañaba porque en mi ciudad los comerciantes dicen eso de “mañana de lluvia cajones vacíos”. Pero luego me enteré que en la montaña es al revés, la gente del lugar no pueden subir por las pistas a hacer madera, a sacar el ganado, ni a “dallar el heno”. Por eso el que no tiene ganado que atender se recoge en el bar. 

Al entrar me fijé que los parroquianos me miraban de arriba abajo sin disimular como en los salones del lejano oeste. El café de montaña es fuerte y es lo que tiene, fui al servicio un momento. Cuando volvía a mi sitio oí desde el pasillo que entre la peña parroquiana alguien preguntaba quién era el panolis que estaba en el baño. Me quedé quieto para no interrumpir la conversación  con mi presencia.

– Ese es de la dipu que lo he visto en el Ayuntamiento otras veces, viene al tribunal ese en el que va a aprobar de oficinista la Mariajo. ¿no sé para qué hacen tanto teatro si no queremos a otra que no sea Mariajo?

– ¿Pero ya permitirá “la marquesa” que el alcalde  apañe el asunto para la Mariajo? -dijo otro

– La Mariajo ya tiene en su mano el examen,¡si no aprueba es tonta, que no me extrañaría. Y como no apruebe, su marido, el Julian, la liará. Acordaros de la última, que sacó la escopeta!

Nada más decir lo de “la marquesa” empezaron las risas. Al final pude enterarme que “la marquesa” era la secretaria del pueblo y que el otro día cuando estaba ella sola tomando café en el bar uno de los parroquianos cuando ella se había ido al baño, le echó un ansiolítico que usan para el ganado y ella se quedó profundamente dormida en mitad de un pleno del Ayuntamiento, con las consiguientes risas de los presentes, y la amenaza de expediente disciplinario por parte del señor alcalde. Como no quería escuchar más cerré nuevamente y de forma brusca la puerta de los servicios y salí. Silencio sepulcral y miradas inquisitivas.

No aprobó la tal Mariajo. Como la experiencia es un grado siempre llevo en estos tribunales algún modelo alternativo de examen por si procede cambiarlo a última hora, y romper confabulaciones. Mirada asesina la del alcalde cuando “la marquesa” le informó que quien había aprobado era la hija de Roque el pastor del pueblo de al lado, con quien el alcalde no es muy amigo. Después del examen como era tarde para bajar a la capital  nos fuimos todos a comer al bar de la tortilla. Entonces, y con los ojos algo enrojecidos ella me contó que ya conocía lo del mote de “la marquesa” y que había sido el alcalde quien se lo sacó. Que lo del ansiolítico era verdad, que lo había denunciado en el cuartelillo de la Guardia Civil pero al no poder demostrar quién y dónde le había echado el relajante, no podían hacer nada. Que ella llevaba varios años sufriendo un mobbing y una presión insoportable y que el no aprobado de la Mariajo le traería problemas. Que le habían pinchado las ruedas del coche porque había informado desfavorablemente para adjudicar a dedo al albañil del pueblo una obra de 100.000 euros. Que ella llevaba tiempos tomando tranquilizantes porque la presión era insufrible, y que eso le estaba pasando factura a su vida familiar.

Unos días después me enteré que “la marquesa” se había divorciado y había pedido traslado al ayuntamiento de otro pueblo por recomendación médica, aún perdiendo dinero. Que la que le quitó la plaza a la tal Mariajo había marchado por patas del lugar. Y que la Mariajo como se había quedado la primera el la bolsa de oficinista volvía a ser la “reinona” del lugar una vez que ya no le hacía sombra “la marquesa”. Y que ahora en el bar de las tortillas la frase de moda dicha entre carcajadas era la de “ansiolíticos para la marquesa”. Que la Mariajo ejercía de accidental y que ya no se adjudicaban contratos en el pueblo a empresas forasteras.

Esto es lo que pasó. Y lo que pasa día a día, en el Pirineo, en Canarias, en Madrid, en cualquier parte de este país. Si la polarización, la politización, el trincherismo social, está degradando las instituciones públicas, en el ámbito local esa sinrazón se canaliza habitualmente contra la persona que ejerce la Secretaría, o la Intervención, pues viene a representar al Estado aunque no sea así. En ocasiones, aunque menos, también hay presión para con los alcaldes como años atrás ocurrió en ese desgraciado suceso de Fago, en pleno Pirineo. En el ejercicio de mi trabajo con cierta frecuencia soy testigo de llamadas de personas que ejercen puestos reservados, tanto de carrera, como interinos o accidentales, consultando dudas absurdas que dejan claro que la persona que la formula sabe perfectamente la respuesta, pero que necesita hablar con alguien que no esté en la peña del mobbing local. A veces más que Derecho necesitaríamos conocer de Psicología. Romper a llorar al otro lado del teléfono a gente que conoces personalmente y que sabes que como vulgarmente se dice “los tienen bien puestos” pero que la presión ha podido con ellos o ellas, es algo que rompe el alma.

Por desgracia el exceso de trabajo, la falta de recursos humanos y materiales, una legislación solapada e incongruente, órganos de control externo que focalizan al ámbito local como nicho de alcances, no siempre reales, el exceso de responsabilidad impuesta sobre quienes ejercen los puestos reservados en las entidades locales, convierte la función reservada en un martirio, en algo que es imposible hacer bien o medio bien, un reparto competencial infumable e inentendible, órganos judiciales que aplican más rigor si ante ellos está el secretario, el interventor o un alcalde. Todo eso impide oxigeno para la habilitación.  Parece que es lo que quiere el sistema, que el dique de contención se rompa y la ilegalidad sea la norma. Cuando no es un expediente disciplinario abierto por el alcalde contra la secretaria o el interventor por lo primero que se le antoje, es un concejal de la oposición que te denuncia en la via penal por prevaricación, también por lo primero que se le antoje. O el del bar que este año no quiere pagar la tasa de veladores porque ha hecho frio. O los de la empresa constructora de enfrente que se han cabreado por la sanción impuesta por tirar escombros en el carrascal, o porque no se les ha adjudicado el contrato de obras de todos los años.

Y con esto no digo que haya corrupción en el mundo local, que me consta que hay mucha menos de lo que se dice. Pero los que dirigen los ayuntamientos y las entidades locales no llegan a comprender, o no quieren entender, que no es legal que se favorezca a los de pueblo en procesos selectivos, en contratos, en prestaciones de servicios, en pago de tributos. Cuando la presión surge desde la honestidad local los reparos, las observaciones o los informes negativos emitidos por quienes ostentan los puestos reservados, son considerados por los dirigentes locales como un intento de “fastidiar a los del pueblo”. Ellos se consideran los depositarios del interés del pueblo, y ven a la secretaria, al interventor, como funcionarios prepotentes que solo quiere tener protagonismo aún en contra del desarrollo del pueblo.

¡No así no podemos continuar más! El modelo actual que pretende dar un estatus protegido a quienes ostentan el puesto reservado en las entidades locales, ese modelo no funciona. Muchas son las formas de presión. Si no funcionan los gritos o las críticas públicas contra el habilitado o su sustituto,  se prueba denegando vacaciones sin fundamento alguno, modificando a la baja complementos específicos, cambiando al secretario o interventora de un despacho normal a un despacho pocilga, o poniendo jornada partida al habilitado, señalando los plenos a última hora del viernes o el sábado solo para molestar al habilitado que vive en la capital. O pastillas o  el “sí bwana”, “lo que mande usted señor alcalde”, “firmo lo que sea”, “no es legal pero ya digo que si que lo es”, “ya certifico que la obra está hecha, esperemos que el contratista no entre en concurso antes de hacerla”….. solo así puede sobrevivir el funcionario que ejerce el puesto…, la salud, la familia, la autoestima está en juego. Supongo que desde la Carrera de San Jerónimo en Madrid (Congreso) o desde la calle del Nuncio nº 8 (FEMP) son conocedores y conscientes del tema. Y si no fuera poco con la presión local, viene la externa, esa que exige plazos rigurosos para enviar ficheros a plataformas online nada intuitivas y poco racionales, so pena de retención en la participación de tributos del Estado, o propuesta de sanciones directamente para el habilitado. Cien años lleva la habilitación, pero nunca había estado tan mal. Solo hay que ver la sección de enjuiciamiento del Tribunal de Cuentas y ver como se trata lo local.

Y no olvidemos de paso el infierno de los interinos, especialmente desde que alguien en tertulia de taberna perpetró la ley 20/2021 y con ella la defectuosa modificación del artículo 10 del Estatuto Básico del Empleado Publico. Ahora con esa sinrazón de que el interino debe cesar a los tres años de su nombramiento vamos a tener un circo de interinos e interinas mochileros, mochileras, que serán sustituidos por otros que cuando quieran enterarse por donde se la cuela el alcalde ya tienen que cesar y marchar. Cuando tengáis que entrar en un quirófano a vida o muerte y os enteréis que el cirujano es interino saltar de la camilla, con solo tres años de experiencia en ese hospital el peligro es latente.  Y de los funcionarios propios que ejercen obligatoriamente como accidentales ya hablaremos otro día.

Alguien debe hacer algo. Así los ayuntamientos se nos caerán por el precipicio, y con ellos el alumbrado publico, el suministro de agua, la depuración de las residuales, la seguridad de las calles, el transporte urbano, los servicios sociales, la educación preescolar, la protección civil local, la sanidad de los espacios públicos, el urbanismo, las instalaciones deportivas locales… y más… todo eso corre peligro ¿Podrá aguantar otros cien años más la habilitación nacional? Yo doy por hecho que no.

6 Comentarios

  1. Gracias por tu relato Sebastián, me ha emocionado mucho porque durante su lectura se me formaban a cada momento imágenes de una terrible etapa personal que pasé hace años, del tipo de la vivida por esta Secretaria, que no es marquesa… ¡¡¡es Secretaria!!!.
    ¡Gracias!

  2. Impresionante artículo que debería de ser de obligada lectura para todos los que están o piensan embarcarse en esta aventura. Porque todo lo que mencionas en el mismo es de absoluto conocimiento de los legisladores y los burócratas de las grandes capitales donde se toman las decisiones que afectan a la vida local. Es como el endémico problema de la vivienda en este país; TODAS las administsciones; Entes e Instituciones conocen de su existencia; pero TODOS ellos contribuyen a que siga empeorando ya sea con la inacción o con la adopción de medidas y normas que lo fomentan. Ese artículo artículo 103.1 que indica como y que objetivos sirve la Administración; me parece cada vez más un insulto al intelecto general. Objetividad? Intereses generales? JA JA JA
    Y ya de las dilaciones y falta de regularidad en los procesos selectivos y de los incomprensibles criterios relacionados con la provisión de puestos de trabajo; hablamos otro día..

    Gracias gracias y mil gracias por este artículo; escrito y FIRMADO. Es triste que en el Cuerpo de Habilitados cada vez haya menos sentido de la unidad. A veces pienso que sería necesario una crítica también interna; autocrítica.

    Es muy desalentador el futuro. Gracias de nuevo por el brillante artículo .

  3. Excelente reflexión. Hace muchos años estuve en un tribunal en un pueblo. El único aprobado fue un forastero. Meses después el Secretario del lugar me dijo que el fontanero del pueblo no fue a hacerle una reparación, diciendo que si quería que llamara al fontanero del pueblo del forastero. Tan real como la vida misma.

  4. Tan crudo como real.
    Hay cosas de estas por muchos sitios aún.
    Muchos de nosotros en los tribunales nos ponemos de secretarios sin voz ni voto….así no hay presión posible.
    Nos mimetizamos como los lagartos.
    O eso o morir en el Intento.

  5. Es curioso como NADIE ve o quiere ver que esta presión es generalizada y la situación va a peor y peor. Una historieta cierta y pero muy significativa: durante la elaboración de la RPT de varios Ayuntamientos de mi zona, que hacía una famosa empresa dedicada a esto y se supone que es la que más sabe (que en su manual pone que el trabajo de campo es «imprescindible» y la hizo desde Mallorca, sin aparecer ni un día y se encargó una chica que no había pisado un Ayuntamiento en su vida y llevaba poco en esto (vamos, que se veía que n.p.i.), pero elaboran RPT como churros gracias a contratos con Diputaciones), los habilitados planteamos que se contemplara que dentro del factor «penosidad» debía incluirse en las características de la plaza la a veces auténticamente salvaje presión psicológica de esta profesión, que se ha generalizado y ya va casi implícita en estos puestos de trabajo, como en prácticamente ningún otro caso (en internet vi una noticia sobre que éramos el colectivo con más acoso laboral de toda la Administración española). Naturalmente, ni puto caso.

    Personalmente, TODOS los habilitados que conozco, especialmente mujeres (que no se me malinterprete: no es machismo; es que ellas lo sufren más si cabe, y todos sabemos que es verdad) o han estado, o están en tratamiento médico por culpa de esta profesión y sus circunstancias. Esa empresa desconocía, por ejemplo, que desde 2012 con todo el tema de estabilidad, información a Ministerio, etc., se había multiplicado el trabajo y la presión, sobre todo en la Secretaría-Intervención, donde la situación todos sabemos que es insostenible y donde más se dan esos casos, porque encima será culpa nuestra que las cuentas no cuadren y vengan los Planes de Ajuste, etc. (de hecho, quien hizo estas RPT no sabía ni qué era un PEF)
    Respecto al Colegio, personalmente perdí hace mucho la fe en él, sigo por conveniencia para que no haya pegas con comisiones de servicio, etc., algún día me enteraré de para qué sirve si no planta cara y se las traga todas. En mi opinión, el propio Colegio debería proponer el hara-kiri de la profesión y la desaparición de este Cuerpo, planteando clara, pública y sin medias tintas la situación real y se deje el cuento de que somos garantes de la legalidad y toda esa milonga, y que el control se haga desde órganos externos verdaderamente independientes., porque es que el RD 424/2017 suena ya hasta a cachondeo, vaya perlas:

    – «El órgano interventor de la Entidad Local ejercerá el control interno con plena autonomía respecto de las autoridades y demás entidades cuya gestión sea objeto del control. A tales efectos, los funcionarios que lo realicen, tendrán independencia funcional respecto de los titulares de las entidades controladas». Claro, de quien te paga, decide cuánto te paga, te pone el horario, te da o quita personal, etc.

    – «El órgano interventor dispondrá de un modelo de control eficaz y para ello se le deberán habilitar los medios necesarios y suficientes». Por supuesto, todo lo que necesitemos para controlarlos A ELLOS, y no cuantos menos mejor para que puedan hacer lo que les dé la gana y luego poder culparnos de lo que pueda pasar (ver sentencia sobre condena a un compañero Secretario Interventor a 27 meses de inhabilitación, creo, por no licitarse contrato de mantenimiento o leasing de fotocopiadora y absolución a concejala y alcalde porque, pobrecitos, no sabían que había que hacerlo, y no que el pobre hombre les advertiría mil veces sobre este tema, como hacemos todos, pero no daba abasto para licitar hasta los bolígrafos).

    Que levante la mano el que no caería si fueran a por él en los tribunales porque no da más de sí y algo siempre se va dejando (la compra de un ratón o una grapadora, se pasa que ya hace más de 1 año que se contrato el mantenimiento de la puñetera fotocopiadora, etc.). Yo, desde luego, voy padentro seguro.

  6. Magnífico artículo, mi más entusiasta enhorabuena a su autor, gran y exacto retrato costumbrista, se agradecen estos escritos, Francisco Sosa Wagner

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