Reinos de España y Comunidades Autónomas; un Peligroso Viaje al PasadoNavegando en nuestra historia de España, desde la invasión musulmana allá por el año 711 hasta el descubrimiento de América allá por el año 1492 y la unificación alcanzada por los Reyes Católicos, contemplamos un país fragmentado y dividido a lo largo de casi ocho siglos con la existencia de numerosos Reinos tales como el Reino de Asturias, de Navarra, de Aragón, de Castilla, de León, de Galicia, con sus respectivos monarcas, con sus ejércitos propios, con sus correspondientes Leyes, costumbres y fueros.-

Durante tan largo periodo de tiempo fueron frecuentes los conflictos fronterizos entre los distintos reinos y contra el invasor musulmán de forma que los pobladores asturianos, navarros, aragoneses, castellanos, leoneses, gallegos, rara vez descansaban pues la mayor parte de las horas, de sol a sol cultivaban los campos y tierras de labor, eso sí, cuando no estaban entretenidos batallando y guerreando, tarea bélica principal y cruel destino prefijado desde la cuna para todos aquellos compatriotas nuestros que tuvieron la desgracia de nacer en aquella época tan oscura del medievo español.-

Tras la promulgación de la Constitución española, casi cinco siglos después de la conquista de Granada por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, el mapa político y territorial español empieza a dar un vuelco de notables e imprevisibles consecuencias.-

Treinta años después del nacimiento de nuestra carta magna, qué nos va quedando de aquel magnífico consenso propiciado por los padres de la constitución y que quedó reflejado en un novedoso proyecto de Estado de las autonomías y regiones de España que habrían de convivir pacífica y en estrecha armonía, no sólo entre ellas sino ante todo y sobre todo con el Estado central que las había alumbrado y traído a la vida.-

Treinta años después, qué nos queda de aquellos buenos deseos de colaboración y estrecha cooperación entre las regiones y comunidades de España y entre éstas y el Estado español.

Qué nos queda, reitero, de aquellas sinceras promesas de consenso y la solidaridad como estandarte y cruz de guía.-

¿Es que acaso van bien las relaciones de vecindad entre unas regiones y otras y entre éstas y el Estado?

Han pasado treinta años de andadura constitucional y cada vez son mayores los roces, discrepancias y disputas entre unas Comunidades y otras y entre éstas y el Estado.-

La escalada de quejas, demandas, reivindicaciones de unas y otras, entre unas y otras, algunas más que otras, parece no tener fin ni medida y el Estado agobiado, presionado, se ve impotente para atender y satisfacer a unas y a otras, no sólo ya competencialmente sino ante todo y sobre todo financiera y económicamente hablando.-

Es verdad que todas las comunidades y regiones necesitan tener un conjunto suficiente de facultades y competencias y un nivel apropiado de recursos económicos que hagan viables sus proyectos de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos pero no es menos cierto que también existe un Estado constitucionalmente previsto, padre de las criaturas que se está viendo desbordado, inquietado, con cada vez menos recursos, menos funciones y hasta en ocasiones ninguneado.-

Tendríamos que hacer, todos y todas un ejercicio de profunda reflexión y de responsabilidad, ciudadanos y políticos y analizar dónde estamos y hacia donde podemos llegar.-

El Estado de las autonomías fue una bella idea fruto del consenso, de la madurez y de la racionalidad política y ciudadana, señal de progreso, pluralismo y democracia.

No dejemos pues que la envidia y la ambición desmedida rompa aquel magnífico proyecto de convivencia y cooperación entre todas las regiones y pueblos de España y entre éstos y el Estado español.-

Miremos al pasado, repasemos nuestra historia, no volvamos a una España fragmentada de los Reinos de Asturias, de Navarra, de Aragón, de Castilla, de León, de Galicia, con sus respectivos monarcas, con ejércitos propios, con distintas Leyes y fueros y todo ello en medio de largas batallas, disputas y rencillas.-

Porque hemos de pensar que una vuelta al medievo, a esos siglos oscuros de intrigas, demonios y recelos no tendría marcha atrás porque Isabel de Castilla y Fernando de Aragón se fueron para siempre y no volverán jamás.

5 Comentarios

  1. Sólo respondeme a un par de preguntas:

    ¿Por qué yo nací leonés y ahora me llaman castellano?
    ¿Por qué no crean la autonomía de Cataluña y Aragón? A ver qué sienten los aragoneses cuando les llamen catalanes o viceversa.
    ¿Por qué la constitución dice que todos los pueblos españoles tendrán derecho a constituirse como ellos demanden y León no?
    Al final me salieron varias (y más que me dejo)
    P.D. Si no encuentras soluciones preguntales a Rodolfo y a Gregorio…
    No vale la respuesta Región Histórica, esa es falsa.

  2. 1) Te llamarán castellano-leonés en el peor de los casos. Igual que unas veces te llaman por tu nombre y otras veces te llaman por tu nombre y un apellido.

    2) Ya están en ello. Hay un proceso en marcha de construcción de los «países catalanes» que idealmente incluiría: Baleares, la Comunidad Valenciana, Aragón y un trozo de Francia incluso.

    3)No sé que Constitución has leído tú, pero en la española no dice nada de eso. Fijaté como estamos ahora e imaginaté como estaríamos con más de 8.0000 pueblos constituidos como ellos demanden. Lo de las Guerras Carlistas y el Cantonalismo, no sería nada comparado con lo que pasaría, y Afganistán parecería un País civilizado a nuestro lado.

  3. Grande. Gracias por compartir su reflexion . tras la unión dinástica de sus católicas majestades se preservaron las fronteras aduanas leyes y fuerzas armadas de los diferentes estados o reynos y señoríos como usted los llama. En todo caso coincido con el fondo que quiere transmitir y sobre todo la forma tan locuaz de expresarlo. 🙂 unidos somos mas fuertes y mas solidarios.

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