(SEGUNDA TESIS). Cinco tesis sobre los Secretarios, Interventores y Tesoreros de la Administración Local.

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[Primera tesis] ; [Tercera tesis]; [Cuarta Tesis (1)]

SEGUNDA TESIS. UNA PROFESIÓN IDENTIFICADA Y COMPARTIDA EN OTROS PAÍSES DE LA UNIÓN EUROPEA. UN ROL EN EVOLUCIÓN PERMANENTE

Nuestro colectivo pertenece a una organización profesional común que desde el año 2003 es miembro observador permanente del Congreso de Poderes Locales y Regionales del Consejo de Europa: La Union des Dirigeants Territoriaux de l’Europe (UDITE) (www.udite.eu)

Actualmente forman parte las asociaciones profesionales de España, Francia, Irlanda, Portugal, Bélgica, Italia, Malta, Luxemburgo y Rumania, pero en el período 2002-2004, la UDITE en el cual se produce la aprobación del estatuto de observador permanente en el Consejo de Europa, la organización llegó a integrar hasta 15 asociaciones profesionales (además de las actuales, la SOLACE del Reino Unido, la VGS Holandesa, la Asociación de Directores Comunales de Dinamarca, la Asociación de secretarios municipales y provinciales de Hungría y las asociaciones de Letonia, Estonia y Chipre; algunas de ellas situadas hoy en la órbita de la ICMA norteamericana). La UDITE ha llegado a agrupar a más de 15.000 miembros. Una referencia de cada uno de estos perfiles profesionales puede obtenerse en el articulo “Los Secretarios de Administración Local. Entre la gestión y el Control. Un rol en evolución”, JI Soto Valle, publicado en la Revista QDL Cuadernos de Derecho Local Num.55/2021. Fundación Democracia y Gobierno Local.

En la UDITE se han realizado diferentes estudios sobre los retos de nuestra profesión en los diferentes países con el horizonte europeo que marca la agenda local. Estos  estudios compartidos entre las asociaciones profesionales y Universidades de diversas ciudades europeas como la Universidad de Odense (Pr. Pol Mouritzen, Dinamarca) o Bruselas (Pr. Alan Eraly, Bélgica), permiten tener una visión estratégica para nuestra profesión en Europa, que identifique los elementos más solidos para el futuro y nos permita obtener una perspectiva común más allá de las diferencias nacionales. La agenda de los gobiernos locales en Europa cada vez define con mayor nitidez que tipo de administraciones municipales necesitan las más de 90.000 unidades de gobierno local existentes en la UE.

Estos puntos de acuerdo de nuestra asociación profesional europea revelan -además de un mismo «biorritmo profesional» como acertadamente describió nuestro colega holandés de la VGS y antiguo Presidente de la UDITE Alan Vendellvo– unos retos comunes que nos han permitido, a modo de ejemplo, tener un Código Ético SITAL (2005) pionero en España por influencia del aprobado en Siena en el año 2000 por la UDITE hasta actuar en defensa de la permanencia y la estabilidad en el ejercicio de las funciones en el caso de los secretarios municipales de la ANSEK maltesa.

También nos permite identificar el perfil de formación que requieren hoy nuestras  administraciones locales; es decir la preparación y la formación de sus agentes más cualificados en aquellas habilidades directivas que refuercen o complementen la capacidad de respuesta de su estructura ante los retos de la modernización e innovación permanente del sector público europeo.

Nuestro colectivo profesional es experto en técnicas y procedimientos que los gobiernos locales deben de utilizar en un estado de derecho. Aquí radica el ADN de nuestra profesión. Pero el liderazgo en el ámbito de las funciones que la ley reserva al colectivo requiere de otras capacidades y habilitades ligadas a una nueva administración. «Los procedimientos en los que somos expertos se orientan a los resultados y esto no es ajeno al secretario del municipio». Así resumía este reto Antonino Saïja, antiguo Presidente de la Unione Nazionale dei Segretari Comunali e Provinciali italiana (UNSCP) y primer director de la Escuela Superiore della Pubblica Amministrazione Locale (SSPAL). Un reto que revela un rol en evolución permanente.

Hace más de 25 años ya decíamos en la UDITE que la adaptación de la cualificación universitaria previa, los procesos de selección y una formación especializada eran presupuestos necesarios en revisión permanente en el contexto de la construcción europea y de los propios requerimientos de las políticas y de las reformas conjuntas en toda la UE; unas reformas que indudablemente tendrían una incidencia cada vez mayor para los gobiernos locales. Hoy, la agenda estratégica de los municipios de la UE está escrita más allá de los ámbitos nacionales, desde la Directiva Bolkestein hasta la Directiva Whistleblowing, pasando por las Directivas de Contratación o de Protección de Datos.

Todo esto nos permite afirmar que nosotros no somos un accidente de nuestro régimen local y compartimos una profesión que tiene profundas raíces en muchos países de la UE. Nada es más igual a la secretaria municipal de la villa de Naxxar en Malta que la secretaria municipal de Cadaquès o la Secretaria General de Bilbao a la DGS de Lyon

El informe del Congreso de Poderes Locales y Regionales del Consejo de Europa sobre “La democracia local y regional de España” de 20 de marzo de 2013, emitido con motivo de la tramitación del entonces proyecto de Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración local, refuerza las funciones del SITAL y las considera adecuadas a la Carta Europea de Autonomía Local (CEAL). Dice literalmente este informe: «…Es evidente que el papel de estos funcionarios especiales es de gran importancia para todos y cada una de las autoridades locales, puesto que desarrolla (de forma exclusiva) funciones legales cruciales y de gestión».

Con la perspectiva europea de la profesión pretendemos ayudar a entender mejor el contexto en el cual desarrollamos nuestras funciones; un contexto en el que a menudo emerge como el Guadiana el debate sobre un espacio –el directivo -que siempre tendrá perfiles imprecisos, variables, y que no puede ser en modo alguno ajeno a los cambios en los sistemas de gobierno local en la Unión Europea.

Es en este espacio de contornos imprecisos y cambiantes en el que nuestra profesión aparece sin embargo bien identificada en torno a la especialización en técnicas y procedimientos que los gobiernos locales deben asegurar, como decíamos, en un estado de derecho; una especialización técnica dotada de una cierta autonomía y neutralidad ante el poder político y revestida de una especial responsabilidad en su ejercicio. Estamos sin duda ante unos roles de perfil propio y diferenciado de la llamada “función directiva local” que aparece ligada a la confianza política como principal resorte de vinculación y de permanencia como ha ocurrido con la dirigenza degli enti locali  italiana.

Una de las contribuciones estratégicas más relevantes de la UDITE ha sido orientar bien nuestra posición en ese espacio profesional que no trata de competir con otros liderazgos operativos que las diferentes reformas vienen atribuyendo al nivel político de las organizaciones locales en Europa. De manera que si la opción de las sucesivas reformas del gobierno local en la UE pasa por el reforzamiento del liderazgo operativo de los jefes del ejecutivo local, nuestro colectivo en Europa, respetando  la legitimidad de esta opción, adopta una posición útil al gobierno local en este nuevo escenario. El fortalecimiento del liderazgo operativo de los alcaldes y alcaldesas es una opción clara en toda Europa y difícilmente va a cambiar en el futuro.

La llamada  Nueva Gestión Pública (NGP) y la doblemente calificada como función directiva profesional ha fracasado en España porque no ha reconocido esta opción y ha intentado definir su campo de juego en un ámbito de actuación –un espacio– que corresponde por competencia a quien ejerce el liderazgo  político de la organización. De ahí las resistencia a un estatuto profesional del directivo local.

El acierto en el ejercicio de contexto al que atiende permanentemente la UDITE facilita una orientación útil sobre el espació en que nuestras organizaciones locales asignan el ejercicio de las funciones públicas necesarias. En el caso de España, analizar ante qué tipo de espacio operativo estamos, como lo configura el sistema de gobierno -si lo permite o no con cierta autonomía y profesionalidad- y si en él caben otros agentes o perfiles diferentes y en qué condiciones es una tarea que la organización asociativa de la profesión no puede obviar.  

Se trata de verificar si este espacio de dirección, o de alta administración -como prefieran- situado en el vértice de nuestras organizaciones tiene las condiciones adecuadas de autonomía, profesionalidad y responsabilidad para construir con valores de modernización e innovación, una administración alternativa a la burocratización, que renueve los valores positivos que ésta también incorpora en clave de servicio público. Esto no se ha hecho hasta ahora. De ahí la frustración de expectativas de la llamada “función directiva profesional”. A continuación hablaremos de ello.

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