¿Dos Españas? No, dos fuentes de información.

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En los inicios de la transición democrática el Parlamento español, que entonces todavía solíamos llamar las Cortes, tenía un espectro político muy variado, en el cual existían dos extremos muy radicales, pero con muy poca representación, y una nutrida variedad de partidos que dialogaban entre ellos. Fruto de este diálogo nace la Constitución y España ha podido gozar de su más amplio período de paz en mucho tiempo. Cierto que el terrorismo dificultó extraordinariamente esa paz, pero salvo una absoluta minoría, todos estábamos de acuerdo en condenar esos hechos.

Transcurridos 43 años desde que la Constitución es aprobada, la realidad social española es absolutamente diferente. El clima de enfrentamiento se extiende cada vez más y en más ámbitos de la sociedad.

Recuerdo hace unos años que unos amigos, que trabajaban como funcionarios en el Congreso de los Diputados, contaban que los representantes de los diferentes Partidos protagonizaban encarnizados enfrentamientos dialécticos, con apariencia de que podrían llegar a las manos, pero que en la realidad cuando se apagaban las cámaras tenían muy buena relación personal unos con otros. Incluso miembros enfrentados podían compartir mesa y mantel en una misma tertulia. Hoy en día, las diferencias personales entre nuestros representantes no les llevan a pegarse, pero al salir del Pleno ni se les ocurriría ir a comer juntos. Pero lo preocupante no es que entre nuestros políticos existan diferencias ideológicas irreconciliables, sino que han extendido sus rencores y rencillas a todos los rincones de la sociedad.

Pero no es extraño que los diferentes españoles tengan distintas visiones. Especialmente si tenemos en cuenta la deformación informativa a la que nos someten los medios de comunicación. Si una persona lee El País y sigue los informativos de la Sexta, inevitablemente pensará que de forma diametralmente opuesta que si lee el ABC y ve los telediarios de Antena 3. Pero no es de extrañar, no solo por el sesgo de los artículos de opinión en uno y otro medio, sino por el hecho de que noticias que uno da, repite, comenta y analiza, destacando el tema como un auténtico escándalo, en el otro puede ni ser noticia o solamente ocupa un mínimo recuadro en el faldón de una página par de la mitad del periódico.

El resultado es que cuando se ve discutir sobre asuntos de política a dos españoles, si rascamos un poco en sus razonamientos podremos observar que ambos viven en dos mundos diferentes, en los que ocurren dos hechos distintos según se mire. Donde unos ven la noche, otros ven el día y viceversa.

Se supone que los periodistas tratan las noticias con imparcialidad, buscando informar, pero la realidad es que la radicalización de los bandos hace parecer que su principal objetivo es influir en la opinión pública.

Y qué decir de las encuestas. Si vemos las encuestas de intención de voto del CIS dan el resultado absolutamente contrario al de las que publican medios privados. Lógicamente, cuando hay elecciones siempre hay explicaciones para justificar las desviaciones de unas u otras encuestas. Pero, ¿a quién creemos?

La verdad es que existen dos Españas, irreconciliables, pero es así por vivir dos realidades diferentes. Es como un partido de futbol del Real Madrid contra el Barcelona visto por los hinchas más radicales de uno y otro equipo. Lo que para uno es penalti y expulsión, para el otro es una tarjeta amarilla clara al delantero por fingir falta.

1 Comentario

  1. tengo una cosa clara visto la experiencia que he tenido con PP-PSOE, con PODEMOS estuve a punto de votar por ellos, en lo que me quede de vida pienso volver a equivocarme, me da igual que cambien de aspirante o no, no se como todavía puede haber gente que vote según las encuestas, no les afecta a ellos el bolsillo? en fin creo que sería para que se lo hicieran mirar.

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