Un alfabeto urbanístico común… La norma técnica de planeamiento

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Un alfabeto urbanístico común... La norma técnica de planeamientoEn el ámbito industrial a nadie sorprenden ya los procesos de normalización. La definición de estándares y características homogéneas que permitan asegurar unas condiciones aceptables de calidad o seguridad es hoy un lugar común pacíficamente asumido. Tal proceder, unido a prácticas administrativas ágiles y que, poco a poco, se van generalizando al conjunto de actividades económicas merced al impulso proporcionado, una vez más, por las instituciones europeas, hace que la normalización industrial no sea hoy discutida como herramienta reguladora.

Mientras tanto, el urbanismo sigue siendo un proceso artesanal y, como la propia artesanía, da lugar a productos únicos. Lo que ocurre es que, cuando de técnica se trata, tan ilimitada diversidad dista mucho de ser un activo. Más bien al contrario, el planeamiento artesanal, el de cada maestrillo su librillo, conduce inexorablemente a una tremenda inseguridad para los operadores jurídicos. No es infrecuente, en este sentido, que en los planes aparezcan conceptos ausentes de las leyes o contradictorios con ellas, ni que las normas urbanísticas se conviertan en auténticos códigos en los que se reproducen leyes o reglamentos, éstos de rangos y eficacias de lo más diverso, dando lugar a un conjunto normativo oscuro y difícil de aplicar. La inseguridad se agrava, por lo demás, cuando el planeamiento se queda anticuado y no se renueva en décadas o cuando, como ha ocurrido en los últimos años, las leyes urbanísticas se suceden con cierta rapidez para tratar de regular de manera adecuada la realidad sobre la que se proyectan.

Parece imposible hablar el mismo lenguaje. Piensan algunos que resulta del todo imposible  concretar determinados conceptos básicos. Incluso existen quienes consideran indispensable una diversidad que conduce inexorablemente a que idénticas realidades se expresen con distintos grafismos, sin razones de peso que lo justifiquen, en municipios colindantes o aún en el mismo municipio.

Las anteriores reflexiones justifican la regulación y elaboración de una norma técnica de planeamiento. Existen experiencias al respecto en diversas Comunidades Autónomas (Canarias, Castilla y León, Castilla-La Mancha o Navarra, por ejemplo). La reciente Ley 3/2009, de 17 de junio, de Urbanismo de Aragón, incorpora a Aragón a ese esfuerzo al regular en sus artículos 103 a 105 la norma técnica de planeamiento, instrumento dirigido a unificar los criterios técnicos para la elaboración de los documentos de planeamiento urbanístico estandarizando la cartografía de utilidad urbanística, la terminología y los conceptos urbanísticos generales. Se trata con ello de reducir el grado de discrecionalidad, si no de inseguridad, en la interpretación de los instrumentos de planeamiento urbanístico, por un lado, y de facilitar su integración en los sistemas de información territorial y urbanística de Aragón. Normalizar para facilitar la difusión y conocimiento del urbanismo son, pues, objetivos íntimamente unidos.

El contenido de la norma técnica de planeamiento ha de resultar coherente con tales propósitos. No se trata de suplantar en modo alguno la capacidad de decisión y de gobierno del urbanismo que corresponden a los diferentes niveles administrativos. No se trata, tampoco, de quebrar la diversidad derivada de la existencia de muy diferentes equipos técnicos y centros de decisión. Se trata de lograr que esas decisiones se expresen en la misma lengua y, además, con el mismo alfabeto. Se trata, también, de lograr abaratar los costes de planeamiento, cada vez más elevados al ampliarse desde múltiples perspectivas sectoriales la carga documental del planeamiento urbanístico. Llamar a cada cosa con su propio nombre, pintarla con sus propias trama y color, facilitar la informatización del planeamiento y el tratamiento de la información urbanística. Además, para la elaboración de la norma técnica serán oídos, al menos, los colegios profesionales cuyos titulados tengan competencia en materia urbanística y será sometida a información pública y a informe del Consejo de Urbanismo de Aragón.

1 Comentario

  1. La uniformidad y la homogeneidad son asignaturas pendientes en España que se habrían de extender a otros ámbitos, porque simplifican, aclaran, facilitan y producen ahorros; pero aquí solo se habla de «normalización» para montar un caos lingüístico. Los códigos secretos y confusos, las multiplicidades, los particularismos, las costumbres, usos y prácticas poco claras, las complejidades artificiales y los embrollos, son el caldo de cultivo para las ineficiencias y para las raterías de los truhanes. Ya se sabe que «a río revuelto, ganancia de pescadores»

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