Tuve un profesor en la Universidad que nos aconsejaba de tal guisa ante la proximidad de un examen: “No es necesario que sepáis, sólo que lo aparentéis de forma convincente”. Entiendo que quería decir que lo importante es aprobar, no aprender o saber, y aunque desde luego no estoy de acuerdo, la verdad es que tenía parte de razón, y es que ciertamente la apariencia de sabiduría imprime respeto –y si no que se lo pregunten a algún compañero que da continuas conferencias- . El caso es que servidor que les escribe debe “aparentar” que sabe mucho de política. No es cierto, manifiesto públicamente que no soy experto en política (al contrario que millones de españoles que sí lo son). A lo sumo soy “semiexperto” en política… local. No obstante, por extraño que parezca, me requieren habitualmente sobre el tema. En concreto, hace poco, me preguntaron: “Tú que sabes tanto de política… ¿Eres de izquierdas o de derechas?”
Respondí que era una pregunta demasiado abstracta, e intenté puntualizar:
– Mira – dije- si tú me preguntas si estoy a favor de la prestación eficiente de servicios sociales, de la intervención racional del Estado en la economía y de que “todos contribuyan al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad y que, en ningún caso, tenga alcance confiscatorio” (art. 31.1 CE), te diré que estoy completamente de acuerdo.
– Claro, –intervino- eso es porque eres de izquierdas.
– No, no, espera –dije-. Si tú me preguntas si estoy a favor del cumplimiento íntegro de las penas por parte de los presos, de adoptar posiciones firmes frente al terrorismo, y de la libertad empresarial, dentro de la economía de mercado, te diré que estoy completamente de acuerdo.
– Ya, –dijo de nuevo- eso es porque eres de derechas.
– Bueno… ¿pero en qué quedamos? – pregunté- ¿soy de izquierdas o de derechas?
– Umm, no sé, tendría que hacerte otra pregunta… ¿Quién crees que ha sido el mejor Presidente de la democracia española?
– Uno cuyo apellido es González….
– ¡Ah!, por fin salí de dudas… ¡eres de izquierdas!
– No me has dejado acabar –le interrumpí- Uno cuyo apellido es González… y su nombre completo es Adolfo Suárez González.
– ¡Ah, vale! ¡Por fin queda claro! ¡Eres de centro!
En fin, la conversación es surrealista, pero da debida cuenta de la necesidad que tiene mucha gente de ubicar y ubicarse en “la izquierda”, en “la derecha”… o en “el centro” – por cierto, me hace mucha gracia cuando dicen que “Obama es de centro”-. Se confunden con frecuencia los conceptos opinión política, ideología política, tendencia política, y partido político… Y es que todo esto aún puede ser peor si se plantea desde una cierta (in)cultura del reduccionismo que llevaría a preguntar: “¿De qué partido eres? ¿Del PSOE ó del PP?”. Pues a ésta (que afortunadamente no me la han hecho pero que en cualquier momento me la espero), yo respondería: “Pues mira, resulta que ninguno de los dos me da de comer”. Además, que yo sepa, hay más partidos. Lo cierto es que en este país somos de un partido político igual que somos de un equipo de fútbol (“viva er Beti manque pierda”…), y por ello somos condescendientes con los errores de “los nuestros” igual que somos duramente críticos con los de “los otros”. Fíjense; aún, en el fútbol, tiene cierta justificación: la simpatía por un equipo te lleva a apoyarlo aún en sus peores momentos (e incluso precisamente en estos). Pero… ¿qué sentido tiene seguir votando a quien uno mismo piensa que lo ha hecho mal sólo “para que no vengan los otros”? Es francamente absurdo. En democracias, sobre todo europeas, más consolidadas que la nuestra –y con menos complejos- la gente alterna con naturalidad el voto entre los distintos partidos, lo cual conlleva paralelamente a la alternancia de los gobiernos (“de derechas” y “de izquierdas”), completando con normalidad lo que llamamos “ciclos políticos”. Aquí no se produce un cambio de ciclo hasta que no ocurre (o alguien hace que ocurra) algo realmente grave. En cualquier caso, estoy seguro de que en España hay muchos millones de personas que en todos los procesos electorales han votado al mismo partido. Algunos pueden verlo como un loable ejercicio de fidelidad, pero a mi juicio es un tanto lamentable…
Por todo ello, la próxima vez que alguien me pregunte si soy de izquierdas o de derechas le contestaré (cantando): “Izquierda, izquierda! Derecha, derecha! Delante, detrás! Un, dos, tres…”
Da gusto encontrarse un post humorístico entre tanta doctrina legal.
Muchas gracias, me encanta la gente que es capaz de reirse de todo y de todos (empezando por ella misma).
;D
Pues a mi no me parece tan humorístico. Creo que se trata de un post serio, no exento de ironía, del amigo Almonacid, en el que para no variar dice verdades como puños.
Lo de delante, detrás, un, dos, tres, un, dos, tres, ¿ es para darle algo o por algo a la ciudadanía, con un cierto ritmo ?, que paren ya por favor, que no puedo ni sentarme.
Necessito por recuerdo del pasado que marco mi primer amor…la cancion creo que de los chicos de la yenca…Jonney and Charley…que decia y en la playa es ca es ca es calido….si alguien lee este mensaje iy puede ayudarme… mi correo es roser321@hotmail.com