La Intervención se Pronuncia

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La Intervención se PronunciaHace unos días la Intervención general del Estado nos ha dicho con exhibición de datos lo que quienes andamos cerca de las Administraciones pública sabemos de memoria.

Según su Informe “ante la falta de recursos humanos suficientes, los órganos gestores están recurriendo a figuras como el contrato, la encomienda o el encargo, desvirtuando la naturaleza con la que nace la contratación administrativa”.

Se “externalizan” tareas que deberían ser realizadas por funcionarios sujetos al derecho público y cita los casos de los ministerios de Medio Ambiente o de Asuntos exteriores. Por su parte “Red.es”, entidad empresarial del ministerio de Industria, se ha aficionado a las encomiendas y así sucesivamente. Tampoco las subvenciones se hallan muy controladas por lo que no puede descartarse que existan -dice la Intervención- “ayudas indebidas”. En las Universidades públicas se suele comentar -aunque yo no lo puedo creer- que parte del dinero de los proyectos de investigación se los gastan sus beneficiarios en viajes de veraneo de sus familiares.

Quienes ya peinamos -o nos hacemos la ilusión de peinar- canas estamos viendo este espectáculo desde la época en la que echamos los dientes en estas lides, ya desde el (des) orden franquista. Llegó la democracia en sus distintas variantes, ucedea, socialista, popular, socialista de nuevo, y vemos cómo no solo no se avanza un paso sino que, antes al contrario, se retrocede. Cada vez el embrollo es mayor.

Por eso la pregunta de toda persona prudente es: ¿tiene esto solución? ¿a qué se debe tanto despropósito? Sin duda a que existen disfunciones que la Real Academia define como “desarreglo en el funcionamiento de algo o en la función que le corresponde”. Disfunciones en los servicios administrativos, en la atribución de competencias a los ministerios, en la facilidad con la que estos se crean y destruyen y otros desarreglos corporales que podríamos ir enumerando. Cierto es todo ello.

Pero pienso que mucha culpa la tenemos los juristas que nos desempeñamos en las esferas administrativas. ¿No somos demasiados? ¿No estamos todo el día dando vueltas a los mismos conceptos, a las mismas ideas? ¿No es posible que todo ese rumiar acabe dando frutos venenosos?

Recuerdo haber participado una vez en un debate muy ruidoso sobre el silencio administrativo. Y recuerdo a un insigne jurista al servicio de la Administración desmenuzando los artículos de la ley de procedimiento administrativo reguladores del mismo: no quedó títere con cabeza, aquello estaba todo mal, no había por dónde cogerlo. Y probablemente tendría razón. Pero yo pensaba que, fuera cual fuera la redacción que se diera al maldito silencio, aquel hombre le encontraría mil vueltas al asunto. ¡Como que vivía de ello!

A veces digo en broma que cerrar por unos años las facultades de derecho no estaría mal: para mayor sanidad del panorama hispano. Habrá quien encuentre la idea algo radical pero aligerar un poco el organigrama de sabios de las leyes a lo mejor es un experimento que no vendría mal. O reducir el horario a quienes más aficionados son al embrollo leguleyesco para que disfruten de paseos al aire libre y de veladas musicales.

6 Comentarios

  1. Los políticos son muy expertos en crear problemas donde no los hay, para luego venderte sus «soluciones». Por ejemplo: dejan sin recursos humanos la Administración Pública para «ahorrar» y ponen toda una serie de barreras, impedimentos y cortapisas para la provisión y cobertura normal de las plazas. Una vez creado el problema, te venden sus «soluciones» de «urgencia», «emergencia», «imperiosa necesidad» y demás mentiras administrativas; entonces aparecen los interinajes, los convenios, los consultings, los encargos externos, los proyectos, los estudios y los trabajos de parientes, amigos, camaradas, afiliados, etc; y al final incluso, no se ve ahorro por ninguna parte, sino que la cosa nos sale más cara y funciona peor, además de que se haga trizas el Estado de Derecho. El caso más paradigmático que se me ocurre ahora, es el de las CCAA sometidas al nacionalismo: primero levantaron una frontera lingüística para que allí no entrara gente de fuera, luego se quedaron faltos de personal técnico,sanitario,docente, etc. Ahora no queda más «remedio» que instrumentar embrollados mecanismos con alambicada y sibilina ingenieria jurídica (bolsines donde se devalúa la igualdad, el mérito y la capacidad y se sobrevalora la adaptación ideológica, exenciones excepcionales «ad personam» o en determinados sectores profesionales de requisitos legales que se consideraban sagrados, como tener un nivel C de una Lengua vernácula, etc.)

    Lo del sometimiento pleno de la Administración Pública a la Ley y al Derecho es perfecto, pero desgraciadamente no va con la naturaleza hispana; y al final dentro de la Administración Pública lo que hay son personas físicas que la dirigen o manejan. Muchas de ellas están ahí desde hace mucho tiempo, haciendo lo mismo con un régimen político que con otro y con un partido que con otro y es: usar el Derecho para enriquecerse con el Derecho, emplear el Derecho para hacer trampas al Derecho y utilizar el Derecho para huir del Derecho.

  2. entiendo yo que va este artículo [url]http://www.elpais.com/articulo/opinion/hay/corrupcion/Espana/elpepuopi/20090327elpepiopi_12/Tes[/url], pero orientándolo hacia la corrupción.
    Mucha gente que hablamos y pocos que hacen.

  3. Excelente artículo Paco. En este Blog hay gente que queremos avanzar en esa dirección, a ver si vamos convenciendo a los creadores de riqueza de este país, para un cambio de modelo político-funcionarial que beneficie a toda la ciudadanía. Mientras tanto, hay cosas que se pueden hacer y algunos ya estamos en ello: desobediencia civil, objeción fiscal, resistencia pasiva, propuestas de ILP, foto-manifestaciones, etc.

  4. Señor González Benito…como siempre, sus apreciaciones sobre la realidad político administrativa de este país son certeras, lúcidas y llenas de análisis y propuesta de cambio.

    En mis 5 años de «funcionariato» creo que ya he llegado al punto de absoluta desilusión y desesperanza ante el clientelismo, las corruptelillas varias en materia de provisión de puestos y de organización, y la ineficacia total del entramado de intereses forjado entre castas funcionariales y la partitocracia reinante.

  5. En relación al artículo enviado por Paco. Pareciera suficiente la publicación de un artículo en un medio prestigiado, enfatizar el título académico del autor, y apoyarse en una «muletilla» intelectual de «los que estudiamos la corrupción a nivel comparado». Y en efecto, los 577 votos indicaría su gran aceptación. Pero, ¿dónde están las democracias libres de corrupción?

    Dado que Transparencia Internacional indica que la Percepción de la corrupción es menor o mayor, pero no que se esté libre de la corrupción. Acaso Suecia y Nueva Zelanda no se han construido bajo la corrupción de la colonización. Cierto, en Estocolmo se pueden dejar las bicicletas en lugares públicos sin dispositivos de seguridad y sus dueños las vuelven a encontrar en su lugar, y en España como en muchos países la misma confianza daría lugar al hurto, como los dineros públicos que se confían al administrador municipal o estatal. Esto significa la cultura, es decir, la educación. Pero también representa la madurez de la conciencia colectiva de un pueblo, que se teje con su historia, con la participación política y social, y el desarrollo institucional. Y sí, la regulación también es factor imprescindible en la disminución o erradicación de la corrupción, más se debe precisar su aplicación.

    Si Víctor Lapuente afirma que los países nordicos dejan «discreción casi absoluta a los auditores públicos sobre cómo llevar a cabo su labor de fiscalización». Entonces, resulta incongruente y contradictorio que éstos países hayan aceptado adherirse a la INTOSAI, dado que el sentido de sus Normas de Auditoría Pública no privilegian que el auditor público se conduzca en la discrecionalidad; pero aparte, se distingue la esfera pública de la privada, al precisar que sus Normas de Auditoría son Públicas. Caso contrario el de Nueva Zelanda que en la auditoría no se diferencía lo público de lo privado.

    El embeleso por lo privado parece un canto de las sirenas que promueve la eficiencia y profesionalidad per se, no obstante que la corrupción también permea su actividad, pero nuestro autor en cuestión señala «la corrupción que asolaban la mayoría de niveles administrativos en Estados Unidos hace ya más de un siglo, se enfrentaron a redes clientelares cuyo poder parecía inexpugnable. Sin embargo, triunfaron..». Luego, ¿Por qué los recientes escándalos bancarios, corporativos, y financieros ocurridos en Estados Unidos?

    Parece fácil hablar a muchos sobre la corrupción y su relación con la auditoría pública, pero pocos lo hacen bien. Por lo que, ¿Podrá alguien en España erradicar la docta ignorancia?y

  6. 3 ojos ven más que 2 y a veces, el erudito académico se queda miope con tanta lectura libresca, perdiendo la perspectiva que da el ejercicio profesional en puestos y países diversos, la especialización o las informaciones contrastadas sobre la realidad actual. También es cierto que hay países con gran nivel de integridad legal de «puertas para adentro», pero que han jugado muy sucio a nivel internacional. Baste como ejemplo el apoyo prestado por EEUU a regímenes políticos corruptos, con dictadores tipo Pinochet, para los que se quedan cortos calificativos como: ladrón de dinero público o asesino de su propia población.

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