Estamos abatidos. 2008 nos ha pegado un palo tremendo, y miramos con desconfianza el año por venir. Los que se suponen que saben nos dicen que aún será peor, y un escalofrío nos recorre la espalda. ¿Peor aún?, musitamos. Pues bien, debemos olvidar la verborrea de esos augures. El futuro es impredecible. Desconfiemos de los vaticinios que sobrevuelan como grajos negros sobre nuestros ánimos. ¿Por qué deberíamos confiar en las predicciones públicas o privadas, del gobierno, del FMI o del BBVA? Todas se equivocaron. Nadie nos dijo que el sistema bancario internacional era un cascarón vacío, ni que en las principales agencias de valores habitaba el indio Jerónimo y sus Apaches. Es ahora, mientras nos despeñamos hacia un abismo sin fondo, cuando los economistas nos explican lo que ya ocurrió. Que si las subprime por aquí, que si el problema de la liquidez por allá. Pura palabrería. La mente humana crea discursos para explicar la realidad, pero mirando al frente a través del retrovisor de la historia. Somos una gran máquina que avanza mirando hacia atrás. Alguien dijo con acierto que los economistas explican brillantemente los acontecimientos ya pasados. Tenía razón, nunca podrán conjurar su maldición ni sabrán anticiparse al futuro.
Pero no tenemos remedio. La humanidad precisa de certezas, y acudimos a nuestros oráculos con la fe del converso. Ayer fue Delfos y hoy Salomón Brothers. Por muchas tortas que hayamos recibido, necesitamos que alguien con una supuesta autoridad nos muestre el futuro que nos angustia. Pagamos por la ilusión de anticipar lo que puede ocurrir y eso, como en el dicho del torero, no puede ser y, además, es imposible.
¿Qué pasará en 2009? Pues no lo sabemos. Quizá sea mucho peor que el escenario más pesimista, pero también puede resultar mucho mejor de lo que nos indican las predicciones más optimistas. Quién sabe. Creemos que todos los cisnes son blancos, cuando la realidad nos demuestra que también existen los cisnes negros. Tomo la idea prestada del ensayo El Cisne Negro, de Nassim Taleb, en el que se aborda el impacto de lo altamente improbable. La realidad no es predecible. Por eso, todos los modelos predictivos fracasan con estrépito uno tras otro. La realidad queda condicionada por sucesos inesperados que modifican bruscamente los escenarios. Esos acontecimientos extraños, absurdos e imprevisibles, reciben el nombre de cisnes negros, por contraposición metafórica de los habituales y predecibles cisnes blancos. Según Taleb, un cisne negro es raro, pues habita fuera del reino de las expectativas normales y conocidas, produciendo, además, un impacto tremendo. La ciencia en general y la predictiva en particular, ya inventará justificaciones y explicaciones una vez que ha acontecido. Como estas rarezas impredecibles son las que construyen el futuro, el futuro no se puede predecir. Quienes lo intentan y a ello se dedican, simplemente están jugando a los dados. No debemos hacer demasiado caso de sus majaderías.
Podemos ser optimistas o pesimistas. Al fin y al cabo, el futuro está por escribir y depende mucho más del azar de lo que nos creemos. ¿Por qué amargarnos entonces? Le animo a que sea heterodoxo y políticamente incorrecto y se convenza de que los augures de la catástrofe se equivocan una vez más. Nadie sabe si quebraremos mañana o si, por el contrario, lograremos recomponer el negocio. Apuntémonos a lo bueno, es simple cuestión de probabilidad. Estas semanas debemos esforzarnos por vislumbrar un rayito de esperanza. Disfrutaremos, al menos, de una navidad más feliz.
Excelente comentario Manuel, cargado de razón objetiva y aderezado con unas pizcas de optimismo propias de estas fechas.
Feliz Navidad a todos.
En primer lugar, porque olvida que muchisimas personas entre ellos probablemente el autor del artículo, sabian que la burbuja inmobiliaria no podia sosternerse en el tiempo, y que históricamente las correcciones inmobiliarias han sido siempre traumaticas.
Que a este mál endémico de nuestra economia, se haya sumado el de la crisis internacional, podria ser imprevisible, si no fuera porque ya en enero se comenzó a destruir empleo, y en el octubre anterior los bancos centrales tuvieron que inyectar liquidez de forma urgente. Tampoco me olvido de nuestro Sr. Pizarro en el debate con Solbes, que obviamente perdió.. pero que ha cumplido sus vaticinios de crisis sobradamente. Así que no es cierto que los economistas van a toro pasado. Algunos,. tambien de la izquierda como varios profesores de estructura económica de cataluña hace tiempo que venian vaticinando lo que venia .. otra cosa es que nadie los quisiera oir.
Cuando se va de prepotente, de perdonavidas, de champions league, de legislatura de pleno empleo, es que no se sintoniza con la realidad y se vive en los mundos de yuppy.
Buenos dias… menuda inocentada la de zp… digna de un dia como Hoy
28 de diciembre.. Porque alguien se cree que se va a crear empleo intensamente a partir de marzo ?… otra vez marzo…. que tendrá ese mes… preparense para lo peor.
Así que haciendo caso omiso al ilustre articulista sr. Pimentel, conviene hacer caso de las previsiones de economistas con fundamento y conocimiento. como esos catedráticos de chaqueta hortera de la universidad de Columbia o esos otros abogados del estado y economistas de renombrada reputacion en la empresa privada. Lo siento sr. Pimentel, pero las cosas son como son y no como uno quisiera que fueran.
Antonio Pardos.