Zapatero se presentará de nuevoEl barco de nuestra economía lleva mucho tiempo zarandeado por una tormenta sin precedentes. Demasiado tiempo para una marinería exhausta, desangrada por un paro de más del 20% y una pérdida de poder adquisitivo, renta y competitividad como no se conocía en el siglo. Apenas si recordamos cómo, hace apenas tres años, nuestra nave navegaba a toda vela por un océano limpio y despejado. Desgraciadamente para nosotros, no supimos interpretar las señales del ciclón que comenzó a formarse al norte del Golfo de México y el vendaval nos pilló desprevenidos. Nuestro capitán Zapatero seguía negando la tormenta a pesar de que el agua ya inundaba nuestras bodegas. Ordenó un rumbo equivocado y nos tragamos las sucesivas olas de la tempestad. Primero la hipotecaria, después la financiera. Cuando parecía que el mar comenzaba a serenarse, la tremenda ola de las deudas públicas por poco nos manda al garete. Y ahora, cuando con sangre, dolor y lágrimas comenzábamos a sacar cabeza del pelotón de sufrientes rezagados como Grecia, Portugal o Irlanda, una nuevo nubarrón, negro y terrible, se cierne amenazante sobre nosotros. Se trata de la temida guerra de las dividas, librada en principio entre EEUU y China, pero a la que ya se han unido Brasil, Corea e India. No sabemos cómo quedará la cosa, pero por algún lado nos atizará. Que ya nos advirtieron los clásicos, que no hay mal que cien años dure, pero tampoco cuerpo que lo aguante.

Y mientras así estamos, nuestro capitán parece desorientado, agotado. Ya no luce la sonrisa confiada del ayer, ni promete dádivas ni regalos. Cada vez que se dirige a la marinería es para pedirle más y más esfuerzos. Es por vuestro bien, repite – y probablemente con razón – pero como la tropa ya está desnutrida y con riesgo de escorbuto, ya no es suficiente discurso para calmar los ánimos y crear confianza. Parte de la marinería ya intentó rebelarse con un simulacro de huelga que fracasó, y los más cercanos al patrón parecen que maquinan para sustituirlo antes de que haga zozobrar la nave irremisiblemente. ¿Aguantará el capitán o tendrá que ser sustituido por alguien en mejores condiciones de afrontar lo que aún nos queda de tormenta?

Y así estamos. Son muchos los que creen que Zapatero, gracias al apoyo del PNV y de CC, aguantará hasta final de legislatura pero que no repetirá como candidato para la siguiente. Algunos de sus propios compañeros, como Gómez o Barrera, por poner dos ejemplos, lo consideran abiertamente como una rémora en vez de como un activo. También se rumorea, en círculos cercanos a Moncloa, que el PSOE podría organizar un congreso extraordinario para la primavera de 2011 en la que se elegiría un nuevo secretario general que sería el candidato para 2012. Zapatero continuaría como presidente hasta esa época. Los menos piensan que volverá a presentarse. Entre esos pocos me encuentro yo. ¿Por qué? Pues por una sencilla razón. Si Zapatero se va ahora, pasaría a la historia como el peor presidente de la democracia. Supongo que no puede permitirse ese triste recuerdo. A esas alturas, los personajes ya se miran en la trascendencia. Por eso pienso que Zapatero repetirá. Ya sabe que la crisis comenzará a amainar a finales de 2011, por lo que podrá argumentar en 2012 que él fue quien sacó al país del marasmo. Y su tercera legislatura será más tranquila que la presente, por lo que se podría marchar a su casa tranquilo, con la sensación de la tarea cumplida. Se volverá a presentar. Ahora bien… ¿ganará? Según los datos de hoy no. Pero ¿quién sabe lo que puede ocurrir dentro de dos años?

1 Comentario

  1. Es difícil no estar de acuerdo. ¿hay posibilidad de intervenir en el mundo financiero para repartir un poco las cartas? Si no, no le veo solución. Cada vez hay menos dinero

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