Desafíos y Oportunidades para los Entes Locales en un Escenario de Crisis Económica (I)Él muy sugerente título de estas jornadas abre un mundo prácticamente inabarcable de cuestiones a tratar y discutir, desde las causas de la crisis económica hasta las medidas para salir de ella, pasando por los efectos que la misma pueda tener sobre las estructuras administrativas y sociales de nuestro país.

Muchos dicen que las épocas de crisis pueden y deben apreciarse como un espacio de oportunidades y de retos, y no sólo de problemas y amenazas. En las épocas de crisis es cuando se mejora en términos de eficacia en la gestión de la escasez de medios y se desarrolla las técnicas de innovación y modernización.

En nuestro ámbito local, especialmente en el municipal, las crisis son sentidas con una especial intensidad. Los Ayuntamientos son la primera de las administraciones y por lo tanto es la primera a la que los ciudadanos en problemas acuden en demanda de soluciones. En estos momentos y sin tener en cuenta lo que recoge el artículo 140 de la Constitución de 1978 o el art. 25 de la Ley 7/85 de bases de régimen local, los municipios se ven obligados a hacer frente a las necesidades de sus ciudadanos en casi cualquier ámbito de la vida, esta cuestión está además reflejada legalmente en la fijación de una cláusula genérica de competencia general que en tiempos de recesión económica y crisis habilita al municipios a actuar a favor de sus ciudadanos.

La necesidad de que el Ayuntamiento sea la primera administración en actuar en las épocas de problemas es indiscutible desde todo punto de vista, ya que tanto el Estado como las Comunidades Autónomas, por su tamaño y “pereza burocrática” tardan demasiado en actuar y dar soluciones a problemas apremiantes. No obstante no hay que olvidar la capacidad reguladora y de financiación del Estado y las Comunidades Autónomas que pueden facilitar que otros entes más cercanos al ciudadano tengan mayor flexibilidad en la actuación.

Una vez realizada esta escueta introducción se pasa a analizar algunas cuestiones relacionadas con la crisis y las medidas que las entidades locales pueden tomar para paliar los peores momentos y salir lo antes posible de ella.

Es indudable que nadie puede negar la evidencia de la crisis y su magnitud, que en el caso español es mayor debido a  la estructura de nuestro sistema productivo – con un sector de la construcción absolutamente sobredimensionado y peso muy importante de un sector hipersensible a la crisis como el turismo-, con una productividad muy baja en términos relativos, un sistema educativo deficiente y escasa inversión en I+D+I.

La crisis produce efectos claros sobre las entidades locales en diversos grados o niveles:

En primer lugar está la pérdida de recurso fiscales por parte de las entidades locales que tiene dos componentes o direcciones (basados en la misma premisa, la reducción de la actividad económica):

  • Pérdida de recursos fiscales y no fiscales propios: menor recaudación de tributos como el ICIO como consecuencia de la reducción del número de licencias de obras; IIVTNU como consecuencia de la reducción del número de transmisión de solares y fincas urbanas; IAE como consecuencia del cierre de un gran número de empresas; de igual modo la menor venta de suelo para construcción, base de la mayor parte de la inversión que los Ayuntamientos han realizado en los últimos años…
  • Pérdida de trasferencias de otras administraciones: menor participación en los tributos del estado ya que se ha reducido su recaudación; menor número de subvenciones y planes de ayuda de la admón. del Estado y de las Comunidades Autónomas…

En segundo lugar, la crisis afecta de manera importante al avance en la segunda centralización ya que cualquier transferencia significativa de competencias en estos momentos hacia los gobiernos locales debería conllevar un aumento de los impuestos locales, con las reticencias de tipo político y social que conllevan este tipo de actuaciones.

Problema que merece ser tratado más adelante y con mayor profundidad es el de las denominadas “competencias impropias.”

En tercer lugar las entidades locales sufren las reticencias del sector financiero para la concesión de nuevos préstamos, que serían necesarios para poder mantener el nivel de inversión del sector local.

Una vez que todos los actores públicos han asumido la existencia de una situación de grave crisis hay que buscar soluciones y remedios a la misma, y aunque la mayor parte de materias en las que se puede actuar a nivel público son competencia del gobierno central y los regionales es evidente que los gobiernos locales pueden realizar numerosas actividades dirigidas a contribuir a la mejora de la eficiencia y a contribuir a la superación de la crisis económica, además de la mejora de la gestión de su endeudamiento y de su participación en las políticas generales.

2 Comentarios

  1. Eso de que los ciudadanos «en problemas» vayan a los Ayuntamientos a pedir soluciones, no lo termino de asimilar. Yo cuando tengo un «problema», no tengo la cara dura de ir a un Ayuntamiento a que me lo solucione. Ni siquiera voy a pedirles que cumplan las propias normas que aprueban, porque me tomarían por un marciano. Habrá que ver pues qué «problemas» son y quién los ha originado; porque esa mentalidad que hay en España de ir a pedir tantas cosas a los Ayuntamientos y de hacer cola para «confesarse» con el Alcalde, no es más que otra lacra de país políticamente subdesarrolado, con niños-súbditos paniaguados y entretenidos con dinero público (por no hablar de cosas peores), en vez de ciudadanos que dirigen sus propias vidas y que gobiernan lo colectivo. Sr. García, por si no lo sabe, le diré que la mala situación económica española, también obedece a que hay muchas Administraciones y mucha gente cobrando de ellas, para satisfacer toda clase de caprichos, antojos y tonterías de grandes masas de vagos, cretinos, corruptos y delincuentes. Por si tiene alguna duda el autor del artículo, le recomiendo por ejemplo, la lectura de un libro de investigación de Daniel Montero titulado «La Casta: el increíble chollo de ser político en España», publicado por la editorial la «Esfera de los Libros».

    La crísis es como la fiebre: un sintoma de que la economía está combatiendo una enfermedad. No hay que atacar a la fiebre, según los médicos. Mejor haremos recordando como empezaron los males que superando la crísis demasiado rápido, para volver a las andadas. El descontrol, el despilfarro, la economía ficticia que prescinde del trabajo y del agotamiento de los recursos naturales, toda esa turba de plebeyos enriquecidos muy por encima de sus capacidades y virtudes y el atajo de sinvergüenzas de turno que se lucran vendiendo nada, pero consumiendo a tope, destruyendo a tope y pasando los costes reales a los demás. Al final la cosa estalló y ahora se trata de ver quien paga los platos rotos.

    Por último: una cosa es que los gobiernos locales puedan «realizar numerosas actividades dirigidas a contribuir a la mejora de la eficiencia» y otra cosa es que lo hagan o que hagan lo contrario. Por lo tanto y como mínimo, estémos vigilantes, si no son disueltas las Corporaciones Locales por mala y dañosa gestión del interés general. Mientras tanto, hay una cosa que ya se puede hacer, para obtener los ingresos públicos necesarios de aplicación a las necesidades básicas más perentorias: reducir el fraude fiscal en España a unos niveles normales (que no alcancen como ahora al 25% del PIB español y al doble de la cifra media estimada en la Unión Europea); esto supondría el ingreso de unos 100.000 millones de euros más para las Arcas Públicas.

  2. Señor González Benito, hacía tiempo que no leía opiniones tan certeras, lúcidas, y realistas sobre lo que ocurre en el mundo municipal….

    Como funcionario de la Admón del estado y de la local, puedo decir que mi experiencia en la segunda ha sido totalmente frustrante y deprimente en cuanto a la contemplación de la más absoluta ineficacia, despilfarro, y bajo nivel jurídico y político.

    Tras años de creerme los mitos de la «subsidiariedad», «la Admón. más cercana», etc..he visto con mis propios ojos que lo que son los Aytos….en mi modesta opinión, en su gran mayoría son un pozo sin fondo, y un buen negocio como se plantea en el libro aludido, pero ojo, el negocio no es solo para los que hacen carrera política como modus vivendi, sino también para una amplia «casta» funcionarial que vive encantada.

    Quizás haya razones de peso para mantener el «chollo», pero al menos que no nos hagan comulgar con ruedas de molino, decálogos, y mitologías varias…

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