Los Objetivos de Desarrollo Sostenible como faro y desafío para las Administraciones públicas.

1

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son, al igual que la innovación o la inteligencia artificial, las palabras de moda entre los ilustrados del sector público. Sin embargo, tras el batacazo del COVID éstos tienen un reto por delante trascendental como es el de volverse a re-enfocar cuando las reglas de juego han cambiado casi por completo. Y no porque no estuvieran bien pensados, todo lo contrario, sino porque el mundo en general ha tendido a pensar que nada de lo que se hubiera hecho antes de la pandemia puede aprovecharse ahora. De locos.

Como todas sabéis, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son una iniciativa de Naciones Unidas para diseñar un “plan que logre un futuro mejor y más sostenible para todos”. Fueron establecidos en 2015 por Asamblea General de las Naciones Unidas y se pretenden alcanzar en 2030, de ahí que hablemos de la famosa Agenda 2030. Sin embargo, en un mundo tan convulso como el actual su verdadera razón de ser no es otra que la de servir de guía para que todos los Estados apunten sus políticas públicas a la resolución de los problemas más importantes a escala mundial relacionados con la biosfera, la sociedad y la economía.

Porque no nos engañemos, si algo falta en nuestras organizaciones y, por ende, en nuestros Estados, es una auténtica hoja de ruta institucional. ¿Qué quiero decir con eso?, pues que todas las organizaciones – desde las más grandes a las más pequeñas – deben identificar su verdadera razón de ser y trazar un plan para alcanzar sus propios objetivos mucho antes que impulsar acciones concretas de gobierno que no respondan a necesidades concretaras de la sociedad.

Es por ello por lo que estoy muy a favor de que los Objetivos de Desarrollo Sostenible se configuren como una guía político – institucional que conduzca a nuestras organizaciones a su norte ideal para centrar el camino de estas evitando una deriva en la gestión pública que termine por consumir una ingente cantidad de recursos humanos y materiales.

En segundo lugar, los ODS son una magnífica representación de la debilidad de las Administraciones públicas, en la medida en que son capaces de confrontar los enormes desafíos a los que nos tenemos que enfrentar como poderes públicos, con la tremenda simplicidad de nuestras organizaciones.

Y es que los llamados wicked problems o problemas complejos están sobre la mesa para ser abordados por todos, pero lamentablemente ni nuestra estructura ni nuestros procesos pueden desafiar retos tan poliédricos sin desmoronarse internamente.

Debemos ser capaces de usar la innovación abierta y la ingeniería social para combatir esos grandes desafíos desde la humildad, apelando a la sabiduría de la multitud y colaborando intensamente para hacernos más fuertes entre todos.

La batalla contra los retos derivados de la Agenda 2030 demanda Administraciones públicas más flexibles y ágiles, instituciones con mayor músculo en términos de conocimiento y talento, mayor capacidad para auto organizarse, más profesionales, mejor capacitados y ganas de colaborar con la sociedad y con sus ciudadanos.

Esto no va tanto de tener grandes presupuestos para luchar contra la pobreza, que también, sino de ser capaces de involucrar a todos los agentes que luchan contra la misma para que unan sus fuerzas y desarrollen de forma creativa soluciones innovadoras que cambien las reglas de juego en el reparto de alimento y de riqueza. Pero para eso hace falta mucho liderazgo, y además liderazgo del bueno, no del que busca la medalla o la foto con el premio.

Y por último, existe una oportunidad magnífica para hacerle ver a la sociedad que la resolución de todos los retos identificados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible cae del lado de lo público, es decir, que la responsabilidad de hacer frente a todos esos desafíos no será privada, no será del Mercado, no se adjudicará por contrato; será simple y llanamente una tarea pública que involucrará a hombres y mujeres que desde sus posiciones en las Administraciones públicas de todos los niveles de Gobierno elaborar planes de acción y programas que combatirán directamente las desigualdades, el cambio climático o la corrupción.

De este modo es fácil de entender cómo en términos profesionales no existe reto más apasionante que formar parte de una función pública comprometida con la sociedad y con los principios que conforman la Agenda 2030 y que pueden resumirse en: universalidad, no dejar a nadie atrás, interconexión e indivisibilidad, inclusión y cooperación entre múltiples partes interesadas.

1 Comentario

  1. Excelente reflexión, aunque, y mas esta mañana, creo que existe algun objetivo que es basico, que no valoramos (como en la valoracion de la calidad las instalaciones o que funcione internet 24/365) porque lo damos por supuesto, pero que resulta que si falla un poco todo ira mal. Es el Objetivo 16: Paz, Justicia e instituciones solidas: llevamos meses viendo la guerra aqui al lado y llevamos años, y especialmente días coqueteando con la solidez de las instituciones.
    Y por otro lado, creo que los objetivos son de toda la sociedad, no solo de la función publica: es fundamental el papel del tercer sector, ahi estan las ONGs de todos los ambitos, pobreza, medio ambiente, salud, educación desde hace años. Y es fundamental el papel de las empresas primero cumpliendo todas las normativas y segundo yendo mas alla mediante sus programas de RSC que van hacia los ODSs
    Comentario de un voluntario en una ONG y creyente en el papel de las empresas privadas

Dejar respuesta

Información básica de protección de datos. Responsable del tratamiento: Fundación esPublico. Finalidad: permitir la publicación de comentarios a los artículos del blog. Base jurídica: consentimiento que se entenderá otorgado al pulsar el botón "Publicar comentario". Destinatarios: público en general, la información que introduzca en el formulario será visible por todos los visitantes del blog. Ejercicio de derechos: de acceso, rectificación, supresión, oposición, limitación y portabilidad a través de dpd@espublico.com o en la dirección postal del responsable del tratamiento. Más información: Política de privacidad