No nos dicen la verdad. La versión edulcorada de aplausos y respiradores improvisados con gafas de Decathlon que nos muestra la televisión trata de interponer una gasa de color rosa entre la realidad y nosotros. Pero la realidad es tozuda y trágica, tanto en el número de muertos – lo más importante – como en las consecuencias económicas que tendremos que sufrir durante años. Y de esto queremos hablar, de economía. Por eso, con la frialdad de los datos, queremos mostrar los posibles escenarios económicos que tendremos que afrontar en función de la duración e intensidad de la maldita epidemia que nos asola.
Salir, saldremos. Pero no sabemos ni cuándo, ni cuántos. Tampoco cómo quedaremos después del paso de los jinetes del apocalipsis que nos asolan. Si salimos de la mal llamada Gripe española y sobrevivimos a las espeluznantes pestes medievales, también, por supuesto, saldremos de ésta. Ya haremos el recuento de muertos cuando no nos queden lágrimas ya para llorarlos. A estas alturas no sabemos si nos encontramos con una plaga que dejará, tan sólo en España, veinte mil o ochenta mil muertos. Posiblemente, nos dicen, por ahí en medio andará. Lo que sí sabemos es que, como daño colateral, la pandemia dejará también a la economía en la UCI y queremos acercarnos para tratar de reconocerla. Y lo haremos con la frialdad del cirujano, exponiendo simplemente las posibles repercusiones de tres escenarios posibles, en función de la extensión de la epidemia y, por tanto, del estado de alarma en sus distintos gradientes. He tomado las previsiones de distintas fuentes, en principio serias y razonables. No nos equivocaremos mucho, así que, atento, lea con detenimiento el mapa de los posibles aconteceres. No se trata de asustar, sino, simplemente, de analizar lo que se nos viene encima. Si usted es de los que agradece la realidad y aborrece los discursos edulcorados de camuflaje, quizás algún día se alegre de haber leído con detenimiento estas cortas líneas. Vamos a ello.
Escenario A. El más positivo. El estado de alarma se alarga hasta finales de abril. A partir de mayo, paulatinamente y de manera escalonada, se retorna a la actividad, tanto esencial como no esencial. En octubre la incidencia del coronavirus sería baja. En este caso, en algunos sectores la recuperación sería rápida, pero, en otros, como los vinculados al turismo, exasperantemente lenta. Se perderán más de cien mil empresas. Podemos estimar una caída del PIB que oscilaría entre el 9% – 15% según las diversas fuentes disponibles. La recaudación pública caería alrededor del 25-35% y precisaríamos, obligatoriamente, de fondos europeos para ayudarnos a salir del trance. Si nos fuerzan a los fondos de rescate europeos, la economía sería intervenida y los recortes afectarían a funcionarios y gasto público. La deuda pública podría subir hasta alrededor del 110% en el plazo de un año y el desempleo superará los cuatro millones de parados.
Escenario B. El medio. El estado de alarma se prolonga todo el mes de mayo y a partir de junio comienza a suavizarse lentamente. En octubre la incidencia sería media, pero obligaría a algunas medidas de confinamiento. La situación se complicaría entonces. Más de doscientas mil empresas cerrarían sus puertas, y el desempleo podría irse casi a los 6 millones de parados. La caída del PIB superaría con holgura el 20%. La recaudación publica caería más del 50%. Entraríamos en economía de guerra, con problemas de suministros de todo tipo, lo que forzaría el racionamiento para la población. Dependeríamos de la ayuda europea, que nos impondría severos recortes. Podría existir intervención pública de los recursos financieros y de ahorro para captar fondos a la desesperada. Autónomos, pequeños empresarios y trabajadores en paro quedarían en la ruina. El desempleo podría superar los 6 millones de personas, algo desconocido hasta ahora. La deuda pública ascendería, al menos, al 125% del PIB.
Escenario C. El pesimista. El estado de alarma, de manera más o menos intensa, se prolonga todo el verano para enlazar con el otoño, donde se volvería a reactivar para prevenir el rebrote de la epidemia. En ese supuesto, la economía privada, sencillamente, desaparecería, con muerte masiva de empresas. El Estado precisaría, además de la ayuda europea, la intervención del FMI, ya que entraría en suspensión de pagos. Los ingresos públicos caerían más del 60%, lo que conllevaría una drástica disminución de gasto público, salarios de funcionarios y pensiones incluidas. El desempleo superaría los siete millones de parados y la deuda pública se elevaría por encima del 140%. La economía quedaría casi por completo intervenida, con producción bajo control y racionamiento militar a la población. Podrían producirse apagones en el suministro energético, de agua, gas o telecomunicaciones. El estado intervendría el ahorro de empresas y familias, tanto monetario, como en instrumentos de inversión o fondos de pensiones.
Esperemos quedarnos en la opción A, luchemos entre todos por conseguirlo. La erradicación de la pandemia tendrá la palabra. El acierto o yerro de nuestros gobernantes tendrá, también, mucho que decir en la gestión y superación de la crisis. Desgraciadamente, me temo, visto lo visto, que no estamos precisamente en las mejores manos para afrontar una situación tan grave como la que padecemos. Pero, en fin, es lo que tenemos.
Salud, mucha suerte y ánimo, porque salir, saldremos.
Es altamente probable que su audaz análisis junto con su valoración final respecto a nuestros gobernantes, nos esté arrastrando lenta e irremisiblemente al escenario B que usted plantea. Ni se imagina cuánto me reconforta saber que usted tiene la verdad.
Yo creo que el mejor escenario nos iremos a un endeudamiento de más del 120%delPib
A mi juicio aún no tenemos perspectiva de la magnitud de las consecuencias. Estamos inmersos en la solución de la enfermedad y la asunción de la cifra de fallecidos, que aún habrá que asimilar.
La economía está deshecha. Sin paliativos. Y los ciudadanos deberían ser capaces de sumar 2 y 2, y que esto habrá que pagarlo entre todos, pero ¿cómo? ¿quienes? ¿se podrá volver a festival de despropósitos del 2019?
Yo también tengo la tentación de culpar al gobierno, a los politicos, a los sindicatos, a….¿y los ciudadanos ? Los ciudadanos somos responsables de nuestra vida pública, de no dejar que nos desinformen, de ver más allá de nuestros egos, de reclamar en vez de quejarnos, de usar y exigir a las instituciones, de reclamar derecho y asumir obligaciones. Ahí ….suspendemos.
Vea usted mi pasmo cuando el otro día el diario ABC pregunta al Presidente si habrá puente de Mayo (¡¡¡) Aún no nos hemos dado cuenta que este año no va a haber muchas cosas.
Cuando el Corte Inglés en su página web ofrece ya la moda al 40% de descuento ¿qué deberiamos pensar ?
SALUD Y GRACIAS ¡¡¡
Como toda persona con más cordura que frivolidad, soy consciente de la gravedad de la situación, pero aún así, agradecería conocer las fuentes de los fríos datos que el autor menciona sin exponer, para asegurarnos que los tres escenarios presentados son fruto de ese análisis (más allá de la inevitable cuota de subjetividad) y no de su particular punto de vista, por supuesto, tan respetable como cualquier otro.
¿De dónde saca Pimentel que la desaparición de 100.000 empresas significa la disminución de entre la cuarta parte y MÁS de un tercio de la recaudación del Estado? Se supone que estás empresas que desaparecerán son las más débiles y tendrán entre 1 y 5 empleados máximo.
Estos análisis necesitan bastante más información, lo demás es asustar y alarmar antes de tiempo.
Pepe Pérez, yo estoy de acuerdo con Pimentel, los tres escenarios son con una orquilla amplia, además de exponer unas líneas muy someras, si la situación económica de un País fuera tan sencilla , no estaríamos conversando.
Las compañías que en el supuesto desaparecerían y UD dice que son bagatela le diré : llegará hasta las de 10 o 12 empleados + el dueño + la empresa que lleva administración + todas las empresas que venden las materias primas + el coste del paro + la reducción del consumo de todas éstas familias +……..
Además Pablo Iglesias, habla de 7 millones de españoles que estamos en el umbral de la pobreza. Cuántos habrá a finales del 2020 ?
Una exposición muy interesante a la vez que alarmante. Poco creible si no se citan las fuentes de las que dice usted haber extraido la informacion para llegar a estas conclusiones.
Simplemente me gustaría recordar que mientras algunos se dedican a hacer análisis otros se dedican a buscar soluciones.
Quizás esperar una vacuna a corto plazo sea demasiado optimista, pero probablemente tengamos en breve medicamentos que puedan ayudar, y por lo menos conseguiremos que la gente no muera. Se les olvida a ustedes que hay innumerables empresas farmaceúticas interesadas en que esto suceda.
Con pandemia o sin pandemia tenemos que seguir adelante, pero no como antes. Porque a los analistas también se les olvida que en los países del tercer mundo el Covid19 llegó para quedarse, durante mucho, mucho tiempo.
Tenemos un virus nuevo, llegó para quedarse y nos tendremos que acostumbrar.
Hacer análisis comparativos basados en escenarios pasados no tiene ningún sentido. Todo el mundo tiene miedo de que no podamos volver a la normalidad. Y quizás ni siguiera son conscientes de que esa normalidad ya no sirve. Ahora tendremos que inventar otra nueva.
Una cosa es buscar soluciones y otra muy distinta es encontrarlas. No desprecie usted el pensamiento, la deja a usted en muy mal lugar.
Con todo el respeto, me parece que las cuentas no son coherentes, ni siquiera entre si. Por ejemplo, en el escenario A,
Estima una caída del PIB en 9% – 15% y afirma que la deuda publica podría subir hasta alrededor del 110%. Si mantenemos la deuda publica estable en valor absoluto, con una caída del PIB del 9%, automáticamente el valor relativo de la deuda pasa a ser del 111%. Si tomamos un incremento del 10% del valor absoluto de la deuda y una caída del PIB del 9%, la deuda pasaría al 122% y con 15% de caída de PIB pasaría a 130%.
Y esto se puede aplicar a todos los escenarios.
0esta CLARO y no hace falta ser un lince para decir lo más importante de esas declaraciones. Salir saldremos
Impresionante pero ya basta de alarmismo…. Tan inteligente se suponen ustedes pues den SOLUCIONES… aún no hemos escuchado nada más que burlas al sistema. El cual está claro debe mejorar… Pero para eso deberían de estar los linces estos q solo saben hacer o hablar de futuro les situaciones de alarma….. Pero por dios NO SABÉIS DAR UNA SOLUCIÓN?
ACASO EL PARO NO ERA ANTES UN PROBLEMA?
ACASO LA SANIDAD TAMPOCO?
ACASO LA EDUCACIÓN TAMPOCO?
TODOS los políticos son unos linces…. Total a ellos les va quedar un sueldo de la ostia y se dedican en sus ratos libres a hacer conjeturas?
Dónde estabais hace dos meses?
Durmiendo en vuestros escaños?… Acaso los asesores del gobierno y CCAA… no han visto venir la crisis?.. Porque era comidilla en la calle… Pero claro ellos estaban haciendo el GANSO que es lo que mejor se les da…
Esto vale para GOBIERNO…. Y RWTO DE POLÍTICOS que no tiene la decencia de irse a su puñeteras casa y dejar el sitio a gente con estudios y lo más IMPORTANTE con empatia para hacerlo bien.
Con el argumento de «no alarmen y aporten soluciones» que piden varios de los que han escrito comentarios previos a éste, cabe mencionar que nadie escribiría opinión alguna en ningún medio de comunicación, columna de opinión, blog o web de ninguna clase.
No es a quienes opinamos a quien nos corresponde buscar soluciones. Éstas han de llegar de los que mandan. El resto, al permítasenis esto, podremos alertar, avisar, opinar… ¿o leer lo que no gusta debe justificar el silencio de quienes ejercen su libertad de expresión?
Por otra parte, considero que alguien que ha sido Ministro de Trabajo está sobradamente cualificado para dar su opinión en materia macroeconómica para nuestro país, y si ésta es alarmista, tanto más se aquilata y más debe servirnos a la hora de tomar decisiones personales y familiares, que es como todos deberíamos tomar este artículo-informe.
Yo agradezco enormemente la VALENTÍA del artículo y de su autor (y no es querencia ideológica, porque en preferencias políticas me encuentro en las antípodas del señor Pimentel). Es coherencia básica y reconocimiento al material de primera calidad.
Utilizo este artículo, desde que lo leí, en mi preparación económica personal y la de mi hogar, a modo de aviso a navegantes nada vaporoso sino con datos y cifras. No soy nadie para recomendar nada, pero para mí tengo que esa es la intención que alumbra al autor cuando decide escribirlo y así debería aprovecharse esa información.