Vacaciones. Qué bien.

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Vacaciones. Qué bien.Me había propuesto hacer unos someros comentarios acerca del período vacacional y sus consecuencias y me encuentro con que, cuando ya tenía unas notas, el inestimable colega Jesús Santos ha escrito sobre el tema, incluso con el mismo título que yo había endilgado a esta humilde aportación. Pero puesto que mi enfoque es completamente distinto, no quiero dejar de compartir algunas impresiones administrativo-vacacionales con los que tienen la paciencia de asomarse a este blog.

Este año me ha tocado estar en el trabajo gran parte del mes de agosto y tomar las vacaciones en otras fechas. Y estoy observando lo bien que se está en el mes de agosto trabajando. Es una época en la que en España el mundo se paraliza, es como si el mundo estuviese en standby, el mundo se ha cogido una excedencia, es decir, ha suspendido temporalmente su actividad normal.

Yo no tengo la suerte (o quién sabe, la desgracia) de Jesús de trabajar en un gran Ayuntamiento. Mi Corporación es de tipo “más familiar” así que somos tan sólo tres funcionarios y el único habilitado estatal soy yo (por cierto, esto de ‘habilitado’ me sigue sonando siempre mal). Nos turnamos para procurar estar siempre dos funcionarios al menos. Y tras largos años, cuando tomo vacaciones, aun ando casi con la sensación de que abandono algo cuando me voy de vacaciones, como si estuviese haciendo algo no correcto o extraño. Sí, ya sé que es mi problema.

Tengo un compañero que hace años que me decía que él se va de vacaciones en septiembre, porque: 1º. En agosto se puede trabajar con sumo relax. 2º. La ciudad está vacía y se puede disfrutar de todo (bueno, todo lo que no está cerrado) sin aglomeraciones. 3º En las Administraciones de referencia (instituciones-madres), Comunidad Autónoma y Diputación Provincial, no hay más que lo mínimo de lo mínimo. 4º. No hay nadie por la carretera con lo que no hay atascos para llegar. 5º Yéndose en un mes que no sea agosto, uno encuentra precios más baratos para viajar. Y 6º. Uno “se acopla” al caótico ritmo de las convocatorias de subvenciones que suelen hacer nuestras bienamadas instituciones-madres, que tienen la irritante costumbre de convocarlas justo cuando uno está a punto de irse de vacaciones (supongo que así, a la vuelta, tienen allí la documentación preparada por los ilotas rurales que están para servirles y no viceversa.  Por cierto, propongo tomar alguna medida feroz del tipo barricada (dicho sea en tono desenfadado) para elevar la más enérgica protesta por la insidiosa y repetitiva convocatoria de subvenciones que nuestras bienamadas tienen la costumbre de publicar justo antes de que el común de los mortales se vaya de vacaciones. Hecho que se repite inefablemente en época navideña.

En definitiva, en esta época uno hasta tiene tiempo de reflexionar sobre aspectos que siempre van quedando atrás, replantear trabajo, ordenar papeles y planificar incluso un poco, lo cual nunca viene mal.

Lo que me pregunto es si en el conjunto del país no se podrían planificar mejor las vacaciones, es decir si no se podría escalonarlas más, de tal modo que cuando una parte de la masa trabajadora está de vacaciones casi ni se note porque se trate tan sólo de una pequeña parte. Con ello lograríamos quizás una mayor eficiencia de la economía y de los servicios públicos, porque no parece normal que haya determinados sectores administrativos, departamentos de las Comunidades Autónomas o de las Diputaciones, en los que quizás el 30 ó 40 por ciento del personal “desaparece” del mapa. Resulta muy curioso eso de llamar a los sitios y que te digan “lo siento, ese tema lo lleva Fulanito y está de vacaciones”. Tenemos en la Administración la curiosa tendencia de permitir que cada uno se organice por libre con tal de que no haya problemas personales. Pero los problemas se acaban creando en la atención de los asuntos públicos que se prestan con mucha dificultad.

Porque la otra opción sería cerrar el país un par de meses y hacer como si no existieran. Por cierto, qué curioso que en medio de la crisis actual en agosto las ciudades grandes estén bastante vacías. O está todo el mundo en su pueblo de origen o se está aplicando aquello de “de perdidos, al río”.

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Ignacio Pérez Sarrión es Licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia en el año 1980 y Funcionario con Habilitación de carácter Estatal, perteneciente a las subescales de Secretaría-Intervención y Secretaría de Categoría Superior. Ha ejercido en el Ayuntamiento de Torres de Berrellén (Zaragoza).

1 Comentario

  1. Estimado Ignacio:

    Ya que hemos tenido la idea de escribir unas líneas sobre el mismo tema creo que podemos compartir el título «cerrado por vacaciones I y II».

    Tú con tu admirada pluma haces un análisis más serio de la cuestión, pero creo que, como en tantas ocasiones, coincidimos en los planteamientos aunque, a veces, desde puntos de vista diferentes.

    Aunque el Ayuntamiento en el que trabajo no es un gran Ayuntamiento sino un Ayuntamiento medio de 10.000 habitantes tienes razón, no sé si es una ventaja o una desventaja, la verdad es que depende de los casos, desde luego poder pasarme por el despacho junto al mío y poder pedir la opinión a otro habilitado me parece un auténtico privilegio.

    Es verdad que la denominación de habilitado siempre me ha hecho sentir inquietud. ¿Otros cuerpos de la administración no están habilitados para desempeñar sus funciones?.

    Cuenta con todo mi apoyo y presencia en la barricada para combatir esta tendenciosa costumbre de Comunidades Autónomas y Diputaciones de convocar subvenciones o planes provinciales a finales de julio para que nosotros les preparemos la documentación durante el mes de agosto y ellos puedan estudiarla a su vuelta bronceaditos y descansaditos.

    Así si hay algún problema con la documentación nos llaman desde el Ayuntamiento a nosotros que, por fin, hemos podido irnos de vacaciones con la satisfacción del deber cumplido, para que busquemos una solución y menos mal que las nuevas tecnologías nos permiten no interrumpir las vacaciones si hemos tenido la precaución de irnos con todo el material de trabajo cargado en el portátil a cuestas.

    Bueno si no te has ido de vacaciones te las deseo muy felices y si ya las has disfrutado, lo dicho, piensa que las próximas te llegarán antes.

    Un saludo

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