Lógicamente, en la historia de la Administración pública, hay momentos en los que ésta puede permitirse una adaptación progresiva a los cambios. Sin embargo, en la revolución tecnológica que estamos viviendo, esperar al momento adecuado puede ser sinónimo de quedarse atrás. La Inteligencia Artificial (IA) está transformando la sociedad y la economía a una velocidad vertiginosa, y las Administraciones públicas no pueden quedar al margen. Sin ambargo, en este proceso, no todas las instituciones juegan el mismo papel ni parten del mismo punto de partida.
Las Diputaciones Provinciales tienen una responsabilidad clave en la implantación de la IA en el territorio. No solo porque representan la única referencia institucional para millones de personas que viven en municipios pequeños y medianos, sino porque son titulares de competencias estratégicas en materia de digitalización y modernización (recuérdese el artículo 36.1, letra g) de la Ley de 7/85, de Bases de Régimen Local). Su capacidad para desplegar estas tecnologías en la Administración local es esencial para que la IA no quede relegada únicamente a las grandes ciudades, corporaciones con mayores recursos.
El tiempo apremia. En la revolución de la IA, llegar a tiempo es llegar tarde. Si las Diputaciones no lideran este proceso desde ahora mismo, el futuro digital del territorio quedará en manos de intereses ajenos, aumentará la brecha territorial y las Administraciones locales perderán una oportunidad única para mejorar su eficiencia y su relación con la ciudadanía.
España cuenta, a 1 de enero de 2025, con 8.132 municipios, de los cuales 7.707 tienen una población inferior a 20.000 habitantes. Esto significa que cerca del 30% del total de municipios del país dependen directamente del apoyo de las Diputaciones Provinciales para abordar su transformación digital. Además, en estos territorios residen aproximadamente 15 millones de personas para quienes las Diputaciones son la institución de referencia en términos de prestación de servicios públicos.
Frente a esta realidad, la irrupción de la IA no es solo una cuestión tecnológica, sino también una cuestión de equidad territorial. Si las Diputaciones no actúan de forma inmediata y decidida en la implantación de la IA, se corre el riesgo de que las zonas rurales y menos digitalizadas queden rezagadas, mientras que los grandes núcleos urbanos sigan avanzando a un ritmo acelerado. Este desfase puede consolidar desigualdades en la prestación de servicios públicos y en el acceso a oportunidades tecnológicas, económicas y sociales.
4 razones por las que las Diputaciones deben liderar el despegue de la IA en el territorio:
1. Conocimiento del territorio y de sus necesidades específicas:
Las Diputaciones Provinciales tienen una visión integral del territorio y de sus particularidades. Su proximidad a los municipios pequeños les permite identificar con precisión los retos locales y diseñar soluciones adaptadas a cada contexto. La IA aplicada a la gestión pública puede optimizar la planificación de infraestructuras, la gestión del agua y la energía, el transporte, la seguridad ciudadana o la prestación de servicios sociales. Sin este conocimiento territorial, cualquier estrategia de digitalización corre el riesgo de ser genérica y poco efectiva.
2. Competencias clave en digitalización y modernización de la Administración local.
Las Diputaciones son las responsables de impulsar la digitalización en los municipios de menor tamaño, proporcionando infraestructuras tecnológicas, soporte técnico y formación. Gracias a su experiencia en modernización administrativa y en la implantación de la Administración electrónica, pueden actuar como facilitadores de la adopción de IA en los Ayuntamientos. Desde la automatización de procesos hasta la mejora de la toma de decisiones basada en datos, la IA puede ayudar a hacer más eficientes y accesibles los servicios municipales.
3. Eficiencia y economía de escala en la implementación de la IA.
Uno de los mayores retos de la transformación digital es el coste de la tecnología y la falta de capacidades técnicas en los pequeños municipios. Aquí es donde las Diputaciones pueden jugar un papel clave al actuar como agregadores de demanda y promotores de soluciones compartidas. La implantación de plataformas de IA de uso común para varios Ayuntamientos, la creación de centros de datos provinciales o la capacitación de funcionarios en el uso de estas herramientas pueden generar importantes economías de escala y reducir las barreras de entrada para los municipios con menos recursos.
4. Cohesión digital y garantía de equidad territorial
Si las Diputaciones no asumen el liderazgo en la implantación de la IA, el riesgo de brecha digital aumentará. La innovación tecnológica no puede quedar limitada a las grandes ciudades ni a los sectores con mayor capacidad económica. La IA debe ser una herramienta para la mejora de la vida de todos los ciudadanos, independientemente de dónde vivan. Garantizar un acceso equitativo a estas tecnologías es una cuestión de justicia territorial y social.
¿Qué pasará si las Diputaciones no actúan ahora?
El problema de no intervenir a tiempo es que las oportunidades se pierden.
Literalmente.
Si las Diputaciones no lideran este proceso, las alternativas serán poco favorables para el territorio:
- Las grandes empresas tecnológicas ocuparán el espacio que las Administraciones no cubran, con modelos de negocio que pueden no responder a las necesidades locales ni garantizar la soberanía de los datos.
- Los municipios más pequeños quedarán rezagados, sin capacidad para aprovechar las ventajas de la IA en la prestación de sus servicios públicos.
- El talento y la inversión en IA se concentrarán en los grandes centros urbanos, aumentando la brecha entre lo urbano y lo rural.
- El sector público perderá capacidad de liderazgo y regulación en una tecnología que definirá el futuro de la administración y la sociedad.
Las Diputaciones Provinciales tienen en sus manos una responsabilidad crucial.
No se trata solo de modernizar la Administración, sino de asegurar que la IA se implante con criterios de equidad, eficiencia y sostenibilidad en todo el territorio de las provincias.
Esperar no es una opción.
El despliegue de la IA en la Administración pública ya ha comenzado, y aquellos que no lideren el proceso ahora corren el riesgo de quedar relegados a un papel secundario en el futuro.
En la era de la inteligencia artificial, llegar a tiempo no es suficiente: hay que anticiparse. Porque llegar a tiempo, a veces también supone llegar tarde.