Los cuatrocientos veintiséis

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Dice la prensa que en el primer Consejo de Ministros que se celebre una vez terminen las vacaciones, se decidirá qué se hace con la ayuda de los 426 euros que ahora cobran los parados a los que se les ha terminado la prestación de desempleo. Dicen las noticias que este año el Gobierno se toma pocas vacaciones y que los ministros tienen que estar cerca y fácilmente localizables. Así nos muestran la gravedad de la situación, lo preocupados que están  y parece que palian en algún modo la sensación de culpabilidad por no trabajar unos días.La situación económica puede verse desde el prisma de la macroeconomía, los Draghi, Lafargue, Van Rompuy, Merkel, Rajoy, Obama, Botín o Slim, o bien desde el punto de vista de lo microeconómico, desde la posición de Pepe, Manolo, Hassan, Petru, Mihail o Nelson-William. Gente real, con nombres y apellidos que tenía trabajo hace tres o cuatro años y que sobrevivía con cierta dignidad y que ahora no tiene nada de nada, gente que ha agotado su prestación por desempleo, gente que en el mejor de los casos está cobrando al menos los cuatrocientos veintiséis euros.

Todos nos empobrecemos día a día, los funcionarios ya estamos en el nivel de rentas de antes de 2007 (eso sin tener en cuenta el pago en especie, es decir los días de vacaciones que hemos perdido, si los contamos quizá estemos peor que en 2001). En muchas empresas han bajado lo sueldos para no cerrar. Pero  son los manolos y los hassanes quienes no tienen un plato de arroz que llevarse al gaznate.  Son esas personas a las que se les hace shadows, se prefiere mirar hacia otro lado.  Son los que sufren en sus carnes y en todas sus consecuencias la realidad de la crisis, gente que no tiene ya ningún ingreso ya, pero gente que tiene la mala costumbre de comer algo todos los días y tratar de dormir bajo techo.

Veo todos los días en los despachos parroquiales de Cáritas o de la Cruz Roja y de otras ONG gente que acude literalmente llorando (dicen que nunca habían pensado verse así y les da mucha vergüenza) a ver en qué se les puede ayudar,  porque no cobran nada de nada. Y los que cobran los 426, te cuentan que en el mejor de los casos tienen que pagar 350 de alquiler y con el resto, o sea, con 76 euros tienen que comer y procurar que no les corten la luz; por cierto, de hecho la cortan, hay bastante gente sin electricidad en su casa por falta de pago. Por supuesto que la ropa la consiguen de los roperos sociales y parroquiales y aunque al principio se resisten, si pueden, acaban comiendo en comedores sociales, no lo dicen en su entorno porque les da la impresión de haber perdido la dignidad.

Ahora se iniciará el curso escolar y no va a haber ya tampoco gratuidad de libros para ningún nivel. Las becas para los comedores escolares se reducen a mínimos. Aquellos que en España no tengan situación legal, que se olviden de  intentar nada. Los niños de familias en situación irregular si bien parece que van a poder seguir yendo al colegio, no van a tener libros (para el material escolar ya se les tenía que prestar ayuda desde las ONG). ¿Qué van a hacer sus padres? ¿Qué van a hacer los maestros?

Tampoco va a haber acceso al sistema sanitario en la escala de atención primaria  para las personas que estén irregularmente en España. Eso sí, pueden acudir a urgencias: previsiblemente éstas se van a colapsar con gente incluso con pequeños catarros o afecciones leves. Si por otra parte tampoco se van a contratar médicos, el panorama es ya desolador.

Me pregunto hacia dónde nos dirigimos, dónde va a desembocar todo esto, si no nos hemos convertido en una asquerosa  sociedad primitiva y sin principios y si no se van a producir necesariamente acontecimientos dramáticos de personas que no tienen ya nada que perder.

Leo con estupefacción en la prensa de hoy que el Ayuntamiento de Gerona ha llegado a un acuerdo con las cadenas de supermercados de la ciudad para cerrar los contenedores con llave “para evitar que las personas sin recursos cojan comida de la basura”. Se añade que “el objetivo del consistorio es evitar que los más necesitados recurran a los contenedores y obtengan comida en mal estado, que haga peligrar su salud”. Así además se ayuda a “evitar las peleas que se originan por la comida entre las personas más necesitadas.” Menos mal que el acuerdo incluye que esos supermercados se comprometen a suministrar al centro local de distribución de alimentos la comida que esté a punto de caducar. Se añade que “el nuevo sistema de depósito y recogida de alimentos informará a las personas que recojan alimentos de los contenedores, del riesgo que supone, y se les derivará al centro de distribución de alimentos.” O sea, en otras palabras, puede que se dé una conversación para besugos de este estilo:

POLICÍA LOCAL: Lo siento señor, no puede coger alimentos de este contenedor.

HAMBRIENTO SIN RECURSOS: Oiga, es que tengo hambre, no tengo nada que comer.

POLICIA LOCAL: Sí, pero se puede usted poner enfermo.

HAMBRIENTO SIN RECURSOS: Sí pero si no como me voy a poner enfermo y me voy a morir igual.

POLICIA LOCAL: Bueno pero no se morirá de una infección. En cualquier caso puede usted ir a la calle XXX, allí hay un cedeá.

HAMBRIENTO SIN RECURSOS: ¿Un qué?

POLICIA LOCAL: Sí hombre, un centro de distribución de alimentos.

HAMBRIENTO SIN RECURSOS: Ah, gracias, gracias. ¿Y cuándo se puede ir allí, qué papeles piden?, porque seguro que piden papeles…

POLICIA LOCAL: No lo sé, tiene que ir y preguntar.

No sé si nos hemos vuelto todos locos.

Sr. Rajoy, Sr. Ministro del Ramo de la Cosa: estamos a tiempo de que seguir manteniendo los 426 euros. Y estamos a tiempo de no negar la asistencia sanitaria primaria a cualquier ciudadano que esté en nuestro país. Esta cifra de 426 euros, como los valientes 300 espartanos de las Termópilas, ayudarán a que el sistema no pete del todo.  Somos aun un país civilizado, eso quiero creer. No puedo, me niego a  creer que la reducción del gasto público tenga que llegar a que se niegue un plato de lentejas y un techo a cualquier persona. Antes  -y no es el chocolate del loro ya que el loro está con obesidad mórbida- reduzcamos las ayudas a partidos (ver mi anterior post), a sindicatos, echemos a todos los eventuales que son innecesarios y legión, reduzcamos al mínimo el ejército ya que estamos en la OTAN. Sr. Rajoy, tenga en cuenta que lo básico, básico, básico, es comer algo todos los días y poder tomar una aspirina si  duele algo  y un antibiótico si se tiene una infección..

Estoy llegando a la conclusión de que nuestros gobernantes viven en los mundos de yupi y que por lo tanto,  para ser diputado o gobernante, se debía obligar a todos los candidatos previamente, como requisito indispensable a vivir con mil euros al mes  durante un año sin otros recursos alternativos ni ayudas externas, con el que tuvieran que pagar el alquiler y vivir cuatro personas. Igual que a los soldados de las compañías de operaciones especiales se les deja en el monte una semana con una navajilla y que sobrevivan como puedan. Y luego, hale, a gobernar y a legislar sabiendo de qué va la cosa. Por cierto, con veinticinco días de vacaciones anuales  nada más, como todo empleado público y si se ponen enfermos, a descontar.

5 Comentarios

  1. Abrumador. Perfectamente explicado. Lástima que ellos no lean este post y que en caso de que lo leyeran, lamentable, porque tampoco harían nada. El presidente de Francia, sin ir mas lejos, vendió el parque móvil con la reducción de gasto que eso supone e invitó a sus ministros a que se compraran un coche propio con su sueldo y que si con lo que cobran no les llega, sobran (mas/menos así lo dijo). Si unificaran ministerios, consellerias y otras administraciones; si volviera el centralismo en sanidad, educación y otras…… tal vez no hiciera falta mucho más para ver cómo salimos del bache. Hace poco me llegó una viñeta en la que decía, gráficamente, que es imposible apretarse el cinturón y bajarse los pantalones a la vez.
    Ignacio, como siempre, muy acertado.

  2. Una pequeña precisión: no son 426 euros, sino 399, 38 (el programa de recualificación profesional se corresponde con la cuantía del 75% del IPREM y no con el 80% del IPREM, del resto de los subsidios por desempleo del nivel asistencial)

  3. En primer lugar, genial el artículo de opinión, posiblemente la realidad supere la ficción realizada sobre el policía local y el necesitado.
    En segundo lugar, una aclaración, las vacaciones de los funcionarios desde la entra en vigor del famoso Decreto son 22 días, no 25 días, el verbo que se utiliza en es imperativo, anteriormente se indica que como minino serán de 25 día, el cambio en sustancial, aquí dejo lo que literalmente indica el Decreto:
    «Artículo 50. Vacaciones de los funcionarios públicos.
    Los funcionarios públicos tendrán derecho a disfrutar, durante cada año natural, de unas vacaciones retribuidas de veintidós días hábiles, o de los días que correspondan proporcionalmente si el tiempo de servicio durante el año fue menor»

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