Actualidad de la Segunda República

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Actualidad de la Segunda RepúblicaLlevo varios meses sin escribir en este Blog tan querido y como es el caso que amigos muy entrañables me instan a seguir haciéndolo, voy a procurar satisfacer algo que, por otro lado, para mí es un honor.  Trataré de dar noticia acerca de lo que estoy haciendo o leyendo o escribiendo. Si me pongo pesado o simplemente no interesa lo que cuento, espero el aviso oportuno.

Me permitirán en esta vuelta una pequeña muestra de vanidad. Coincidiendo con la campaña de las elecciones europeas, salió un libro mío en el que llevaba tiempo trabajando. Lo he titulado “Juristas en la Segunda República” y lo ha publicado Marcial Pons. Se trataba de un viejo empeño mío. Hace algunos -pocos años- escribí “Maestros alemanes del derecho público” para contar la obra de quienes escribieron en Alemania en el siglo XIX y primera mitad del XX las cosas que todavía hoy explicamos y de las que vivimos. Si alguna originalidad tiene este libro es la de engarzar la obra escrita con las vidas de sus autores porque el derecho público contiene la respuesta que los juristas han dado a los problemas de su tiempo. 

Pues bien, en “Juristas en la Segunda República” hago lo mismo con quienes lo hicieron en España -en la primera mitad del siglo XX- sobre las materias de derecho político -hoy llamamos constitucional- y derecho administrativo. Más concretamente, se aborda la vida y obra de personajes como Adolfo Posada, Antonio Royo Villanova, Nicolás Pérez Serrano, Gascón y Marín, García Oviedo, Álvarez Gendín, Jordana de Pozas y algunos otros que son una sorpresa para el lector español. Trato de ser objetivo con ellos, por eso me comprometo al valorar lo que escribieron, es decir, señalo lo que de positivo tuvieron sus aportaciones y asimismo lo negativo. No se trata pues de una exposición acrítica de unos textos. Así, salen bien parados personajes como Adolfo Posada o Nicolás Pérez Serrano, y bastante mal Gendín, Jordana, Royo Villanova (hijo) etc.

La “Segunda República” es el hilo conductor pues era preciso buscar una referencia cronológica. De manera que utilicé esta para seleccionar a los biografiados, todos ellos catedráticos en aquella época. Pero además para tratar de desmontar algunos tópicos sobre esta época que se han puesto en circulación con motivo de una propaganda política bobalicona. Por eso el libro se inicia con el estudio de los grandes problemas del derecho público y de la organización administrativa en la etapa republicana para conocer cuáles fueron las respuestas que a ellos dieron los gobernantes. Y así salen asuntos muy sustanciosos: por ejemplo demuestro cómo la justicia -en su escalón alto- fue manipulada por los gobiernos de Azaña y por los del bienio radical, no digamos por el Frente Popular. O cómo la prensa fue constantemente censurada en una época que se considera idílica respecto de las libertades públicas. O cómo se sucedían los estados de  excepción con merma fulminante del ejercicio de los derechos en buenos trozos del territorio español. O la calamidad que fue el Tribunal de Garantías constitucionales, politizado hasta la médula y técnicamente muy inconsistente.

Respecto de la Administración del Estado me ocupo del saldo que arrojan los intentos de reforma. Y también de la Administración local, la gran olvidada por aquellos gobiernos. Cuando se hace una ley -en 1935-, lo que viene a aprobarse es una reedición del ¡Estatuto de Calvo Sotelo! No me olvido de los funcionarios, zarandeados por la izquierda, la derecha y el centro de aquél régimen.

Me perdonarán los lectores este desahogo personal. Pero sé que muchos de quienes me leen están interesados en estos problemas históricos que, por otro lado, y esto es muy importante, tanta luz arrojan sobre los males del presente. Si recibo, a través de este Blog, críticas o sugerencias -trato temas muy vivos y hombres que, aunque muertos, están todavía en la cabeza de muchos- lo agradeceré.

Otro día contaré cuestiones bruselenses que también son sustanciosas.

4 Comentarios

  1. En cuanto a la calamidad del Tribunal de Garantías Constitucionales, «politizado hasta la médula y técnicamente muy inconsistente», parece que, revisando con lo que hoy contamos, no andan tan lejanos aquellos tiempos de la II República… Y es que el dichoso tema del Estatut y el circo del TC, retransmitiendo prácticamente las votaciones, y ahora sí, ahora no, etc. para dictar sentencia, no es precisamente un ejemplo edificante.

    Es imprescindible acudir a nuestra historia para sorprendernos que los problemas y los males que nos aquejan, en esencia, son los mismos que tenían nuestros abuelos y bisabuelos…

    Felicidades, Sr. Sosa Wagner por su comentario

  2. Es verdad que la II República bajo la Presidencia de Azaña, tuvo demasiadas sombras, como para mantener la imagen beatífica que de la misma tienen algunos «izquierdistas», los cuales quizá se dejan encandilar por el nombre «República» o porque Azaña no llevaba corona, sin analizar como era ese sistema político y que había por debajo de ese nombre de «República» y por detrás de esa persona.

    Pero también habría que decir que dificilmente encontraremos entre la clase política de hoy, a ningún Estadista de la talla de Manuel Azaña, incluso aunque solo nos centremos en sus dotes como Orador o como Escritor. Sin embargo, las circunstancias sociales a las que tuvo que hacer frente fueron muy dificles, como no tardó en comprobarse de forma trágica. En España no se habían hecho las revoluciones y reformas políticas y sociales que hicieron mucho antes Francia o Inglaterra, por ejemplo. Sin reforma agraria, sin verdadera separación Iglesia-Estado, sin una clase media amplia y mínimamente formada que hiciera de colchón para los extremismos, sin una élite directora ilustrada y ejemplar, con el suficiente músculo y coraje político para conducir a las masas, atajando el desorden con el Estado de Derecho, la II República no pudo sobreponerse a la entropía, bastando unos tropiezos políticos y unos desaciertos en cuestiones militares, para que las «fuerzas vivas» en movimiento, llevaran al país al abismo y al caos.

    Sin perjuicio de lo anterior, queda el importante proyecto político de Azaña, como uno de los mayores y mejores intentos habidos en la Historia de España, para modernizar y europeizar este País. Ojalá podamos extraer lecciones de los aciertos y errores de dicho Proyecto político, para su aplicación a la vida pública de hoy, gracias a libros como el que aquí se comenta del Profesor Sosa Wagner.

  3. Uno de los defectos más visibles del Presidente Azaña fue su acusado provincianismo en Política Internacional, imperdonable en alguien que presumía de republicano afrancesado. Su marcado desdén por los asuntos exteriores, no tardó en pasar factura a España. El aislacionismo de nuestro País y el repliegue sobre nosostros mismos, es peligroso y viene asociado con momentos históricos turbios y de intensa decadencia, cuando no de tragedia. Baste con recordar aquí la posguerra española: mientras los demás países europeos se recuperaban rápidamente de la peor Guerra Mundial, gracias a su condición democrática e internacional, España tardaba casi dos decenios solo en poner su economía al nivel anterior a su última Guerra Civil, al quedarse sola con su totalitarismo fascista y su autarquía. Por fortuna, los tiempos han cambiado en esto y ya empezamos a ver algún Político español que además de ser europeo, mira hacia Europa e incluso ya se sienta donde toma sus decisiones Europa.

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