Nuestros gestores medioambientales a veces toman decisiones que denotan contradicciones flagrantes. Hace un tiempo un periódico aragonés informaba (Heraldo de Aragón de 4 de junio de 2007) que un determinado Sindicato Agrario iba a denunciar al Gobierno de Aragón ante Bruselas “por los ataques de los buitres. El sindicato agrario señaló que el Gobierno aragonés no cuida del hábitat de las aves ni procura su alimento, como obliga la Unión Europea en sus directivas….” (79/409) Ilustró la noticia con una foto de un buitre que contempla el valle desde un risco. Bueno, si se lee la Directiva, ésta no emplea la palabra “alimento”. Sí dice (art. 2) que “Los Estados miembros tomarán todas las medidas necesarias para mantener o adaptar las poblaciones de todas las especies de aves contempladas en el artículo 1 en un nivel que corresponda en particular a las exigencias ecológicas, científicas y culturales, habida cuenta de las exigencias económicas y recreativas”.
Recientemente esta noticia ha saltado incluso a los telediarios para resaltar el problema de la gran población de buitres en Aragón, y cómo cada vez se acercan más a los asentamientos humanos como consecuencia de la falta de alimento. El Sindicato Agrario entiende que se debe alimentar a los buitres para que ‘dejen en paz’ a su ganado. Y es que tradicionalmente los buitres (y zorros) han prosperado y alcanzaron su población debido a la ganadería extensiva en nuestra tierra, las ovejas muertas se dejaban en el campo y eran el alimento de los carroñeros. En un momento determinado la todopoderosa, incontestable e intervencionista hasta la extenuación Bruselas decidió que las ovejas que morían no se podían dejar en el campo para eliminar toda posibilidad de proliferación de enfermedades, así que empezó a obligar a que se recogiesen los cadáveres y a obligar a que se les diera un tratamiento sanitario adecuado.
Es gracioso pues pensar que los ganaderos den “suspenso" a la administración autonómica por "empezar la casa por el tejado" y obligar a unas medidas que han sido insuficientes para alimentar a las aves y otros animales carroñeros, según explicó el Secretario Provincial de UAGA. Recordó que junto con SEO Birdlife y la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos presentó una propuesta ante la UE para que se dejara exento de recogida de cadáveres a los ganaderos de las zonas del Pirineo, Prepirineo e Ibérica, precisamente donde más concentración de quebrantahuesos se contabilizan. Al fin y al cabo, lógica rural aplastante. Pretenderían los ganaderos que después de 25 años de trabajo para limpiar las explotaciones ganaderas y de dar cumplimiento a las exigencias sanitarias, la administración reconozca a aquel ganadero que cumpla todas las premisas y se le "premie" dejándole exento de la recogida de los cadáveres y que sea el propio trabajador el que deposite el animal en los muladares. Porque es esta la solución que adoptó el Gobierno de Aragón, crear muladares (por cierto, palabra impropiamente usada, más bien habría que hablar de “comederos”).
Así pues los ganaderos piden que se amplíen los ‘muladares’ y que se les permita a ellos mismos en algunas zonas llevar los cadáveres de los animales muertos a dichos lugares. Indicó el Secretario Provincial que se producen denuncias diarias por ataques de buitres, hechos que también se suceden en determinados municipios de la Jacetania, Hoya de Huesca y Monearos, señalando que un ganadero ha llegado a contabilizar la desaparición de hasta 40 corderos por sucesivos ataques de zorros. Apuntó, según datos obtenidos por la Fundación para la conservación del Quebrantahuesos, que este animal necesita 15.000 kilogramos diarios de cadáveres, lo que supone 5.475 toneladas al año. El responsable provincial de UAGA consideró que el ganadero "no puede estar todo el día vigilando la explotación", una nueva "presión" que se suma a la baja rentabilidad que obtienen por el continuo aumento de los costes de producción para que el ganadero abandone las explotaciones.
Con todo esto sólo me quiero llamar la atención sobre el hecho de que no parece posible, como dice el refrán, “estar en misa y repicando”. Si históricamente hay que admitir que la acción del hombre ha generado graves daños a la fauna salvaje, también es cierto que ésta alcanzó un número de especies y de unidades determinado debido a la interacción humana, en el caso que comentamos por la forma de vida generada por una actividad económica desarrollada en nuestros pueblos como es la ganadería. Y consecuentemente no se puede, ni siquiera creo yo con criterios ecológicos, mantener esa misma población cuando la actividad humana que procuraba el alimento a los buitres y quebrantahuesos se ha visto drásticamente limitada en unos hábitos que –pese a ser discutibles- ya no se pueden seguir. Así pues deberíamos ser capaces de admitir una reducción en el número de buitres, un número que sea el adecuado a los recursos de que dispongan y no me parece demasiado adecuado “intervenir” hasta el punto de tener que disponer de recursos artificiales como crear ‘muladares’ o comederos y tener que ir a darles de comer todos los días, como quien va a dar de comer a las palomas en la Plaza del Pilar o a los patos en el Canal, para mantener la población de estos carroñeros. No deberíamos escandalizarnos por decidir reducir el número de buitres a la población que se pueda mantener según sus medios; esa palabra del art. 2 de la directiva “adaptar” quizás pudiera permitirlo.
Hola Ignacio, en el pueblo de mis padres, allá por la Sierra de Albarracín, se da esta misma problemática. Ahora, a raíz de las diversas enfermedades animales, se prohibe dejar en los campos animales muertos. Sin embargo, se prohibe matar buitres. Entonces, ¿De qué comen?. Sé que de manera «furtiva», algunos vecinos están dejando reses muertas para que se puedan alimentar los buitres.
me parece muy egoista su postura, las aves necrofagas llevan conviviendo en paz y armonia con el hombre durante cientos de años. No se puede dejar morir a estas joyas aladas de nuestra fauna porque desde bruselas nos digan que ahora no podemos dejar nuestros animales en los campos. como apunta raul, mucha gente da de comer a los buitres, yo sin ir mas lejos voy a menudo a una carniceria a pedir los restos sobrantes de carne y me llevo unos 15 kg que posteriormente arrojo en el campo para los buitres. seguire haciendo esto hasta que la administracion rectifique. es un gran error.