Los perfiles profesionales que dominan en la Administración

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Si adoptamos el enfoque de que la Administración pública es un contenedor muy amplio y variado pero que su esencia es gestionar la información ello debería tener su eco en materia de gestión de personal. A nivel organizativo esto se sustancia, como se ha hecho referencia, en el incremento de las capacidades institucionales para la gobernanza de datos. ¿Pero cómo se instrumentaliza esta necesidad en materia de gestión de personal? Muchas pueden ser las respuestas y sus derivadas, pero aquí voy a centrarme en la necesidad de poseer un nuevo perfil profesional de gestor de la información.

Si observamos longitudinalmente los últimos cien años de evolución de la Administración podemos detectar que perfiles profesionales son los que han dominado en cada periodo histórico. No creo que haya ninguna duda que hace cien años y durante un largo período de tiempo el perfil profesional dominante en la Administración era el jurídico. Los juristas eran los mandamases de la gestión pública ya que se partía de la concepción de que la Administración era básicamente un instrumento jurídico. El resto de perfiles profesionales eran meros comparsas (ingenieros, economistas, etc.). Como la Administración es en esencia también gestión ésta era asumida estratégicamente por los juristas y a nivel instrumental resuelta por administrativos y auxiliares administrativos. A partir de los años 60 del siglo pasado se va produciendo un cambio de tendencia al ir asumiendo las instituciones públicas un rol activo en la conformación de un incipiente Estado del bienestar (sanidad, educación, etc.) y el gran reto organizativo ya no era estrictamente jurídico sino de gestión (eficacia y eficiencia en la prestación de servicios públicos). En la AGE, por ejemplo, se creó el mítico cuerpo de Técnicos de Administración Civil. A partir de este momento el perfil profesional dominante en la gestión pública eran los gestores y ya no los juristas. En mi opinión en esta crucial década 2020-2030 estamos ante un momento de inflexión parecido al relatado. La inteligencia artificial, las dinámicas de innovación y la gestión del conocimiento se canalizan mediante la gestión de la información y, por tanto, el perfil profesional que debería dominar en el futuro es el de los gestores de la información incluso por encima de los gestores puros y duros y obvio que por encima de los juristas. Por encima conceptualmente  no significa que los gestores de la información estén por arriba jerárquicamente de los gestores o de los juristas ya que los retos hay que afrontarlos de manera colectiva y colaborativa entre los distintos roles profesionales presentes en la gestión pública.

En este punto creo que es necesario presentar dos reflexiones adicionales a este análisis y propuesta:

  • Interpreto que muchos observadores consideran que la introducción de la inteligencia artificial demanda que el perfil profesional dominante en la Administración debería ser el de tecnólogo (informáticos y/o ingenieros). Creo que es un error. Obvio que los informáticos y los ingenieros tienen un papel muy relevante pero no hay que confundir los instrumentos operativos con el gran instrumento que es una buena gestión de la información.
  • La Administración pública lleva demasiado tiempo anclada en el dominio de perfiles profesionales de carácter meramente instrumental: primero juristas para domeñar el derecho público, posteriormente gestores para dominar el management público y ahora gestores de la información para liderar la gobernanza de datos como ingrediente fundamental de la inteligencia artificial. En este sentido, durante estos cien últimos años no ha habido ningún cambio significativo ya que nos limitamos a dar simbólicamente la vara de mando a unos perfiles instrumentales a otros distintos pero también meramente instrumentales. Para los amantes de la prospectiva quiero comentar que, a mi entender, este dominio de los profesionales de la gestión de la información va a ser el último escalón profesional de carácter estrictamente instrumental. Tengo la intuición que cuando se asiente la inteligencia artificial en la gestión pública estaremos en condiciones (quizás en dos o tres décadas) de que el perfil profesional dominante en la Administración pública sea conceptual: el de gestor por valores y que tenga un papel de cohesionador y de liderazgo sobre los perfiles netamente instrumentales (juristas, gestores, economistas, tecnólogos, gestores de la información, etc.)

1 Comentario

  1. Estimado profesor Ramió,
    hace algún tiempo que vengo observando con preocupación sus artículos sobre inteligencia artificial en este espacio.
    Con preocupación porque parece proponernos una especie de Matrix Administración Pública, y, por tanto, Estatal, como algo:
    1. Inevitable.
    2. Deseable.

    Con el máximo respeto y admiración que usted me merece (y lo seguirá haciendo, sin duda), me permito proponer que tal vez esté en un sesgo cognitivo, consecuencia, según parece inferirse de sus escritos, de una admiración por la inteligencia artificial, sin valorar críticamente los aspectos más oscuros que ésta pueda acarrear, si no se somete a la voluntad humana.
    A mi juicio, este Matrix Estatal del que usted viene hablando, en línea con el paradigma transhumanista que hace mella en los valores humanistas, es evitable y no resulta, en modo alguno, deseable, puesto que el ser humano ha de seguir siendo el centro del pensamiento humano (humanismo, no transhumanismo).
    Tal vez haya que leer o releer «El hombre del bicentenario», de Isaac Asimov, para intentar detener esta distopía del «no ser humano» (y «no ser servidor público», si me permite el juego conceptual).
    Un saludo.

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