Reparando que es gerundio

En la actualidad política se nos ha informado repetidamente que no es no. Y tengo algunas amistades que lo tienen muy asumido y lo practican en sus Ayuntamientos, en los que son titulares de la Intervención. Y eso está muy bien, pues es obligación del Interventor hacer el oportuno reparo cuando la iniciativa no se ajusta a la legalidad vigente.

Lo que reconcome a los responsables políticos de las Corporaciones que inspiran estas líneas, no es la negativa del informe interventor, sino que no entiende una palabra de las explicaciones que con gran nivel técnico les dan. Claro que no saben que cuando salen del despacho dejan detrás una sonrisa, cuando no una carcajada, pues la oscuridad y tecnicismos de la explicación han sido buscados de propósito. Cuando quieras, vuelve por otra…

Pero desde hace mucho tiempo sostengo que el buen Interventor o el buen Secretario no es el que dice “no se puede”, sino quien intenta decir “así no se puede, pero si…”

Evidentemente no es obligación de los habilitados nacionales dar clase de Derecho a los Alcaldes y Concejales, enseñándoles lo que se ajusta y lo que no a la legalidad vigente. Ni mucho menos es su función proponer iniciativas de gobierno. Pero puede resultar muy fácil, cuando se conocen los deseos del responsable político, indicar el camino correcto para desarrollar esa iniciativa. Por poner un ejemplo, es ilegal aplicar una rebaja en las tasas a una actividad, pues es de obligado cumplimiento lo previsto en la oportuna Ordenanza Fiscal, pero puede ser perfectamente legal subvencionar la actividad en el mismo importe que se pretendía rebajar o aplicar la reducción fiscal modificando la Ordenanza. Así, cuando los gestores municipales pretendan beneficiar a la hostelería, castigada por la crisis sanitaria, no lo pueden hacer perdonando impuestos, pero se les puede facilitar información sobre cómo desarrollar la acción de fomento o sobre la vía de reforma fiscal.

Sé que en muchas ocasiones mi propuesta es inviable, por la propia falta de disponibilidad del que debería ser asesorado. He conocido gestores locales que trazaban una clara línea divisoria entre las competencias de los políticos, término que designaba a los Concejales, y las de los técnicos, expresión que englobaba a todo tipo de empleado municipal: el político propone y decide; el técnico solo tiene que informar cuando se le pida. Luego suelen ser los mismos que cuando un Juez investiga una posible prevaricación se lamentan de que solo hizo lo que le indicaron los técnicos, que él se dejaba llevar…

El reparo de legalidad nunca debe ser un obstáculo que el gestor necesite pasar para llegar a la meta, sino que más bien debe ser el indicador que señale al corredor por qué camino se va hacia dicha meta. No debe, por tanto, tratar de “parar la carrera”, sino ser la línea que marca la calle por la que el corredor debe transitar.

Pero para lograr esta colaboración positiva hacen falta profundos cambios en la mentalidad de muchos de los agentes que intervienen en la vida municipal:

• Los funcionarios no deben ver al político como el intruso que viene interinamente a impedirme hacer bien mi trabajo.
• Los miembros de los equipos de gobierno no deben ver a los funcionarios como rémoras que solo están aquí para retrasar mis proyectos.
• Los funcionarios deben colaborar activamente con el equipo de gobierno, sin mirar su color.
• Los políticos no deben desconfiar de los funcionarios por el hecho de haber hecho bien su trabajo y haber facilitado la labor de gobierno del equipo anterior.

En resumidas cuentas, debemos ser conscientes que cuando estamos en el Ayuntamiento no llevamos la camiseta de nuestro equipo, sino que todos, gobierno, oposición y personal, formamos parte de la selección que defiende los colores del municipio. Unos jugarán en defensa, otros en la delantera, otros serán centrocampistas y alguno tendrá que hacer de portero, alguien tiene que ser titular y alguien suplente, pero todos deben ser el mismo equipo.